domingo, 29 de enero de 2012

LA RED FUTURA

Espero que disfrutéis tanto como yo de esta genial conversación sobre todo lo bueno que Internet nos podrá proporcionar en la educación, en la motivación, en la curiosidad y en nuestras vidas… a finales de los 80. Todo ello de la mano de uno de los mayores visionaros que ha existido, Isaac Asimov.

miércoles, 25 de enero de 2012

MUNDIAL



Adoro esa sensación de euforia que te recorre los cartílagos cuando oprimes el botón de preparar un viaje mítico: planear unos paisajes, los reencuentros, las largas conversaciones, los amigos, las risas, los paisajes, los bailes, las texturas, los sonidos que no podemos llegar a imaginar, las experiencias… Es increíble aquello de oprimir una tecla y fabricar automáticamente todo tipo de instantáneas.

Ojala nunca seamos demasiado viejos para dejar de cargarnos la mochila al hombro y comenzar a llenarla una y otra vez. Por muy llena que esté, eso es lo que nos da energía, luz a nuestras pupilas, entusiasmo y coraje.

Lo mejor de los viajes es ver paisajes que te hipnotizan y encontrar hombres que te sorprenden. Siempre hay paisajes insospechados que añorarás mientras vivas y siempre hay tipos de una pieza con los que te tropiezas en el camino, a los que no volverás a ver jamás y echarás de menos toda tu existencia.

Vagabundo en África. Javier Reverte

domingo, 22 de enero de 2012

SALTARÍN



De cómo viajar atrás en el tiempo y permanecer allí unos minutos. De cómo re-sentir los escalofríos del pasado. De cómo recuperar los síntomas de lo que nos asustaba y debilitaba, lo que nos hacía diminutos, nos contraía. De cómo parafrasear el futuro anhelado. De cómo volver a la vida que ya no tenemos e imaginar lo que ya no somos.

jueves, 19 de enero de 2012

INNATO

El arte. Esa tremenda componente en nuestras vidas que nos hace movernos, que nos hace vibrar, que nos hace sentir que aquello, fuera lo que fuera, valió la pena.

Es cierto que sólo los que disfrutamos del lujo de tener las necesidades primordiales cubiertas, nos podemos entregar a su deleite, pero siempre, por siempre tendemos a éste. A saborear unas bellas palabras, a dejarnos estremecer por unos acordes diferentes que sin saber cómo tocan alguna fibra oculta en nuestro amasijo de tendones, a quedarnos petrificados ante la exactitud de la imaginación con forma de lienzo, a cortar la respiración ante una escena bordada, sin nada que sobre, ni nada que falte, a cerrar los ojos y abrir nuestra mente ante un ritmo que nos zarandea el cuerpo: a emocionarnos con la grandeza de la Humanidad.

Y no sólo eso, lo que me resulta –incluso más- increíble, es que cuando nos dejas libres, cada uno escoge su manera de expresarse, de plasmar en belleza lo que remolonea por sus vivencias. Lo he visto con estos ojos, os lo juro, lo he visto. El heavy más duro lleva dentro suyo un poeta, el ejecutivo más frío no puede retener al niño que fue por mucho tiempo, el analfabeto que nunca fue a la escuela es incapaz de retener ese canto de lágrima gruesa que lleva dentro, el más estricto de los jueces puede tener un orgasmo con una puesta de sol. Es innato a nuestra naturaleza. Es lo que nos da vida, aire, energía.

El solaz que me da este trabajo de la mente y del corazón, reside en que sólo aquí, en el silencio del pintor o del escritor, puede recrearse la realidad, ordenarse nuevamente, mostrar su sentido profundo. Nuestros actos cotidianos son en realidad la arpillera que oculta la tela laminada de orador, el significado del diseño. Por medio del arte logramos una feliz transacción con todo lo que nos hiere o vence en la vida cotidiana, no para escapar al destino, como trata de hacerlo el hombre ordinario, sino para cumplirlo en todas sus posibilidades: las imaginarias.

Justine, Lawrence Durrell

domingo, 15 de enero de 2012

SILENCIADOR



Hans lo escuchaba sorprendido y meditaba sobre la incontinencia súbita de las personas calladas. La gente silenciosa tiene mucho que decir, sobre todo cuando no habla. Existen muchas clases de silenciosos. El silencioso avaro, que se reserva sus opiniones para repasarlas con mordacidad y detalle en cuanto se queda a solas. El silencioso resignado, que jamás se plantea la posibilidad de tomar la palabra porque está convencido de que no tiene nada que decir. El silencioso perverso, cuyo mayor placer es disfrutar de la curiosidad que su mutismo despierta en los demás. El silencioso impotente, que quisiera decir algo pero nunca encuentra el momento y es, en realidad, un hablador frustrado. El silencioso estricto, que ni siquiera cede a la tentación de confesarse a sí mismo sus secretos. O el silencioso precavido, como era quizás el caso del señor Levin. El señor Levin había aprendido a callarse ante las opiniones ajenas para no resultar incómodo. Esta disciplina de silencio le había resultado mortalmente aburrida, de no ser porque le daba la ventaja de conocer qué pensaban los otros sin que ellos supieran lo que pensaba él. Y aunque no utilizase esa ventaja para nada en concreto, le parecía que esta forma ahorrativa de concebir la palabra era una especie de tesoro moral que tarde o temprano le daría dividendos.

El viajero del siglo. Andrés Neuman

miércoles, 11 de enero de 2012

ATESORANDO



Somos jóvenes, cada vez menos, pero lo somos. Y por tanto, tenemos casi hasta la obligación de salir noche tras noche a reírnos a carcajadas, a dar largos paseos por el puro placer de sentir el sol rebotar contra nuestra piel, a saltarnos horas de las comidas, a embriagarnos más de lo que deberían las personas responsables, a merendarse los compromisos porque nos damos permiso, a dormir poco o muy poco y lucir con satisfacción las ojeras provocadas, a relegar para luego los obligaciones, a todavía poder decir no es tan importante, a desdeñar el afán de limpieza, de orden, a esgrimir nuestro derecho al caos, a ser vibrantes e idealistas, a cansarnos, a hacer animaladas y lucirlas con orgullo en nuestro curriculum.

Aunque nunca seremos del todo conscientes y sea contradictorio, deberíamos estar abrazados a nuestros últimos años de juventud como niño a pata de una mesa.

La joven que soy yo no tiene conciencia, como jamás la ha tenido ningún joven, de estar disfrutando del regalo de la juventud. La juventud se vive sin saber qué significa, eso forma parte de su esencia. Y tal es la ignorancia en la que vive la juventud su propia condición que, en ocasiones, como es mi caso, lo que quema la sangre es la impaciencia por un futuro que no acaba de llegar.

Lo que me queda por vivir. Elvira Lindo

domingo, 8 de enero de 2012

LOS REYES TUNOS

Aunque con un poco de retraso, espero que los reyes os hayan traído muchas de las cosas que deseáis. Si no es así, espero que sepamos ver la parte patatera que existe en lo inesperado.

miércoles, 4 de enero de 2012

CON TODOS LOS SENTIDOS



Comenzamos el año respirando ya los último retazos con olor a aire puro del Pirineo, a bebé; con el sabor ardiente que producen los trillones de cafés y cervezas consumidos entre risas y guiños; con ritmo de mexicanas coreadas a pleno pulmón o nanas susurradas en orejitas minúsculas; con visiones de sobrino miedoso de Papá Noel, de montañas inmaculadas en medio de un cielo deslumbrante; con el tacto suave que produce las risotadas, las páginas atravesadas, el descanso, las pilas cargadas. Así da gusto volver a la normalidad.

Así que nunca más pasearemos tan tarde de noche, aunque el corazón siga enamorado, y aunque siga brillando la luna. Pues la espada gasta la vaina, y el alma gasta el pecho, y el corazón tiene que pararse a tomar aliento, y el amor misma ha de descansar. Aunque la noche fue hecha para amar, y el día vuelve demasiado pronto, nunca más pasearemos a la luz de la luna.

Ray Bradbury. Crónicas Marcianas.