miércoles, 31 de diciembre de 2014

SIMPLEMENTE FELIZ


Si, se que suena típico y tópico, pero hacer balance y valorar todo lo bueno, lo aprendido y lo superado de este año es un ritual que espero hacer durante años y años. A pocas hora de completar un año excepcional, toca comprimirlo en pocas palabras, las suficientes para que una pueda echar la vista atrás cuando la memoria falle y sentirse orgullosa de su vida y por ende, de la que lo completáis.

Ahí queda, pues mi resumen. Este año ha sido –y seguro que los que me leéis no tenéis la menor duda- un año repleto de felicidad simplificada para mí. Esta felicidad llana, es incluso más valiosa que la felicidad absoluta, porque se trata de felicidad innata, la que proporciona las pequeñas cosas: tener amigos, tener amor, tener salud, tener fuerza, cumplir pequeños sueños, superar las propias barreras, una sonrisa, un chapurreo, un abrazo, un paseo lleno de belleza. Casi nada y casi todo.

Que el 2015 nos traiga alegría a raudales, que mantengamos los ojos y los oídos muy abiertos para asimilarlo y que nuestras mechas sigan prendidas un buen cúmulo de minutos más. Chinchin

sábado, 27 de diciembre de 2014

PROGRESIVAMENTE VACACIONAL



Las vacaciones navideñas son siempre un periodo extraño para mí. Por una parte, están llenos de reencuentros con amigos, de los de toda la vida, de los que revoloteamos por el mundo y volvemos, de los que hemos conocido en distintos lugares y hacemos cabriolas en puntos medios inventados, de los que –en sustitución a la sonrisa presencial-, aprovechamos cada pequeño rato en soledad para hacer una llamada, enviar un abrazo telefónico.

Por otra parte, están las reuniones familiares, primero los de la familia más cercana, con los que brindas por lo conseguido este año, por la salud de la gente que quieres; donde te esfuerzas en dejar una ínfima parte de ti a esos pequeñines que corren por la casa todavía totalmente moldeables. Después existen esos días señalados en casi cualquier calendario de este planeta Tierra, lleno de copiosas comidas con la familia más extensa -rebosante de primos, tíos, etc- con los que nunca tuviste mucho que ver, y hoy todavía menos; de horas interminables delante de platos, de copas, de conversaciones vacías, previsibles y vulgares, en las que una parte de ti piensa que vale la pena esforzarse en crear un mínimo de interés por otros temas, pero la otra desiste tras un par de intentos.

Finalmente, están esos ratos fragmentados –una vez pasada la marejada inicial de reencuentros y comidas- donde una puede despertarse y quedarse en la cama dando buena cuenta a un libro recién empezado, y dejarse enganchar por la trama y meterse en un mundo paralelo donde todo lo demás se desvanece -si acaso, con alguna leve interrupción de vez en cuando-. O esos otros, donde una puede salir a caminar sin rumbo fijo y acabar la ciudad en poco minutos y encontrarse en caminos de tierra mojada, ideales para relajar la mente y dejar que los pensamientos se reconcilien y se ordenen; o acabar en la biblioteca donde una pasó incontable horas en su infancia y adolescencia y pasear por sus pasillos y acariciar visualmente esos lomos que pasaron por sus manos a una velocidad de vértigo; o asistir a una representación improvisada de un guiñol callejero donde, como una lugareña más, sigues el ritmo de una ciudad que abandonaste hace tiempo.

En resumen, estos días empiezan sumergida en un huracán de adrenalina cansada, un zarandeo cuando estás casi al límite de tus fuerzas, un encuentro con gentes queridas y otros con los que no tienes ya nada que ver, una extenuante carrera que transita, casi imperceptiblemente, a una normalidad lejana, de hace muchos años, donde las cosas eran sencillas y seguras, fáciles y conocidas. Y es ése el preciso momento, en que te sientes de vacaciones.

martes, 23 de diciembre de 2014

PROVISIONES


Quisiera escribirte una larga carta que te hiciera compañía muchos días, una carta para abrir y cerrar como un carillón y que siguiera sonando largo tiempo. Y cada vez de manera distinta. Dentro estarán los días y las noches que pasamos juntos, todos los lugares en que estuvimos, las emociones que sentí. Como si te estuviera hablando, pero sin decirte nada concreto. No me da miedo que puedas perderte en su interior. 

En todos los sentidos, como el amor. Simona Vinci

viernes, 19 de diciembre de 2014

LA ILUSTRACIÓN TEMPRANA


Esta semana me enredaron –no fue muy difícil convencerme, todo hay que decirlo- para dar una charlita a unos estudiantes de instituto franceses que venían a visitar la institución donde trabajo. Aunque al principio me paralizaba mucho impartir charlas, mi pase por E.E.U.U. me nutrió con una buena formación para ello y, la verdad es que desde entonces, lo suelo disfrutar –dar una charla, ya sea a niños o a científicos, no deja de ser como dar una clase, tratar de hacer comprender algo a alguien, y transmitirle tu entusiasmo-.

El caso es que esta vez, era un reto mayor: se trataba de dar una charla muy general de mi especialidad –con montones de palabras técnicas en inglés-, en francés, a unos adolescentes de uno 13-14 años y encima en la semana antes de las vacaciones donde todo es un caos y no tienes absolutamente tiempo de preparar nada. En cualquier caso, me armé de valor y me fui a ver a esos niños.

Al presentarme, les dije que disculparan mi francés porque no era del todo bueno y ellos me contestaron con un… “Mais non, nous comprenons tout”, que ya me hizo pensar que estos niños eran un lujo. En efecto, continué mi pequeña exposición, mientras les hacía preguntas y descubrí, emocionada, que todos sabían mucho ya del tema porque habían leído o estudiado sobre él, que tenían dudas y me las preguntaban, que se respetaban al hablar, tomaban notas y escuchaban las explicaciones con seriedad. Es más, al terminar, todos me agradecieron haber utilizado parte de mi tiempo para estar con ellos.

Después, al volver a mi trabajo, me fue inevitable pensar cómo hubieran reaccionado un grupo de niños españoles que, en el caso contrario –es decir, un investigador con un gran acento francés y un vocabulario limitado en español- hubiera venido a hacer lo mismo. No lo puedo asegurar y ojala me equivoque, pero me da la impresión que hubiera habido bastante mofas y poca atención.

Y he aquí otra de las grandes puntos fuertes de los franceses: el amor a la cultura y a la educación. Desde muy pequeños, se les hace entender a los niños que, la sabiduría es sinónimo de poder, que la cultura les hará fuertes, que la educación les hará llegar donde ellos quieran. Les infiltran en vena respeto por el conocimiento. Por ejemplo, en las paredes del colegio donde voy a francés, hay varios carteles en las paredes y en particular uno, me llama mucho la atención. Se trata de un dibujo de un niño sentado leyendo un libro con una cabecera en la que ensalza los beneficios de la lectura. Debajo, hay papelitos escritos por todo ellos donde ponen porqué les gusta leer. Ahí se puede leer cosas como: “Los libros te divierten”, “Los libros son mis amigos”, “Leer es mi afición favorita”, etc… Otro ejemplo que siempre me ha llamado la atención es que en los museos siempre hay niños con sus padres. Y no niños gritando y llorando porque se quieren ir, no. Niños que miran un cuadro y sacan sus conclusiones.

Espero que algún día esa ilustración infantil se extienda por todo el globo y que los Reyes Magos cambien un poco su equipaje -ojo, los juegos son necesarios también- y añadan una pizca más de cultura.

viernes, 12 de diciembre de 2014

RECETA CASERA

Indicaciones: Alivio sintomatico del agobio, el estrés, el cansancio y una ligera tristeza.

Contraindicaciones: Si la tristeza se mantiene durante mas de dos días, acuda al kit de supervivencia básico.

Composición: Introduzca un aria de ópera a todo trapo, añada algo de ejercicio pulmonar, aliñe con un puñado de lágrimas furtivas y, finalmente, espolvoree algo de autorreflexión.

Posología: Ingiérase sin pausa, pero sin prisa. Espere unos minutos y repita el procedimiento hasta que note mejoría.

Interacciones: La administración de este post puede provocar molestias a sus vecinos, risas dispares y flujos momentáneos y puntuales de raudales lacrimógenos. Deberían desaparecer en pocas horas. Si no es así, acuda de nuevo al citado kit de supervivencia.



No, no fue la superstición, fue su sentido de la belleza el que la libró de la angustia y la llenó de ganas de vivir. Los pájaros de la casualidad volvían a posarse en su hombro. Tenía lágrimas en los ojos y estaba inmensamente feliz de oírle respirar a su lado.

La insoportable levedad del ser. Milan Kundera.

domingo, 7 de diciembre de 2014

RECONOCER



Las horas tardaban en llegar, tardaban en pasar. Incluso daba la impresión de que retrocedían a escondidas. 

Kafka en la Orilla. Haruki Murakami

viernes, 5 de diciembre de 2014

EL SUPERPODER DEL EMPEÑO


Es curioso que en la mayoría de los casos somos desconocedores de esa tremenda fuerza que brota de nuestro interior. De esa rarísima que aflora en contadas ocasiones y dice: "A por ello", "esto lo hago por mis ovarios", etc, etc. Es decir, pocas veces nos proponemos seria y ordenadamente conseguir las cosas mediante un plan donde podemos cuantificar el tiempo y el esfuerzo propuesto.

Supongo que a todos nos ha pasado que, en algún momento, nos hemos encontrado en unas circunstancias extremas –tener que pasar un examen, entregar un trabajo, aclarar algún asunto- o… simplemente nos ha apetecido mucho hacer algo –aprender un idioma, un poema, tocar una canción- así que, hemos hecho uso de nuestra cabezonería de bolsillo y hemos insistido hasta la saciedad. Y curiosamente, hemos disfrutado del proceso, con la seguridad y la confianza de que esa serie de esfuerzos sólo nos podía llevar a buen puerto.

Esta tenacidad que viene impulsada por la ilusión, la rivalidad con nosotros mismos o una recompensa satisfactoria, sólo se consigue con un esfuerzo extra, está bien claro. Un esfuerzo que mayor o menor, siempre se puede subdividir en pequeños esfuerzos que no pueden llegar a ser incluso imperceptibles. Por ejemplo, la diferencia de dormir media hora más o menos es poca, pero si eso nos ayuda a acabar a tiempo un proyecto que nos hemos propuesto, puede darnos la llave para abrir la puerta a muchas cosas –por ejemplo, disfrutar de un gran descanso mental después-.

Lo que creo que no hacemos del todo bien en la mayoría de los casos es el hecho de que nos proponemos un reto como algo arduo y temible, en lugar de cómo un juego, una competición –con música de Rocky- donde, de un lado tenemos a nosotros mismos, y del otro el problema, -a ver quién gana-; una carrera de fondo donde, podemos ir midiendo el avance en una escala que sólo uno se fabrica –existen múltiples maneras de “cronometrarse”- con sus pequeñas recompensas en las diferentes etapas. De esta forma, reciclamos este autoempeño, desalojamos el cansancio y el vacío y le damos la bienvenida a la alegría y la energía.

Una manera muy eficaz de aprender a crear la propia carrera consiste en detectar qué es lo que a uno le gusta, le motiva o le engancha, por pequeño que sea. Por ejemplo, hace un tiempo, el equipo de Colored Glasses colgó este juego interactivo de geografía donde uno podía perder horas intentando superar su puntuación al recordar nombres de países o sus capitales. En mi caso, yo he perdido algún que otro ratejo con él, siempre intentando superar mi anterior marca. Eso me llevó a pensar que sería genial encontrar algo parecido para aprender francés, algo ligero, que se pueda hacer en ratos sueltos y que permita generar recuerdos y momentos agradables. Y ha sido una gran sorpresa porque en esa enorme bolsa de recursos de Internet, hay cientos de herramientas diseñadas con este mismo objetivo, basta que pidas por esa boquita.

Esto sólo es un ejemplo, pero afortunadamente, yo soy de las que creen que en este mundo hay más cosas infinitamente divertidas, estimulantes y energéticas que aburridas, soporíferas y cansadas –basta hacerse un recopilatorio de nuestras canciones o poemas favoritos-. Se trata de encontrarlos, identificarlos y comenzar a usarlos. Al fin y al cabo, lo que resulta una pena es que perdamos nuestro valioso tiempo y energía mental en algo que nosotros mismos no hemos escogido.

lunes, 1 de diciembre de 2014

LOS SÓLIDOS TABIQUES



Cuando pienso en el Go... Un juego cuyo objetivo es el de construir territorio sólo puede ser bello. Puede haber fases de combate, pero no son sino medios al servicio del fin, a saber: asegurar la supervivencia de los territorios de cada adversario. Uno de los logros más hermosos del juego del Go es que está comprobado que, para ganar, hay que vivir pero también dejar vivir al contrincante. El jugador demasiado ávido pierde la partida: es un juego sutil de equilibrio en el que hay que lograr ventaja sin aplastar al otro. Al final, la vida y la muerte no son sino la consecuencia de una edificación bien o mal construida. Es lo que dice uno de los personajes de Taniguchi: vives, mueres, son consecuencias. 

La elegancia del erizo. Muriel Barbery

miércoles, 26 de noviembre de 2014

PLACER A CINCO SIGMA



Lo acaricias con la lengua, al principio suavemente, poco a poco vas subiendo la intensidad. A lo largo de tu médula discurre un escalofrío de placer cuando sientes las primeras punzadas de su tacto. Aspiras ese olor profundo, juegas con el sabor increíblemente amargo que destila su piel. Tus papilas se dilatan a la vez que tus pupilas, en una súbita cúspide de adrenalina. Te derrites. Rodeas con tu lengua esa pieza delicada. Muerdes, deshaces, cierras los ojos… y el culmen.

Sólo un 1% puede provocar alaridos.

El otro 99%, es puro cacao.

domingo, 23 de noviembre de 2014

CUERDAS DE LIBERTAD

Un viernes por la mañana, ligeramente más tarde que la rutina de un día habitual. Entras en el metro, tomas asiento en ese tren de la línea 5 que, como cada día, te lleva desde Oberkampf a Placa de Italie, con ese espectacular cruce del Sena donde sin falta le dedicas un guiño a Notre Dame.



Esos minutos de retraso se notan, puedes escoger asiento tranquilamente. Te despojas del abrigo, la bufanda y las bolsas. Tomas ese artículo dispuesta a leer al menos una sección. Antes, levantas la vista, y descubres una figura encorvada unos metros más allá. Es el músico que has visto otras veces –siempre, ahora que lo piensas, que te has permitido un pequeño retraso en tu rutina-. Ese señor, rozando esa peligrosa edad en la que pronto pasará a la categoría de anciano, con su sombrero ajado, su gabardina de tono indescriptible y su mirada risueña. Bien armado con guitarra magullada y su harmónica incorporada en un atril improvisado de fabricación a todas luces, casera, comienza a hilvanar una canción tras otra.

Desde la Bourrée en mi menor de Bach, hasta el Aleluya de Leonard Cohen, esta caja de música nos va hipnotizando uno por uno. Tan sólo se toma un par de minutos entre canción y canción, para anunciarnos, con una voz mucho más carrasposa que su cante, en un francés culto y elegante, qué es lo que tocará a continuación. Después de eso, respira profundamente, cierra los ojos unos segundos, y empieza la siguiente canción accionada por el ímpetu de su alma.

En sus labios, la eterna sonrisa indescriptible. En sus ojos, ese brillo inexplicable. Nos busca la mirada, nos dedica canciones -“Vous connaissez cette chanson, madame?”, saluda a aquellos que, decepcionados por tener que acabar el concierto antes, le echan unas monedas. Con esa mirada de viejo conocido, para unos segundos para quitarse el sombrero y desear un día lleno de alegría a aquellos que reconoce de unos cuantos viajes compartidos. Nunca un Justin Beber provocó tanto fervor –o no al menos en unas condiciones similares-.

Y ese señor, que para muchos puede ser sinónimo de fracaso social –a su edad, tocando en el metro-, nos enseña una lección muy valiosa. Que uno debe tratar de hacer lo que le encanta en la vida. Muy probablemente, él tendría una vida más cómoda con un salario fijo, arropado por una discográfico o llenando estadios. O quizá no. El sabe que aquí nos tiene ganados. Que de todos los músicos que pasean por la línea 5, él es el único que se permite el lujo de no trashumar entre vagones y provocar una desaparición de auriculares a un gran número de espectadores, el que toca lo que quiere, el que evalúa, en tiempo real, el efecto que esto hace en nosotros.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

CINERCADILLO

A no ser que viváis en otro planeta, ya os habréis dado cuenta de que ya estamos de lleno en el periodo navideño: las luces, los anuncios de relojes, de perfume de todos los años –con el actor/actriz de moda del momento-, los escaparates llenos de lazos rojos, arbolitos y campanas, etc La buena noticia es que aquí, al menos, no ponen villancicos por la calle y tampoco abusan excesivamente con la iluminación -muestra de buen gusto-. Un extra añadido a todas estas maneras de gastar dinero porque si, a modo de “escoja usted la que prefiera”, viene de la mano de los típicos anuncios navideños ya esperados por tener ese formato de cortometraje que cuenta pequeña historia, a la vez que te convence de que compres el producto, más o menos sutilmente.

Este año, estoy realmente sorprendida por el revuelo que el anuncio de lotería parece haber tenido. Sin tener televisión –pero si Internet-, ni vivir en España, al menos de una veintena de personas me han llegado comentarios sobre lo emotivo, el buen gusto, lo acertado de la temática, etc… Con todos mis respetos para todos, a mí me ha parecido lo que viene a ser un anuncio sin más. Claramente destinado a darte una razón más de porqué debes comprar lotería: el hecho de que si le toca al vecino y a ti no, vas a ser el hazmerreír del barrio. Pues vaya… con pensar lo que te has ahorrado todos estos años sin comprar, solucionado. Si es que basta con que calcular unas probabilidades sencillitas para darse de cuenta de que lo que si que es digno de ser mirado con ternura es invertir el dinero y el tiempo en eso –ojo, que cada uno haga lo que quiera, que todos tenemos nuestros lujos-.

El caso es que comentando este asunto con mi amiga Cris –un besazo y muchas gracias desde aquí-, me sugirió ver éste otro a cambio:



Para mí, a este anuncio si que se le puede llamar un película… basada en hechos reales, además –si, ya que la anterior también-. Si, se que como anuncio publicitario no deja de querer vendernos algo, pero lo hace de una manera mucho más sutil, dirigiendo nuestra atención hacia una tregua conmovedora, en un campo de batalla lleno de jóvenes que les tocó la desgracia de vivir en aquella época y en aquel país. Qué leches, eso sí que es emocionante, y no que tu vecino esté de borrachera y tú no –porque no quieres-. Lo más curioso es que, el publicista ha deslizado el producto tan sutilmente en tu mente, que al finalizar, tienes la impresión de casi no recordar aquello que te ha querido vender (esto... ¿qué es lo anuncia?). Y ahí está la gracia, porque el efecto es mucho más fuerte, sino veréis cuando veáis el producto en el supermercado. Esto si que es un buen ejemplo del uso de la elegancia con fines comerciales.

domingo, 16 de noviembre de 2014

GUIONES INTERNOS



Cuando hablas para un público siempre hay algún tipo de impostura: eres tú pero con un optimismo que no tienes, eres tú mostrando un interés que no sientes o eres tú con una preocupación social que ese día te da por culo. Debajo de la voz importante que alguien escucha en casa siempre hay una persona mucho más pequeñita. Pero esa impostura también te fuerza, te corrige, te obliga a actuar, a hacer el esfuerzo, a interpretar... Y al fin y al cabo eres tú, eres tú haciendo el papel de ti misma. 

Lo que me queda por vivir. Elvira Lindo

martes, 11 de noviembre de 2014

LA FIESTA PRIVADA


Me encantan estos días de fiesta nacional –hoy en Francia, y en muchos países de Europa, se celebra el armisticio de la Primera Guerra Mundial- porque, es de esas pocas jornadas en las que te encuentras a la gente originaria del sitio en pantuflas y en su salsa.

En estas escasas fechas, puedes observar el lento movimiento de un auténtico parisino un día de fiesta entre semana: cómo toman sus cafés al sol; cómo los amigos, las familias, las parejas comparten un brunch y disfrutan de la sobremesa en alguna terraza del centro –no totalmente abarrotadas por una vez-; cómo los parques se llenan de jóvenes desperezándose con alguna novela de bolsillo o de niños jugando a la pelota despreocupadamente; cómo los vecinos se encuentran en la calle y se tiran un buen rato poniéndose al corriente de las últimas novedades; cómo el dueño del bar de la esquina –generalmente portador de un estrés similar al de un broker de la bolsa neoyorkina- tiene un aire satisfecho y se dedica a entablar conversación con todos los que le lanzamos un saludo; cómo el boulanger de la mejor panadería del barrio sale a fumarse un cigarro mientras saborea el roce del sol en la piel.

Y es que todos los sentido alertan a uno que hoy es día de fiesta, íntima y delicada, para los de aquí. Los sonidos del trasiego de un día normal llegan mucho más apaciguados –casi se diría que esta gran urbe haya colapsado en un día de domingo tranquilo en el pueblo-. Los olores emanan de muchas ventanas y balcones con flores, donde hoy se cocinan una de esas recetas que requiere dedicación, tiempo y paciencia. Hoy es un día para sentirse autóctona.

domingo, 9 de noviembre de 2014

BÉSAME MUCHO, O NO

Hace unos días, dando un paseo por la Quai de la Seine, vi algo que me llamó mucho la atención. Al parecer, una familia francesa había quedado para reencontrarse en el mismo punto por el que yo pasaba, así que tuve la ocasión de observar el reencuentro. Curiosamente, el saludo duró cerca de diez minutos porque era una familia numerosa y todos se saludaron con todos con, no uno, no dos, no tres, ¡sino cuatro besos! La verdad es que me quedé sin saber si estaban de broma, haciendo algún tipo de saludo secreto de su familia o todo tenía una explicación lógica.

Hoy, buscando algo de información al respecto, he encontrado este enlace de alguien que, con la misma inquietud que yo, ha decidido hacer una encuesta para averiguar qué pasa con esto de los besos por doquier. A raíz de este mapa, se observa que los más besucones están en la mitad norte, lo que a priori puede parece que sea menos intuitivo porque se asume que en el norte de un país –del hemisferio Norte- la gente va a ser más fría que en el sur –mi teoría es que esto tiene que ver directamente con el clima-. Sin embargo, si uno se para a pensar un poco más, a veces menos es más, y recuerdo que en un viaje que hice hace años a Perú y Bolivia, la gente se daba un solo beso y eso me parecía muchísimo más íntimo que dos.

En cualquier caso, ¿de donde viene esta costumbre del beso como saludo? ¿Porqué en países como en España los hombres no se suelen dar y en Francia sí? ¿Porqué dos besos es más normal que cuatro en general? ¿Es por un balance entre la simetría y lo práctico? ¿Porqué en países anglosajones nadie se suele besar -como saludo-? ¿Porqué los italianos empiezan por la derecha y nosotros por la izquierda? ¿Es para ayudar al hermanamiento del pueblo italo-español?

Olisqueando un poco por internet he encontrado todo tipo de explicaciones vario pintas pero ninguna me parece demasiado seria. Eso si, he descubierto que la respuesta a todos estos interrogantes podría estar en la filematología, la ciencia que estudia los besos. Mientras encontramos a alguien que haya hecho la tesis en este tema apasionante, habrá que ir seguir investigando por cuenta propia.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

PENSAMIENTOS CUÁNTICOS


 Nada recuerdo de ese año salvo que hubo elecciones y que alguien, en una noche que me pareció infinita, juró y perjuró que yo era catalán. Seguí mi camino. Doblé en una esquina. Soplaba con fuerza la tramontana, y recordé que en mi juventud yo deseaba ser muchas personas y ser de muchos lugares al mismo tiempo, pues ser sólo una persona me parecía muy poco. Al doblar otra esquina y azotarme con más fuerza que nunca el viento, constaté algo que hacía ya tiempo que sospechaba. Somos demasiado parecidos a nosotros mismos, y el riesgo estriba en que acabemos pareciéndonos demasiado. A medida que uno vive, progresivamente, se afianza el mismo maniático, el mismo nimio personaje. Doblé otra esquina y desde entonces aún no he despertado de esa pesadilla de despertar de una pesadilla y ver que sigo en el circo de Oklahoma, y no hay salida. 

Señas de identidad, Enrique Vila-Matas.

domingo, 2 de noviembre de 2014

MATECENTRISMO

Desde hace una eternidad, y más acuciadamente desde que trabajo en el mundo de la investigación, he tenido esta sensación de que toda la humanidad daba totalmente por sentado algo que a mí no me parecía tan evidente: la asunción de que las matemáticas describen todo lo que nos rodea: la naturaleza, el cuerpo humano, los mercados financieros, etc.

A mí siempre me pareció que las matemáticas se aproximan mucho a describir todo esto –en particular, la descripción del universo y los objetos que lo contienen, que es en lo que tengo más experiencia-, pero nunca existe un modelo perfecto. Siempre aparece una hay una dispersión, un ruido intrínseco entre lo que modelamos con las matemáticas y lo que medimos.

Por otra parte, todo lo que aprendimos en la carrera de matemáticas era un juego mental, un maravilloso ejercicio de lógica donde, partiendo de un mundo que nosotros creábamos, con unas reglas diseñadas para éste, todo tenía sentido y era perfecto. Era como escribir una novela policíaca en la que todo tenía una demostración a posteriori. Sin embargo, todo esto radicaba en nuestro intelecto, era un mundo mental que parecía sólo existir en nuestros pensamientos. Por eso siempre me sorprendió esa tremenda pretensión de que ese puro juego de diseño mental podía explicar todo lo que observábamos. ¿De nuevo una muestra más de egocentrismo humano?.

Cuando he comentado esto con mis colegas, muchos me han dicho… ¿Y qué se te ocurre entonces para explicar el universo? A lo que yo siempre respondo: algún tipo de herramienta que no somos capaces de dominar, o que no hemos dado con ella todavía… ¿Porqué nosotros, unos muñequitos viviendo en la faz de un planeta infinitesimal deberíamos tener la posesión de la receta del universo, de toda la sabiduría? Por fortuna, hace días llegó este vídeo a mis manos:



Resulta que este debate que acabo de exponer tiene muchísimos años ya –y yo sin enterarme-. A lo largo de la historia, matemáticos, filósofos, científicos y humanistas le han dado vueltas a este asunto dando lugar a un gran abanico de opiniones. Lo cierto es que me quedo mucho más tranquila.

Nota: El paisaje de arriba está generado matemáticamente usando geometría fractal. Más información aquí.

miércoles, 29 de octubre de 2014

LOS DESCENCIENTES CRISTALINOS


Mira las caras de todos los niñitos que pasan. Y a veces pienso. Qué lástima, qué lástima, un día cortarán estas flores, un día apagarán estos fuegos. Qué lástima, estos, todos los que se ven en las escuelas o corren por la calle, serán un día altos y miopes y arrugados y canosos o calvos, y al fin, huesos y resuellos, morirán y serán enterrados. Cuando los oigo reír, no puedo creer que un día recorrerán mi camino. Y sin embargo, ¡ahí vienen! Recuerdo el poema de Wordsworth: "Cuando de pronto vi una multitud, una hueste de dorados narcisos, junto al lago, bajo los árboles que aleteaban y bailaban en la brisa.". Así veo a los niños, crueles como pueden serlo a veces, perversos como pueden serlo, pero sin mostrar aun perversidad alrededor de los ojos, o en los ojos, no fatigados aún. ¡Muestran tanta ansia por todas las cosas! Estos es lo que más les falta a los mayores, me parece; cómo salen los niños de la escuela. Es como si alguien arrojara a la calle un ramo de flores. 


Hola y Adiós. Ray Bradbury

domingo, 26 de octubre de 2014

LA CIUDAD HABITADA



Hace unos días vino de visita Aldée, una amiga francesa que vive en Brasil, en Río de Janeiro concretamente -un besazo desde aquí-. Al preguntarle qué es lo que más echaba de menos de Francia, lo primero que dijo fue: la cultura. Y sí, que puede sonar un poco a tópico, pero estoy muy de acuerdo con ella.

¿En qué lugar del mundo puedes comenzar una semana cualquiera, leyendo esta maravilla de artículo escrito por Vargas-Llosa sobre su pasado y sus nostalgias en París? ¿O tener, dos días después, el honor de asistir a una tesis de egiptología en la Sorbonne y conocer a arqueólogos, egiptólogos y muchas otras personas interesantísimas con las que en un momento se acaba discutiendo sobre el arte y la vida? ¿O estar invitada, dos días después, a visitar gratis el Museo Picasso de Paris recién inaugurado por el mero hecho de vivir en el barrio? Es bien cierto que yo no comprendo demasiado la pintura, que de todos los artes es el más desconocido para mí, pero reconozco que, esta vez disfruté como una enana.

Quizá si que existan otras ciudades en las que se respira arte y creatividad tanto como en esta, pero yo no he tenido la suerte de habitarlas. Aquí es… como si una pudiera alimentarse tan sólo este afán de cultura, con esa pequeña obra de arte diaria, incluso en le metro, incluso en el bar de la esquina.

No todo el mundo vive esta ciudad como yo, está claro. Hay gente que le molesta la distancias, el tráfico, el metro o los franceses. Cada uno somos diferentes y casi cualquier opinión es respetable, pero todos deberíamos hacer un esfuerzo por encontrar aquel hábitat natural donde campamos más a nuestras anchas. En mi caso, casi con toda certeza, estoy en el mío.

miércoles, 22 de octubre de 2014

LA PRÁCTICA DE LA RELATIVIDAD

A veces, me digo, vivimos en un mundo extraño. Ayer por la mañana, cuando iba a trabajar, a eso de las 8 de la mañana, me encontré a un chico de no más de 25 años todo encorbatado y con un voluminoso maletín, aspirando con vehemencia uno de esos cigarrillos electrónicos –un tubo de cristal con químicos para que pienses que estás haciendo algo mejor que fumar-. La imagen me resultó muy chocante, extraña, futurista. Como si de pronto nos hubiéramos trasladado a aquel mundo feliz de Huxley o me hubiera despertado en 2135 y, la gente necesitara de estos cacharros para nutrirse, hidratarse o respirar.


Luego, por la tarde, fui a ver la increíble nueva película de Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado: La Sal de la Tierra, un repaso impresionante por la vida y obra del fotógrafo de Sebastião Salgado, quien invirtió muchos años de su vida en hacer una homenaje con sus fotos a los desastres, las guerras, la pobreza, pero también a la naturaleza, a la vida, a lo puro. Desde aquí os recomiendo que vayáis a verla un día tranquilo, con calma, con la receptividad con la que os dispondríais a disfrutar una buena puesta de sol o un buen vino.

Ya por la noche, estuve pensando que, esas dos visiones tan curiosas y tan opuestas de la naturaleza humana de las que había sido testigo me habían resumido de un plumazo la diversidad humana: la incoherencia de la belleza para algunos, la absurdo de los caprichos de segundo orden para otros. La dependencia de las prioridades con el tiempo y el lugar. La relatividad de lo importante.

domingo, 19 de octubre de 2014

EVOLUCIÓN TECNOLÓGICA



Cuando una se para a pensar en sus orígenes, en como escogí mi capa de Timonera y me puse al mando de este timón, recuerdo que lo hice con dos objetivos claros. En primer lugar, acababa de mudarme a un país extranjero, EEUU, y tenía miedo de que, al vivir en otro idioma, la práctica del castellano se fuera perdiendo: comenzara a perder vocabulario, a hacer faltas de ortografía y a decir anglicismos. Con un blog, me obligaba de cierta manera, a mantener en forma mis raíces lingüísticas. En segundo lugar, tenía la intención crear una especie de baúl de los recuerdos futuro en forma de pensamientos varios y diversas piezas de arte que -como decía Borges y cita la puerta de entrada de estos lares- han ido dibujando la imagen de mi rostro y esculpiendo gran parte de mi personalidad. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que escribiendo que es algo que siempre me ha ayudado a canalizar y ordenar mis pensamientos?

Con el tiempo –hace nada que cumplimos 6 años ya-, descubrí que tener este pequeño proyecto era mucho más importante que estas dos meras razones y, a pesar de que mi etapa estadounidense acabó tres años después de la apertura de estas puertas -poniendo rumbo a España y posteriormente a Francia-, decidí seguir escribiendo. Principalmente porque disfruto, pero también porque a veces creo que hago disfrutar a otros, y esa faceta totalmente inesperada me encanta y se ha convertido en un tercer objetivo de este blog.

Este navío ha ido recogiendo pasajeros en muchos destinos. Algunos os conocía de hace mucho tiempo, otros sois nuevos viejos conocidos. Algunos os pasáis aquí asiduamente y comentáis; otros, me leéis –lo se porque luego me lo decís en persona- pero no os atrevéis a decir nada y, finalmente, existen pasajeros de una sola noche que visitan, comentan y nunca más vuelven a pisar estos mares. A todos vosotros, os doy las gracias por tomaros el tiempo de leerme. Sin embargo, como comentaba el gran Atticus el otro día en su blog, es importante saber que hay alguien al otro lado, que estas palabras no caen en saco roto, que llegan, que son recogidas. Por eso, desde aquí hago un llamamiento a que comentéis y compartáis.

Además de esto, y para ponéroslo más fácil, he creado una cuenta de Facebook a este blog para que sea más fácil llegar a aquellos que no tiene la costumbre de leer blogs y se manejan mucho mejor en las redes sociales. Aquí podéis adheriros para que os vaya contando también por esa vía lo que se tercia entre timones. También podéis encontrar un enlace permanente en la columna de la izquierda. Cierto es que yo he sido muy reticente al uso de este aparejo, pero como la vida es pura evolución, con el paso del tiempo he descubierto que, esta herramienta bien usada, puede tener resultados muy positivos, así que ¿porqué no intentarlo?.

Lo cierto es que no tengo ni idea de cómo afectará esto a las líneas futuras. Quizá el hecho de sentirme demasiado observada me cohíba y me haga volver a las cavernas, quizá conozca una dimensión desconocida oculta tras las nuevas tecnologías que me lleve a rumbos completamente inimaginables –como si de una Alicia de Carroll se tratara-, el caso es, que el que no arrisca, no pisca y probarlo suele ser la única manera de saberlo. Así que, nos vemos aquí, allí y donde nos plazca.

jueves, 16 de octubre de 2014

EL SUPERPODER DE LA ORGANIZACIÓN



En general, la gente que consigue lo que se propone no suele ser la más inteligente, ni la más ambiciosa, ni la más espabilada, ni siquiera la que posee mayor poder adquisitivo. No, señores. El mundo es de los organizados. Bienaventurado aquellos que saben hacer planes realistas para cualquier aspecto de su vida y llevarlos a cabo sin esfuerzo.

A todos nos pasa que, a menudo, en esta vida primer mundista en que vivimos, estamos demasiado aturdidos por un batiburrillo de reuniones, clases, múltiples trabajos, aficiones, relaciones sociales… además de una retahíla de actos inesperados que surgen sin proponérnoslo –lo que suele ser la vida-. Ante esta avalancha de acciones, la gran mayoría nos limitamos a aspirar rápidas bocanadas de aire cuando podemos para ir haciendo frente a las responsabilidades, obligaciones y actos sociales según nos vienen. Supongo que para nadie es un secreto que esta metodología no es óptima y en la mayoría de los casos nos aboca a un caos absoluto donde no recordamos qué es lo que queríamos hacer, por donde empezar y cómo se hacía aquello o lo otro.

Sin embargo, existen unos pocos seres que parecen haber sido tocados con un don divino: el también llamado desde aquí superpoder de la organización. Capaces de acabar todos los trabajos en los que se metan, sin importar su número o dificultad, y llevar una vida social plena, sin perder un ápice de sus nervios.

La receta que estos seres celestiales parece simple, basta con escoger qué plato queremos cocinar, trazar un plan detallado para ello –incluyendo cuando, cómo y donde vamos a realizar la búsqueda y compra de ingredientes, preparación y cocina-, y llevarlo a cabo sin ninguna excusa para su demora –vaya palabrejo raro se inventaron con eso de procrastination-.

En mi caso, yo he sido heroína de la organización y el orden en algunos momentos de mi vida. Con naturalidad y sin esfuerzo. Simplemente me centraba en todo lo que hacía el 100% del tiempo. La recompensa era insuperable. Me embargaba una sensación de poderío, de supermujer, de tener muchísima más energía para hacer doscientos mil planes que se me antojaran. Lamentablemente ese poder perdió fuelle con el tiempo y sólo en ocasiones logro rehacer un plan espartano y ponerlo en práctica. En mi fuero interno culpo a las nuevas tecnologías pero, seamos sinceros, ¿quién es un trozo de metal o plástico para arrebatarme un superpoder?.

Efectivamente, vamos a rescatar a la heroína amordazada que hay dentro de mí. Primer plan: activar mi diseño vital. Encontrar un rato tranquilo, tomar mucho papel y un boli y sin estreses, dedicarme a diseñar el plan que desemboque en éxito en todos mis proyectos. Allá voy.

domingo, 12 de octubre de 2014

LA RE-DEFINICIÓN DE LA BELLEZA

Probablemente habréis oído hablar del proyecto de Dove de autoestima, una serie de vídeos, actividades y experimentos para demostrar al mundo que nuestra percepción de la belleza está totalmente distorsionada, que perseguimos un ideal que es físicamente inalcanzable y que eso no nos hace más bellos -como si hubiera una sola manera de ser atractiva-, sino más infelices, dañándonos continuamente. En particular, uno de los experimentos más increíbles -que habla por sí sólo- es éste:


Ahora, os recomiendo que veáis esta impactante charla impartida por la directora de este gran proyecto sobre el enorme daño que está haciendo a la sociedad esta obsesión insistente, desmesurada e inútil por un físico absoluto e incoherente.



Una de las cosas que más me gusta de estos 12 minutos es que, la ponente no trata de hacer una mera denuncia sino que, además, sugiere pequeñas acciones encaminadas a acabar con esta locura. ¿El primer paso? Dejar de juzgar a la gente por cómo son físicamente sino por su esfuerzo, su valía, sus acciones.

jueves, 9 de octubre de 2014

RECORDATORIOS

El hipopótamo de elegancia extraordinaria

Deja que sus pasos delicados nos recuerden que todos podemos conseguir cualquier cosa que nuestros corazones anhelantes embistan.

viernes, 3 de octubre de 2014

ROTACIONES



Nos estamos haciendo mayores, hoy cumplimos seis años que abrimos las puertas de este barco. Seis años después de nuestro leve de anclas desde California, donde una acaba de llegar y decidió calzarse un faro y un timón y poner rumbo a un destino desconocido. Seis años en los que hemos atravesado multitud de paisajes diferentes, hemos sido testigos de numerosas entradas y salidas, nos hemos incorporado una amplia gama de madurez e incertidumbres a golpe de experiencia –ya nos somos unos bebés, tenemos seis años-, hemos descubierto y paladeado verdaderas obras de arte, hemos hilvanado un continuo de mudanzas pasando por los Estados Unidos, España y Francia, hemos reinventado la realidad y la hemos hecho más amable, más nuestra, más apetitosa.

Como cualquiera de nosotros al envejecer, ya empezamos a apreciar el aceleramiento del minutero, el paso rápido de los días, meses, años. Ya nos hemos ido acostumbrando a las sucesión vertiginosa de seres únicos que se atreven a tomar el timón un ratito. Ya encontramos cierta dificultad en llevar la cuenta de los momentos pasados, de las arrugas de sonrisas, de los rasguños salpicados. Y es que, lo queramos o no, seguir cumpliendo años es sinónimo de vida, de impecable memoria.

Comenzamos entonces un nuevo año en este crucero un tanto anárquico. Súbanse, bájense, vuelvan, consuman, comenten, creen, inviten y bailen. Aquí todo vale. Mientras tanto, este barco, como la vida, sigue, inexorable.

domingo, 28 de septiembre de 2014

EL RESPINGO DE LA MEMORIA


Estoy rodeada de lejanas presencias y cercanas ausencias, del recuerdo de otros y de las corrientes de mi propia memoria. 

Buzón del tiempo. Mario Benedetti

miércoles, 24 de septiembre de 2014

EL INSTINTO DE SUPERVIVENCIA


Resulta increíble comprobar la elasticidad de nuestra fuerza. Poder echar la vista atrás, y comprobar que nuestra ilusión, cabezonería o fuerza voluntad nos ha hecho llegar hasta donde hemos llegado. Comprobar que las veces que nos hemos encontrado agotados, en el límite de nuestras fuerzas, al mando de un volante tembloroso con el indicador de la reserva de gasolina en rojo, la propia vida nos ha dado una tregua en forma de abrazo, consejo o palabras balsámicas. Sabernos buenos conocedores –aun inconscientemente- de los resortes de nuestros laberintos, como para no permitir que nada, ni nadie, nos vacíe del todo. Exprimirnos, machacarnos y esforzarnos para, a la vez, saber cuidar de nosotros mismos como si se tratara de nuestras propias crías. Ser capaces de llegar al hartazgo ante aquellos que sólo nos hacen daño. Expandir los límites de nuestra esencia para contraernos cuando sea necesario. No dejarnos agotar al 100%. Reconocernos seres supervivientes.

No, pero... el dolor está bien, ¿sabéis? Menos mal que existe... El dolor es la supervivencia, niños... ¡Sí, sí! Si no existiera, dejariamos las manos en el fuego, y así aún conservamos los diez dedos de las manos ¡es porque soltamos un taco cuando fallamos con el martillo y nos damos en el dedo en lugar de en el clavo!

Anna Gavalda. El Consuelo.

sábado, 20 de septiembre de 2014

EL ABRAZO CERTERO


Dice que su deber era cuidarte y su obligación llenar tu vida de risas y que no pudo, que lo perdones por haberte fallado, que su única intención fue quererte y que no supo cómo hacerlo pero que siempre has sido y serás la persona a la que más ha amado en la vida. 

Tan veloz como el deseo. Laura Esquivel.

domingo, 14 de septiembre de 2014

REPASANDO LA JUGADA



El otro día quedé a cenar con Chantal, la que fue mi supervisora hace ya ocho años, cuando hice en Paris una estancia de dos meses y me enamoré perdidamente de esta ciudad. Como cualquier ocasión en la que la vida te permite juntarte con un buen amigo para compartir el pan y la alegría, la noche se llenó de risas, guiños y algún que otro divertido malentendido lingüístico. De vuelta a casa, empecé a repasar los movimientos de mi particular jugada de ajedrez que me había colocado en esta posición privilegiada del tablero. Me di cuenta lo poquito que hace falta para que la vida de un vuelco de muchos grados.

He aquí el relato de la jugada de Paris: Cuando yo hacía el doctorado, mi director decidió de repente que Paris podía ser un sitio para hacer una estancia. Así, escribió un correo a Florence, una científica que trabajaba en un centro de investigación y le preguntó si le parecía bien. Las circunstancias hicieron que Florence no leyera el correo hasta una semana más tarde y, mi jefe, al ver no que no contestaba, perdió la paciencia y contactó con Chantal, quien contestó ipso-facto. Ese movimiento cambió una gran cantidad de cosas en mi vida. Aquí conocía a grandes amigos que han seguido a mi lado todos estos años –Manu, Juan, Myriam… un besazo desde aquí -, fui enormemente feliz a la orilla del Sena, conocí la locura, la libertad y el arte en primera persona y me propuse que tarde o temprano viviría en esta ciudad… y como buena aragonesa tozuda que soy, aquí estoy.

Y una no puede dejar de pensar lo sutil de los movimientos del destino. Si Florence hubiera contestado al día siguiente, habría hecho la estancia con ella y quizá no hubiera saboreado mi estancia como lo hice, quizá no me hubiera alcanzado la flecha de esta ciudad como lo hizo, quizá nunca hubiera conocido a las personas maravillosa que conocí… o quizá si. ¿Quién sabe?

El caso es que el día en que Chantal vino a la lectura de mi tesis como miembro del tribunal, me di cuenta de que las personas que te cruzas en el camino son, de una manera u otra, imprescindibles, que dejar de hacer pequeñas cosas porque “no pasa nada” o hacer aquellas que cuestan poco esfuerzo, son precisamente las más cruciales, y que nada pasa porque sí.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

VECINDARIOS



No deja de ser emocionante ese momento en que descubres que estás empezando a comprender ligeramente a los habitantes del sitio que ocupas, que te los estás ganando, que estás entendiendo ciertos comportamientos, que estás dejando una pequeña huella, que estás abriendo un tímido sendero hacia ellos, que puedes empezar a seleccionar lo mejor de esta vida y a valorar lo mejor de las anteriores.

El francés, de natural bondadoso en contraposición al francés desagradable: en los tres años y medio que viviste entre ellos, conociste a algunos de los personajes más fríos y mezquinos sobre la faz de la tierra, pero también a los más cálidos y generosos, hombres y mujeres, que has conocido en la vida.

Paul Auster, Diario de Invierno.

sábado, 6 de septiembre de 2014

DE NOVELA AÉREA

Lo creáis o no, hoy me he encontrado a Mario Vargas Llosa. Así, como lo digo. Al poco de comenzar un fin de semana fugaz con motivo de la boda de unos amigos, he aterrizado en Barcelona a primera hora de la mañana, y poco después de salir del avión, me he cruzado con alguien que se parecía mucho a él… Y en efecto era él.

Como ya viene siendo habitual cada vez que me encuentro a alguien bien conocido, me he lanzado, le he saludado, dado la mano, le he contado que me había sumergido en muchos de sus libros en mi vida -que, por cierto, muchos de ellos han sido comprados y consumidos en aeropuertos- y le he agradecido los buenos ratos que he pasado con sus historias tan cerca de mis sueños. Y él, a su vez, me lo ha agradecido. La verdad es que me he quedado petrificada. Nunca pensé que pudiera darle la mano, mirar a los ojos y sonreírle a un premio Nobel de Literatura –con el que además compartimos fecha de cumpleaños-. Increíble.

Sin embargo, me ha dejado bastante preocupada el hecho de que no he visto ni atisbo de reconocimiento a su alrededor. Generalmente, cuando me he encontrado a gente “famosa”, como actores, actrices, músicos, directores de cine, etc… Suelo ver un movimiento de masa a su alrededor. Algo parecido a saber que existe materia oscura en el universo sin verlo. Sin embargo, en el caso del señor Vargas-Llosa, el movimiento ha brillado por su ausencia. Creo que casi nadie le ha reconocido. Me juego un riñón a que si se hubiera tratado de cualquier personaje que abundan en esos seriales que ocupan las televisiones por las tardes, y cuyo trabajo consiste en insultar, berrear y ser maleducado, todo el mundo se habría volcado con ellos. Sin embargo, nadie parece notar la presencia de alguien que ha deleitado la mente de tantas personas a nivel mundial, que nos ha extasiado con historias, con diálogos, con lenguajes inusitados, con descripciones tremendamente realistas de parajes y épocas que nunca llegamos a vivir. Me parece triste. Muy triste. Tremendamente triste.

Y nadie nos salvamos de esto. El cine, como quizá la literatura, como quizá el arte en general es algo que todos podemos llegar a usar si lo cultivamos suficientemente y por lo tanto, podemos estar más acostumbrados a sus protagonistas. Sin embargo, es casi seguro que alguna vez en nuestra vida viajaremos al lado de un premio Nobel de física o economía; compartiremos mesa con el descubridor de una vacuna tremendamente efectiva; haremos cola detrás de descubridor del primer exoplanetas, etc, etc… Y nunca seremos conscientes. Supongo que inevitablemente siempre será así. Seguiremos estando solos en nuestra lista particular de valores que admirar.

Gracias a él, descubrí que la predisposición para los idiomas es tan misteriosa como la de ciertas personas para las matemáticas o la música, no tiene nada que ver con la inteligencia ni el conocimiento. Es algo aparte, un don que algunos poseen y otros no.

Travesuras de la niña mala. Mario Vargas Llosa

miércoles, 3 de septiembre de 2014

CON LOS PIES EN LA TIERRA

Recomendaciones: Disponed de una hora y media libre, tomad asiento, serviros una buena copa de vino y prepararos para asistir a esta cita como un científico más.

(Para activar subtítulos, presionar en "Subtitles")

Nos os defraudará. Será una de esas noches de conversación tan interesante que no querréis que se acabe. Sólo querréis más. Bravo por las ideas geniales.

Lo mejor para la tristeza -contestó Merlin, empezando a soplar y resoplar- es aprender algo. Es lo único que no falla nunca. Puedes envejecer y sentir toda tu anatomía temblorosa; puedes pemanecer durante horas por la noche escuchando el desorden de tus venas; puedes echar de menos a tu único amor, puedes ver al mundo a tu alrededor devastado por locos perversos; o saber que tu honor es pisoteado por las cloacas de inteligencias inferiores. Entonces sólo hay una cosa posible: aprender. Aprender por qué se mueve el mundo y lo que hace que se mueva. Es lo único que la inteligencia no puede agotar, ni alienar, que nunca la torturará, que nunca le inspirará miedo ni desconfianza y que nunca soñará con lamentar, de la que nunca se arrepentirá. Aprender es lo que te conviene. Mira la cantidad de cosas que puedes aprender: la ciencia pura, la única pureza que existe. Entonces puedes aprender astronomía en el espacio de una vida, historia natural en tres, literatura en seis. Y entonces después de haber agotado un millón de vidas en biología y medicina y teología y geografía e historia y economía, pues, entonces puedes empezar a hacer una rueda de carreta con la madera apropiada, o pasar cincuenta años aprendiendo a empezar a vencer a tu contrincante en esgrima. Y después de eso, puedes empezar de nuevo con las matemáticas hasta que sea tiempo de aprende a arar la tierra.

The Once and Future King. Terence White.

domingo, 31 de agosto de 2014

VIEJÓVENES


Generalmente, cuando vuelvo a casa del trabajo en metro, suelo tener la mente agotada, así que o bien leo algún libro o bien estoy un rato con mis pensamientos o a veces con mis anti-pensamientos –lo que muchos llamarían meditación-.

El caso es que hace unos días, en uno de esos momentos de ensimismamiento, me fijé en las manos de la chica que llevaba delante. Eran unas manos con dedos muy largos y afilados, como de pianista, con un anillo ligero en uno de esos dedos. Mirando esas manos, supuse que la chica tendría alrededor de 40 años… Mi sorpresa fue cuando levanté la vista y se trataba de una chiquita como de 16 años de edad. Lo mismo me ocurrió poco después con un chico con barba. Si miraba solamente sus ojos, me daba la sensación de ser un señor de 50 años, sin embargo, todo el rostro conjuntamente le daba una apariencia extraña de unos 25-30. La sensación que provocaban estos viejovénes era la de uno de aquellos juegos en los que tenías que construir a personas con diferentes piezas y al final te quedaba un ser muy ambiguo.

No estoy muy segura de qué se trata, quizá sea que hay ciertos elementos –sociales, físicos, etc- asociados a la cultura que en otra, se vuelven terriblemente descoordinados, o quizás –por imaginar que no quede- se trate de una especie nueva de zombies o superhéroes que tratan de encubrirse tomando apariencias al azar. En cualquier caso, voy a estar atenta por si descubro más y puedo seguir con mi investigación.

miércoles, 27 de agosto de 2014

NO QUEDAN DÍAS DE VERANO



Ya huele a final de verano, ya empieza a oscurecer antes, los comercios ya abren sus puertas después de las vacaciones, el departamento poco a poco comienza a deralentizarse, el ritmo de la ciudad ya comienza a volver a la normalidad… Y sólo ya, de vez en cuando podemos disfrutar de algunas tarde de sol, que ya no calienta tanto, pero que apetece más.

No lo queremos admitir, evitamos mencionarlo, pero el verano, el brillante verano, ése que da de si noches larguísimas –o cortísimas según se mire-, ése en el que siempre hay un merecido descanso, ése en el que se pasan muchas horas en la calle, ya empieza a moverse hacia un punto lejano.

Sin embargo, esta vez no me quiero entristecer, después de este estupendo verano, sólo se puede esperar un estupendo resto de año. Este año aguardo al otoño con alegría. Bienvenidos a la vuelta al cole.

jueves, 21 de agosto de 2014

LA TOURNÉE DES AMIS



Es el precio que se paga con los amigos del pasado, son poseedores del catálogo de los defectos de fábrica y no van a aceptar que ni el tiempo, ni el dinero, ni tan siquiera los lógicos cambios que propician la experiencia y la educación, borren lo que fuimos. Lo gordos, lo bajos, lo maniáticos, vulnerables y risibles que fuimos. 

Lo que me queda por vivir. Elvira Lindo

domingo, 17 de agosto de 2014

LAS MIL Y UNA NOCHES

Hace unas semanas vi esta película española, Stockholm lograda gracias a la colaboración de mucho seres anónimos amantes del cine -¡gracias!-.

(Si no te gusta, como a mí, ver los trailers de las películas porque la mayoría cuentan demasiado y aminoran la impresión posterior de la película, no veas este video y casi, casi, no sigas leyendo. Eso sí, mira la película)


Tengo que decir que no me esperaba mucho más que la típica historia de amor de pareja joven, aliñada con algún toque quizá diferente. En cambio, con gran sorpresa, presencié algo muy diferente. Una vuelta, traslación y rotación a la tortilla, cuanto menos.

Esta película es una reflexión muy inteligente sobre el consumismo en el sexo –supuestamente consentido- de una noche, sobre lo desamparados y artificiales que nos hace el pensar que así somos más maduros e independientes, sobre la sustitución de la ausencia masiva de introspección por noches de experiencias con caras y cuerpos indiferentes, sobre el límite del respeto y la violencia por los demás.

Esta oda relatando la crueldad del sexo por el sexo a la que nos ha desembocado una sociedad desarrollada como consecuencia de un pasado represivo, debería servir para replantearnos nuestra definición de libertad, para pensar –sinceramente y sin clichés- si esto es lo que queremos para nosotros y para nuestros descendientes, para educar a las siguientes generaciones.

miércoles, 13 de agosto de 2014

LA COMUNICACIÓN SATURADA


Aterrador pensar que un día vamos a dejar de vivir para pasar a observar a través de una pantalla.
Que tan sólo comunicaremos imágenes, sonidos y mentiras producidos desde nuestra soledad electrónica más absurda.

Nunca podrás experimentar de nuevo un sentimiento humano. Todo habrá muerto en tu interior. Nunca más serás capaz de amar, de amistad, de disfrutar de la vida, de reírte, de sentir curiosidad por algo, de tener valor, de ser un hombre íntegro... Estarás hueco. Te vaciaremos y te rellenaremos de... nosotros. 

George Orwell. 1984.

jueves, 7 de agosto de 2014

OXÍGENO


Si hay una diferencia fundamental entre dos países del primer mundo como son EEUU y Francia, en los cuales he tenido la suerte de vivir, son las vacaciones. Resulta que en Francia –y creo que en un buen número de países europeos-, así que empieza tempranero el mes de junio, se nota un decrecimiento fundamental en gente trabajando, horas de salida y un remoloneo más prolongado en las sobremesas. Todos estamos ya con el depósito bastante vacío y la llegada del verano nos pone los dientes muy largos. Por el contrario, en EEUU, lo cierto es que una ni se enteraba. Los estudiantes desaparecían, es verdad, y por lo tanto había más sitio en los bares, en las calles y para aparcar, pero la gente trabaja con el mismo ritmo y el mismo ímpetu que el resto del año.

Como francesa adoptada que soy, lo cierto es que ya casi no veía el momento de que llegará el día de hoy, en el que se abre una pequeña ventana de descanso, de luz, de amigos, familias y fiestas y nos vamos a airear el cerebro, a tomar aire con profundidad, a dejar los ordenadores, los correos y los estreses y los temas aparentemente serios –y digo aparentemente, porque luego pasa algo que de verdad, es serio y entonces nos damos cuenta de lo que eso significa- aparcados. Nada exótico este año: dormir y comer bien, algo de Pirineo, achuchones y largas conversaciones con gente preciosa. Derroche de oxígeno a borbotones. No se puede tener más.

Así que allí voy, me lanzo a ejercer mi derecho –y casi mi obligación- de ser feliz con un gran porcentaje de la gente que más quiero en el mundo. Nos vemos en estos lares en unos días.

Percibir requiere tiempo, lentitud, la libertad del ocio que permite detenerse en un afecto de refracción de la luz o en una carnosa flor de adelfa; requiere que no estemos agobiados por las prisas ni por un resultado a alcanzar, que podamos despilfarrar el tiempo, dejarlo pasar o desecharlo como una raja de sandía apenas catada que se tira al desgaire porque la sandía, bien roja y grande, todavía está casi entera, y bastará para manchar la camisa con el jugo que rezuma entre los dientes. 

El infinito viajar. Claudio Magris

domingo, 3 de agosto de 2014

ALMA ENSEÑANTE



(No os perdáis este otro vídeo tampoco)

Esta semana acabé con los últimos exámenes de las dos asignaturas de un master de Astrofísica que he impartido este año por primera vez. La verdad es que todo el proceso de las clases ha sido una experiencia fabulosa. He de decir que he partido de un buen material ya preparado para construir mis clases, que las clases han estado suficientemente espaciadas como para no llegar a agobiar y que los alumnos estaban excesivamente motivados –son trabajadores que siempre tuvieron interés en aprender más sobre Astronomía y se nota que lo hacen con un entusiasmo impecable-.

Y yo, que siempre ando replanteándome si estoy haciendo lo correcto, me reafirmo en algo que ya sabía, pero ahora he comprobado de primera mano: de todos los posible trabajos que podría hacer, la enseñanza es uno de los trabajos más gratificantes que he probado nunca. Me encanta observar el instante preciso en el que un alumno entiende algo; alucinar con el afán de superación que los seres humanos podemos tener cuando nos gusta algo; empatizar con las dudas que otras personas pueden tener; tratar de explicar algo de maneras diferentes hasta que una de ellas funciona...

Además, me resulta un trabajo importantísimo, uno de los pocos capaz de cambiar el rumbo de la Humanidad si se hace bien. Por ejemplo, si yo no hubiera tenido la profesora de matemáticas que tuve en el instituto –un besazo desde aquí, Carmen-, probablemente estaría en algún lugar completamente diferente. Y quizá eso no tenga mucha importancia para la Humanidad, pero imaginad que Einstein hubiera tenido un profesor penoso de Física... Creo que además, es un trabajo que provoca un rejuvenecimiento instantáneo, proporciona energía, permite moldear la creatividad -nuestra y la de los demás- y no implica sentimientos de culpabilidad por no haber alcanzado límites de superhéroes –autoimpuestos o no-.

Me alegra mucho esta confirmación porque cuando yo siempre he insistido en las virtudes de la enseñanza, muchos me han reprochado un “si claro, pero eso es porque casi no la has probado”. Ahora si, y aún sabiendo que he tenido unas condiciones inmejorables, me reafirmo en que es un trabajo que encaja perfectamente con la persona que soy. Así que, profesores del futuro, hacedme un hueco, que un día -más pronto que tarde- me voy a unir a vosotros.

Yo amaba las matemáticas, y como cualquier converso a una fe rara, árida, sospechosa incluso para el reducido número de sus adeptos, experimentaba un placer extraordinario al reclutar nuevos fieles para mi templo de lógica y cifras, por eso me gustaba tanto enseñar, y en mi pequeña vida de enfermera perpetua no existía una emoción comparable al asombro que brillaba en los ojos de un crío cuando una luz desconocida se derramaba en su mente y me anunciaba, gritando casi, que de pronto había entendido el mecanismo de las operaciones con decimales, esas comas que a principio de curso ninguno era capaz de colocar en su sitio. Me gustaba enseñar, y preparar las clases, encontrar la manera más fácil de explicar lo más difícil, inventar yo misma los ejercicios que propondría cada mañana, y nunca utilicé un libro de texto, nunca seguí los programas diseñados por el Ministerio, utilizaba mis propios métodos y procuraba no mandar a los niños con deberes a casa, pero mi clase era, invariablemente, la mejor preparada de todo el curso, a pesar de que cargaba con todos los repetidores, con todos los tarugos, con los peores estudiantes del colegio, y a todos les sacaba partido porque ninguno era capaz de agotar mi paciencia, y los niños me querían, me sonreían, me besaban, venían a verme tres y cuatro años después de haber pasado por mis manos, y a mí también me gustaba verles progresar, verles crecer, contemplarles el último día del último cursos, corriendo como locos, las notas en la mano, preguntándose por dentro cómo se las arreglarían con los profesores del instituto. 

La buena hija. (Modelos de Mujer). Almudena Grandes

jueves, 31 de julio de 2014

EL SUPERPODER DE LA SONRISA

¿Qué mejor que acabar este mes de julio y casi inaugurar el mes vacacional por excelencia con un repaso científico sobre el superpoder de la sonrisa –y de paso calzándonos una-?

lunes, 28 de julio de 2014

SOBRE NATURAL



Como persona completamente urbanita que se siente a sus anchas en medio de asfalto, cines, teatros, restaurantes y el anonimato, he de reconocer que hay ciertos fenómenos de la naturaleza contra los que ningún espectáculo del mundo puede competir.

En primer lugar, están los elementos básicos como el agua o el fuego que tiene un efecto tremendamente relajante. En ciertas ocasiones, son capaces de limpiar la mente de todo pensamiento y llenarla de pureza. ¿Quién no se ha quedado horas mirando una hoguera o un mar infinito?

Por otra parte, la naturaleza posee también una vertiente muy diferente, mucho más espectacular y llamativa, consistente en mostrar un atisbo de su tremenda magnitud en contadas ocasiones. En mi caso, mis tres espectáculos favoritos de la mano del señor Universo han sido:
  1. Las auroras boreales: Probablemente el espectáculo más bello, impresionante y corta alientos que he visto nunca. No sólo impresiona su belleza, el verde intenso del que se llena todo el cielo, sino también su velocidad. Es un espectáculo que dura unos 15 minutos y su precio es la fortuna de estar en el sitio adecuado con el cielo despajado adecuado. 
  2. Los eclipses de Sol: Ese momento, instantes antes de que el Sol quede totalmente cubierto en que la temperatura desciende bruscamente, los pájaros se callan y la luz se apaga es espeluznante, por muy bien que entendamos el proceso físico por el que ocurre. No puedes articular palabra mientras dura y puedes palpar la pequeñez de la humanidad.
  3. Las mareas gigantes: Este fenómeno acabo de comprobarlo este fin de semana en el Mont Saint Michel, uno de los sitios de la Tierra con mareas más potentes. Que el mar se retire más de 15 kilómetros para que los mundanos tengamos un poco de tregua para conocer su territorio y que vuelva a una velocidad de vértigo –poéticamente se dice que la de un caballo al galope- para cubrir aquel lo que le pertenece, me parece apabullante. Además, con horario exacto, como si fuera un autobús. 
Una entiende perfectamente porque numerosas culturas adoptaron la naturaleza y a los astros como Dioses. Espectáculos como estos son dignos de los Dioses más bien dotados y son ellos los que se dignan a mostrárnoslo para que no se nos olvide lo frágil que somos. Entendamos o no la ciencia que hay detrás, esto no se nos debería olvidar nunca.

Imaginó que un paladín descubre en la Luna todo lo que se había perdido en la Tierra, las lágrimas y suspiros de los amantes, el tiempo malgastado en el juego, los proyectos inútiles y los no saciados anhelos. 

Ray Bradbury Crónicas Marcianas.

viernes, 25 de julio de 2014

MISS UNIVERSO


La verdadera belleza no puede medirse porque es fluctuante y sólo tiene unos cuantos ángulos desde los que se deja ver, aunque no bajo cualquier luz ni en cualquier momento. Coquetea peligrosamente con al fealdad, asume riesgos consigo misma, no se aviene cómodamente a las reglas matemáticas de la proporción y extrae su atractivo justamente de esas zonas que también se prestarían a la fealdad. Nada que no asuma un riesgo calculado con la fealdad puede ser bello. 

Alain de Botton. Del Amor.

miércoles, 23 de julio de 2014

DE TU VENTANA A LA MÍA



No se si os he contado que éste, mi pequeño territorio francés, consistente en 25 metros cuadrados supercucos en pleno barrio del Marais alto, está situado frente a frente a la fachada de un hotel. La verdad es que nunca había vivido delante de uno, y mucho menos en pleno barrio gay de Paris, y cuanto menos, no puedo dejar de tener visiones bastante interesantes.

No hay día que pase sin que algún nuevo personaje me sorprenda. En el poco tiempo que llevo viviendo aquí he visto varias anatomías masculinas y femeninas, algún que otro episodio sexual –derrapando entre arrumaco subido de tono a gemidos de lo más vanaglorioso-, más de alguna pose delante de un espejo empañado con vaho de la ducha, vecinos temporales durmiendo a pierna suelta, simpáticos inquilinos temporales saludándome e incluso haciéndome fotos… entre otros.

Con este cuadro, una no puede sino adoptar un rol compartido entre protagonista de la ventana indiscreta y antropóloga del género humano –en concreto el género guiri-. Más de un día me he quedado pensando que habrá pasado con aquella pareja que justo después de hacer el amor se quedaron dormidos; por donde andará aquel tipo tan bien dotado que amaneció entre las penumbras una mañana temprano o a qué se dedicaran esos jóvenes con pinta de bohemios que cada dos o tres semanas, aparecen en la misma habitación.

En fin, la vida es impredecible, así que quien sabe si un día yo seré huésped de ese hotel y seré la que salude a mi futuro sustituto; si intimaré con uno de esos actores de ese plató improvisado o si, simplemente nos desvaneceremos en nuestro cruce de caminos. Lo que si que está claro es que el calor, además de esa humedad pegajosa y ese ansia de cervezas heladas, nos trae espectáculos únicos e inimaginables.

sábado, 19 de julio de 2014

CON UNO MISMO



Hace unos días, fue noticia una publicación científica en la prestigiosa revista Science donde se afirmaba que “La gente preferiría una descarga eléctrica a dejarla a solas con sus pensamientos”. Esa noticia, me dejó patidifusa. ¿En serio? No puede ser, debe haber algún sesgo en la elección de la muestra para el experimento.

El caso es que, cuando me leí el artículo con calma, descubrí que la muestra había sido escogida al azar –dentro de una sociedad estadounidense, eso sí- y que afortunadamente, no era el 100% de la muestra, sino un 67% de hombres (frente a un 25% de mujeres) los que preferirían una pequeña tortura a tener que enfrentarse a sus pensamientos (me los imagino diciendo "¡Qué horror, qué inhumano!").

En realidad, esta noticia me preocupa mucho. Si realmente no disfrutamos echar un rato tranquilo con nosotros mismos, entonces… tenemos un serio problema. Nosotros mismos (y nuestros pensamientos) somos los que vamos a acompañarnos desde el nacimiento hasta la muerte… ¿Cómo es posible que haya gente que no se soporte?.

En mi caso, tengo una dependencia casi adictiva a estos ratos de soledad. Si, por cualquier motivo, tengo una semana intensa en la que no paro de tener reuniones, estar con gente y no tengo ni un minuto para mí sola, me empieza a pesar… Y cuando por fin, me tomo un ratejo para estar con mis pensamientos, resulta un gran alivio. Supongo que este otro extremo, tampoco es bueno, claro.

Sin embargo, considero que la introspección es necesaria porque sino, las pequeñas collejas que nos va dando la vida, no tienen ningún sentido. Cuando nos pasa algo –tanto bueno como malo-, en mi caso, es estrictamente necesario hacer una recapitulación y tomar nota de lo que he hecho bien y lo que debo cambiar. El precio es un pequeño bajón, el beneficio una gran enseñanza. Sin embargo, si existe gente en este mundo que nunca piensa, entonces… ¿De qué les sirve esto?.

Finalmente, otro dato curioso de este experimento es que parece ser que las mujeres nos tenemos menos miedo a nosotras mismas que los hombres. Lo cierto es que esto, no me sorprende en general porque observacionalmente, ya se aprecia esa proporción, pero… ¿Porqué? ¿Es que en algún momento el genero masculino decide no plantearse lo que hace por miedo a obtener una respuesta que no les guste?.

En fin, voy a intentar hacer yo misma un cuestionario siempre que esté en mi mano de este tipo, a ver si en otra cultura, se obtienen resultados diferentes y me tranquilizo un poco más.

miércoles, 16 de julio de 2014

LO DESIGUAL



Me gustan las gentes que ven la vida con ojos distintos que los demás, que consideran las cosas de otro modo que la mayoría... Quizá me ocurra esto porque he vivido siempre con seres demasiado normales y satisfechos de ellos mismos... 

Nada. Carmen Laforet

sábado, 12 de julio de 2014

SANGRE GEOGRÁFICA

No se si habéis jugado alguna vez al Risk, ese juego  que consiste en tratar de conquistar diferentes regiones del mundo. Recuerdo contemplar con intriga como una enorme cantidad de partidas finalizaban siempre con un conflicto sangriento en Oriente Medio e Israel, lo cual se acerca bastante a la realidad y sugiere que hay ciertos motivos geográficos para que esto ocurra -no en vano Israel está estratégicamente situado a orillas del Mediterráneo y a la puerta de Europa, África y Asia-.

Estos días, entre partido y partido de fútbol, nos llegan noticias de las matanzas que continúan en esa franja de tierra. Para mí, siempre fue un poco confuso entender el motivo de esté conflicto. Pero precisamente, me acaba de llegar este vídeo aclaratorio en el que repasa en tres minutos la historia de esta región y nos muestra la cantidad de sangre que se ha derramado durante siglos. El casting -por orden de aparición- lo podéis consultar aquí.


jueves, 10 de julio de 2014

POR LA PUERTA PRINCIPAL



Muchas veces me he cuestionado porqué la raza humana tiene este punto masoca en el que tendemos a transigir condiciones o situaciones más allá del límite de lo aceptable repetidamente, cuando en realidad, podríamos darles una patada perfectamente, dar media vuelta y dejarla atrás sin dilación.

Me pregunto porqué tenemos que aguantar que la gente esconda sus miedos apagando su prepotencia con otros, a modo de cenicero. Porqué hay que tolerar que aquellos que han perdido el norte de lo que es realmente importante en esta vida, te intente imponer lo que es importante en la tuya. Porqué hay que permitir que se te menosprecie por no querer ser uno más de ellos.

Definitivamente, las luchas de poderes, la competición, el egocentrismo, la venta de humo y el politiqueo laboral –encima encubierto tras una máscara de “qué majos y qué inocentes somos”- no va conmigo.

Lo cierto es que ya hace tiempo que me escuecen las ligaduras de las muñecas y no me compensa lo suficiente. Y cualquier día, soplo ligeramente, deshago las ataduras y sigo mi camino. Si, ése en el que han puesto un cáscara de nuez para que no pase. Ése en el que yo vuelvo a decidir quién soy y qué es lo que quiero.

Las cosas que hacía no le importaban nada y estaba encantado. De pronto comprendió la felicidad de las gentes (hasta entonces siempre se había compadecido de ellas) que desempeñaban una función a la que no se sentían obligadas por ningún "es muss sein!" interior y que podían olvidarla en cuanto dejaban su puesto de trabajo. Hasta entonces nunca había sentido aquella dulce indiferencia.

La insoportable levedad del ser. Milan Kundera

domingo, 6 de julio de 2014

MAREJADAS POLICRÓMICAS




Juan Olmedo miró a los ojos de aquella mujer, que a veces eran pardos, y a veces eran verdes, y siempre del color de las tormentas, y en la mirada que le devolvieron leyó que el único camino posible es avanzar, seguir adelante, recorrer las vías de hierro hasta donde empiezan a florecer las amapolas. 

Almudena Grandes. Los aires difíciles.

jueves, 3 de julio de 2014

DOMANDO LAS CUERDAS



Hace poco empezó aquí en Paris un larguísimo festival de jazz que durará todo el verano. En ese escenario inigualable –un precioso parque del enorme bosque de Vicennes- nos hemos dado cita de momento, con el quinteto de Didier Lockwood, ese violinista virtuosísimo con aires reminiscentes de Grappelli capaz de llenar el aire de París con su violín, su energía y una grabadora y con otro quinteto, el de Kyle Eastwood, contrabajista de primera, además de llevar en sus genes el impulso de la creacón de la belleza -si, es hijo de su padre-.

En estos conciertos en los que una se sienta apaciblemente, rodeada de otros seres con idéntica predisposición, y deja a sus sentidos empaparse de esa música, dispar, ligeramente atonal, a menudo desbocada y salpicada de ese orden caótico que caracteriza el jazz, una se da cuenta de que la relación que un músico puede tener con su instrumento es comparable a la de una relación personal. Cuando uno empieza a acariciar las cuerdas de una caja de madera, poro ejemplo, tiene unos dedos torpes, no encuentra el lugar exacto donde las manos deben colocarse, con el consiguiente desagravio para la música interpretada, desconoce las técnicas, el vibrato, el stacatto,... No es capaz de hacer lo matices necesarios para expresar bien lo que uno quiere decir… Igualito que con alguien que acabamos de conocer.

Sin embargo, a base de perseverancia, de perdurar en el intento, de equivocarse muchas veces, de emborronar verdaderas obras de arte, un buen día el sonido comienza a ser más robusto, una gana seguridad y se atreve a ponerse un reto aun poco más alto, a comenzar una pieza más difícil y a proponerse tocarla bien, y así, sin darse cuenta, uno empieza la escarpada ascensión hacia la lejana lejana perfección. En efecto, al igual que con una pareja.

Admiro aquellos que han llegado a coronar la cima o casi, a aquellos que, con sus manos, sus sentidos y su ilusión desbordante han sido capaz de seguir hasta el final el difícil y duro camino de la perfección. Aquellos que han llevado a cabo tamaño esfuerzo que se han acabado perdiendo en el laberinto de la culminación. Sólo muy pocos tienen la suerte y voluntad suficiente para conocer ese lugar, pero aún así, el camino promete ser muy gratificante, así que vale la pena intentarlo.

 One thing that has been particularly helpful for me has been to draw parallels with others in the creative process. Every time you consume something – a song, a radio program, an editorial – remember that like your thesis it has been loved and laboured into being. That there’s so much work out there is something of a miracle. It speaks to the legions of people out there, who without spiffy titles, salaries, awards or clapping hands, give their all to a creative pursuit; a painting, a piece of writing that they labour from nothing into being. Feel wonder at their courage and determination and how they have given themselves up to the simple, grinding need to create. You are one of them now. 

Why does feedback hurt sometimes?

lunes, 30 de junio de 2014

REVIVIENDO



Los dos lo sintieron en el mismo instante, y resbalaron el uno hacia el otro como para caer en ellos mismos, en la tierra común donde las palabras y las caricias y las bocas los envolvían como la circunferencia al círculo, esas metáforas tranquilizadoras, esa vieja tristeza satisfecha de volver a ser el de siempre, de continuar, de mantenerse a flote contra viento y marea, contra el llamado y la caída. 

Rayuela. Julio Cortazar

jueves, 26 de junio de 2014

EL ACORDE DESPLAZADO

¿Nunca os ha pasado que estáis haciendo algo –trabajando, cocinando, vistiéndoos, etc- y con algo de música puesta y de pronto ha sonado una canción –conocida o no- que os ha hecho parar en seco y contener el aliento? A mí me acaba de pasar ahora mismo con esta canción –conocida en mi caso-.



Como los sonidos acarrean muchos recuerdos, esta voz profunda me ha cogido de la mano y me he transportado a una época de mi vida que recuerdo perfectamente porque, precisamente hoy, se cumplen seis años que me convertí en doctora rodeada de un enorme porcentaje de la gente que más quiero en este mundo. En esa época –una de las más bonitas de mi vida- esta canción sonaba de fondo en muchas ocasiones. Me ha traído recuerdos de luz, de amor, de grandes despedidas, de alegría desbordada, de altibajos feroces, de juventud, de amigos enormes.

Así, en un abrir y cerrar de ojos, te ves arrastrada a islas perdidas, a oleajes de vividos. Como si una se hubiera tomado unas vacaciones de 5 enormes minutos.

martes, 24 de junio de 2014

DESANUDANDO



La libertad le da un pellizco al alma y uno no tiene más remedio que ser libre. De todos modos, la cordura vigila y amenaza con meternos en el corral de la razón. Somos frágiles y eso nos salva. El desconsuelo nos consuela y nos es imposible traicionar. 

 Mario Benedetti. Vivir adrede.

sábado, 21 de junio de 2014

LUCIÉRNAGAS



Una de las cosas geniales de vivir –y no visitar- un país que no es el tuyo es que puedes formar parte de las costumbre y tradiciones de él como si fueras una más. Eso, y otro tipo de pequeños detalles como que de vez en cuando te paren para la calle como autóctona del sitio para preguntarte donde cae el sitio tal o cual, que el panadero que te vende el pan todos los días te salude con un “Bonjour madame” cuando te encuentra por la calle, que puedas ver el futbol con un grupo de franceses con naturalidad o que puedas visitar sitios mega-turísticos un martes por la mañana sin un alma a la vista, provoca una satisfacción innata como de haber crecido un poco de raíces.

Estas fechas –en torno al solsticio de verano o a la noche más corta del año- me han sorprendido en varios aspectos. En primer lugar: ¡anochece a las once de la noche! Pasadas las diez de la noche, todavía hay tanta luz que puedes leer un libro en plena calle. Los que han vivido en países de latitudes muy altas, no se inmutarán con esto, pero a mí, me resulta maravillosa esta elongación inesperada de los días pre y post veraniegos. Por otra parte, me ha sorprendido que, al estilo de celebraciones muy nuestras como pueden ser Sant Joan, haya una gran fiesta en toda Francia para celebrar el día más corto. Esta fecha es hoy: día 21 de junio -caiga cuando caiga- y se celebra con la llamada Fete de la Musique. La ciudad entera se llena de conciertos en todos sus rincones, los medios de transporte están abiertos durante toda la noche y la gente se dedica a salir a las calles a disfrutar la luz, la alegría, la música y el calorcito. Además, en el trabajo se realiza una barbacoa con música para todos los trabajadores, que sólo ocurre otra vez más en el año, antes de Navidad.

 En fin, que esta costumbre de celebrar que el Sol llegó a un punto concreto de su órbita me parece sublime y creo que es mucho más interesante que cualquier otra conmemoración. Por mi parte, aunque seguiré haciendo mi ritual de fuego y agua el lunes, hoy me lanzo de cabeza a las calles como un parisina más, a emborracharme de música y de belleza.

martes, 17 de junio de 2014

LETRA A



No se si os habéis fijado, pero existen ciertos factores accidentales de la vida, sobre los que nadie es responsable pero que inherentemente ayudan –o perjudican- en muchos aspectos de la rutina diaria. Uno de los más claros es que, el hecho de tener un rostro o un cuerpo bonito –es algo que te viene dado por naturaleza, sin haber hecho ningún esfuerzo- , siempre produce una respuesta más amable o positiva. Si no estáis del todo de acuerdo, mirad este experimento y lo confirmaréis.

Sin embargo, existen otros casos, no tan evidentes como el físico, que producen un factor inherente de fortuna a los agraciados. Uno de los que a mí siempre me ha llamado la atención es algo tan simple como tener un apellido que empiece por la primera letra del alfabeto. Quizá porque este es mi caso, le he dado más vueltas, pero lo cierto es que, en cualquier enumeración de personas que no se quiera dar preferencia a una o a otra, se escoge un orden supuestamente neutro como viene a ser el alfabético –imagino que lo de neutro viene a que su ordenación parece aleatoria-. ¿Pero quién son los que solemos salir ganando? Los de la letra A. No por el mero hecho de ser los primeros, es por el hecho de que los seres humanos leemos de arriba abajo y por lo tanto, prestamos mucha más atención a los primeros nombres que a los últimos.

Los del club de esta letra, somos los que menos tenemos que esperar a que nos llamen en listas alfabéticas, somos los que aparecemos primeros en artículos donde todos los autores han hecho algo parecido, somos los que nos presentamos primeros a cualquier evaluación y por lo tanto el evaluador nos trata con más paciencia –antes de que le comience el cansancio-, tenemos privilegios para escoger antes que nadie... Infinidad de ventajas.

Parecerá una tontería, pero el hecho de que una desde temprana edad, exista un pequeños sesgo que haga que tu vida siempre tenga un tinte de suerte porque se ve favorecida en pequeños detalles cómo estos, hace que poco a poco, lo demás se vaya empapando de esta seguridad y la gente vaya ganando confianza… Algo parecido al chute de energía inicial que supone empezar la carrera y aprobar todas las asignaturas el primer cuatrimestre. En mi caso, sospecho que esta gran suerte que siempre me ha acompañado tiene una relación muy sutil –y diminuta frente a otros factores mucho más poderosos, por supuesto- con esta condición inicial.

sábado, 14 de junio de 2014

HISTORIAS DE MARCAPÁGINAS



Al igual que hay muchas maneras de leer, también hay muchas maneras de retener y llevar la cuenta de lo leído –o de lo bailado-. Están los que subrayan los libros –en papel o electrónicamente-, los que plegamos la esquina de las páginas y cuando acabamos recopilamos todas las frases que nos interesan, los que confían en su memoria de elefante… Cualquier cosa es válida para llevar la cuenta de las páginas que han pasado por nuestras manos o han hecho vibrar nuestra mente.

Por otra parte, existe un objeto que ha sido testigo mudo de nuestro regocijo con un libro: los marcapáginas. A menudo infravalorados, relegándose en muchas tiendas turística al nivel de imán para la nevera de la cocina, su firme trabajo de señalarnos nuestra trayectoria en la historia de amor con unas páginas es impecable. En mi caso, tengo mis tres o cuatro marcapáginas –regalos valiosísimos de buenos amigos- que llevan años conmigo. También guardo con mucho cariño algunos otros que obtuve al comprar auténticas perlas en librerías de ensueño.

Todos ellos han disfrutado una vida muy digna: han pasado por novelas de todo tipo, libros de poemas, ensayos varios, cómics, libros de haikus, tesis o incluso guías de viajes. Han repasado vocabulario en multitud de idiomas. Fieles a su papel de testigo mudo, han compartido conmigo ese vacío inexplicable, esa satisfacción conclusiva, esos pensamientos al vuelo de un libro recién acabado, esa incertidumbre de no saber qué es lo que vendrá después. Han viajado a casi todos los sitios que pone en mi pasaporte y han sufrido el desgaste típico de los vaivenes de la vida: se han mojado, llenado de arena, manchado de café o de cerveza, sufrido apretujones y pliegues inesperados. Aún así, creo que son felices: saben que en mis estanterías siempre hay una buena cola de libros esperando para ser leídos, por lo que suelen pasar más de una noche sin techo paginado.

Lo más curioso de todo, es que a veces, me da la sensación que tienen vida propia. No puedo afirmarlo con total seguridad, pero más de una vez hubiera jurado que ellos mismos tienen sus propios gustos y han llegado a un acuerdo para intercambiarse de libro o, en otras ocasiones, he encontrado a dos de ellos en el mismo libro sin ser consciente de ello… A veces, me pregunto si esta pequeña familia que hemos formado no estaremos siendo protagonista de una especie de Toy Story y me estaré perdiendo tertulias interesantísimas a mis espaldas.

miércoles, 11 de junio de 2014

SIN BIFURCACIONES



Recuerdo perfectamente –casi puedo hasta desgranar las palabras exactas- el día en que me advirtieron que el hecho de no sacar la mejor de las notas en el instituto podría repercutirme para toda la vida, teniendo como consecuencia no poder hacer lo que quisiera y por lo tanto, resignarme a hacer algo que no quería… Recuerdo que aquello me asustó tanto, que creo que puedo decir que fue el principal motor para ser una alumna de matrícula: el miedo a que mis propios actos me pusieran trabas para ser lo que quisiera.

Si bien yo era una niña bastante receptiva, hubiera deseado ahora que ya tengo unos cuantos años más, que alguien me hubiera advertido lo antes posible sobre la necesidad de aprovechar mi tiempo, mi vida y mis recursos durante la juventud… De que una vez traspasado el umbral de lo que a cada uno nos convierte en adultos, la gran mayoría de las vidas se llenan de un cansancio casi perpetuo, se embarcan en mares de responsabilidades, en sinfines de achaques y en vértigos de soledades altamente similares a estar en el centro de una cuerda floja y no tener más remedio que seguir avanzando.

Quizá alguien me lo advirtió y pensé que a mí no me pasaría. Quizá el error que cometí fue el pensar que yo era distinta. Que sólo el hecho de tener mis convicciones claras, me llevaría por un camino en el que el deterioro de la edad no me afectaría. Y si bien ahora que lo pienso, no veo muy claro como podría haber vivido una vida más intensa en mis treinta y pico años de vida, si que creo que infravaloré el valor de algunas experiencias, personas o hechos por no parecerme suficientemente auténticas.

Y ahora, cuando ya estamos inmersos en esta decrepitud inherente a nuestra edad, a nuestra situación, toca armarse de valor y salir allí fuera a luchar por lo que próximo que quieres. Aunque creas no tener fuerzas, ni ganas y sólo te apetezca recluirte en un rincón mientras te vuelves diminuta. No tienes otra opción. Como decía el gran Steve Jobs, sólo puedes confiar en que los puntos se unirán cuando mires atrás. Y eso suena a demasiad resbaladizo para una persona adulta. Pero no hay más remedio. Están rompiendo aguas ahí fuera y hay que salir urgentemente.