Ya hace días –años- que le doy vueltas al tema de la traducción y la pérdida de la carga efectiva de las palabras. Esto más bien es una reflexión en voz alta, una serie de preguntas abiertas. Así que si alguien tiene alguna opinión, sugerencia o duda adicional al respecto, que hable en este post, o calle para siempre.
He observado, que en este país enorme que me ha acogido, las parejas, los amigos, los colegas (da igual la edad, desde los 15 a los 80 años), no paran de decirse a cada momento:
I love you! I love you too!. Pero siempre, es decir, cada vez que llaman por teléfono para ver si la otra persona pueden devolver una película o si salen a comprar el pan en zapatillas.
En directa comparación con mi cultura de otro país, deduzco que las palabras tienen fuerzas y connotaciones distintas dependiendo de la cultura que las utilice. Por ejemplo, nosotros traducimos un
I love you como un
te quiero o incluso, si me apuras, como un
te amo – personalmente, esta ultima forma me suena un tanto cursi-de-doblaje-de-película-, aunque esta traducción quizá estaría más cercana a la forma francesa de
je t’ame o la italiana
ti amo. Curiosamente, la forma francesa me resulta de una connotación mucho más profunda que la italiana.
Sin embargo, ¿qué es más fuerte, qué expresa más? Desde mi punto de vista de nativa en castellano, un
te quiero es algo muy poderoso, fuerte y profundo, absolutamente reservado para ese puñado de personas por las que estaríamos dispuestos a cambiar nuestras vida y un
I love you me suena algo más cariñoso, con una cierta connotación de simpatía. Además, los
te quieros no se derrochan, porque si no, pasan a perder su valor. Entonces, ¿qué ocurre con el equivalente para los anglo-parlantes de
I love you?… ¿Porqué abusan tanto de ello? ¿Porque significa otra cosa o porque somos culturas diferentes y lo usamos en diferente manera?... ¿No estará siendo equivalente su
I love you con un
Te quiero MUCHO en castellano?. Eso sería más lógico, ya que cuando cuantificas la magnitud de tu simpatía, implica que no es absoluta, y por lo tanto, puede tener un significado parecido.
Otro caso curioso ocurre con la expresión catalana. Un
t'estimo es algo –para mi percepción- bastante más suave que un
te quiero. Y en este caso, creo que eso ocurre porque es castellano también podemos decir
te tengo estima, forma bastante similar pero que significa que tienes aprecio y punto. Pero en ese caso, ¿cómo lo usan las personas bilingües de Catalunya? ¿Es o no equivalente la expresión para ellas?
Y sin embargo, esto está ligado a nuestra individualidad como personas, al establecimiento de nuestro centro de coordenadas como observadores en nosotros mismos y en nuestra cultura, porque, por poner un ejemplo, no tengo ni idea de si decir un
Ich liebe dich puede ser muy fuerte o no, puesto que, desconozco como dicen los alemanes un
me gustas o un
quiero un poco de pan con la salchicha..
Pero claro, también entra en juego el concepto de sociedad: ¿Nos referimos a país, región, ciudad, conjunto de personas que hablan la misma lengua…?. Ese concepto para mi, vuelve a ser vago, ya que, de nuevo, incluso dos personas que hayan nacido en el mismo pueblo, y no se hayan movido de allí en toda su vida, se habrán relacionado con personas diferentes que les puede haber influido de una u otra manera, incluyendo su vocabulario.
Esto me hace pensar que la misma palabra, silencio, entonación... en personas diferentes, pueden provocar reacciones, estímulos, sensaciones totalmente dispares. Es algo parecido a lo que pienso cuando miro un cuadro, o voy a un concierto. Siempre me planteo la siguiente cuestión: ¿Las otras personas están viendo o escuchando lo mismo que yo? Es decir, objetivamente, ¿están percibiendo lo mismo que yo? Mucho me temo que la respuesta es no. Siempre habrá un matiz diferente que asociarás con algo externo diferente a la persona que tienes al lado. Lo que en parte me alivia, porque eso significa que todavía no somos totalmente programables. Que, aunque seamos entes muy cercanos en costumbres, raíces o culturas, nunca seremos gotas de agua. Por otra parte, me provoca cierto tipo de tristeza, ya que si las palabras, nuestros vasos comunicantes como humanos, tienen imperfecciones en sus equivalencias, indica que nunca existirá un entendimiento perfecto entre nosotros.