lunes, 31 de marzo de 2014

PREDECIBLE

Cuando el año pasado recibí un total de once libros de once amigos estupendos como regalo de cumpleaños y además, dos de esos libros repetidos, me pregunté si no me estaría convirtiendo en alguien demasiado predecible. Este año, estos han sido algunos de mis regalos:

    
Si, supongo que no es ningún secreto que adoro leer, que me encanta el arte y me requetechifla París, y desde luego, después de ver esto, no cabe ninguna duda... Eso sí, como siga así, bastará tener dos cumpleaños más para poder extrapolar mi vida con total fiabilidad.

Desde aquí, un abrazo a todos esos grandes amigos que año tras año, llenan mi vida de belleza y además, me dan las herramientas para explotarla.

viernes, 28 de marzo de 2014

FELICIDAD PAGANA



A las puertas de empezar mi nueva vuelta a éste, nuestro Sol, es inevitable hace recuento del tiempo pasado, de la evolución, de la vida y del camino.

En mi caso, si una enumera todos los objetivos de su vida y los ordena por orden de prioridad, puedo proclamar con orgullo que mi objetivo número uno, que es no pasar por la vida sin exprimirla, sino tomar yo el timón –como buena Timonera- y dirigir lo que esté en mi mano, lo estoy cumpliendo de momento. Gracias a eso, por ejemplo, estoy en esta maravillosa ciudad que me da la vida y me hace estar en un estado de felicidad catatónica de manera perpetua sin ningún motivo aparente -hacía muchos años que no me sentía así-, y además, hace que me pasen cosas deliciosas todo el tiempo. Por supuesto hay cosas que me gustaría tener, pero se trata de maximizar lo que uno quiere y minimizar lo que no quiere y con esto, me doy muy por satisfecha.

Así, en unas horas celebraré una gran fiesta. Una gran fiesta para celebrar un montón de cosas que se están fraguando: una edad nueva, el comienzo de la primavera –y con ella ese sol precioso que lo hace todo incluso más increíble-, mi inminente mudanza a un pequeño rincón delicioso en el centro de París, el alargamiento del día, el trabajo macerándose, las llamadas sin freno, los regalos en forma de cuento, de postal, de soplo… Y la felicidad por la nada, o por todos esos motivos minúsculos que hacen el todo.

Y así, como si adorara a un Dios mitológico, beberemos, cantaremos y gozaremos de nuestra existencia. Y brindaremos por nuestra capacidad –la mía y la de casi todos los que me rodeáis- de ser tremendamente felices.

La tía Marcela tenía en los ojos la luz de quienes le buscan a la vida su mejor lado, la de quienes para su desgracia no accedieron a la felicidad que sólo pueden disfrutar los tontos, pero que están dispuestos incluso a parecerlo con tal de asirse a la punta de alguna dicha. 

Angeles Mastretta. Mujeres de ojos Grandes.

domingo, 23 de marzo de 2014

RE-VISITANDO


Ayer regresé de mi viaje a Brasil por segunda vez. Ha sido un viaje lleno de experiencias personales: visitas de amigos, casualidades extrañas, exploración de sitios menos conocidos –ya que los turísticos ya estaban visitados-, muchísimo trabajo a la vez que productivo, mucho sol y mucha playa, diversas islas paradisíacas y nuevos y encantadores mamiferinhos… Y así mismo, ha sido un viaje tremendamente diferente al primero.

Pensado sobre esto, soy consciente de que a mi espíritu explorador le encanta conocer sitios nuevos, se muere de ganas de quedarse sin aliento ante lugares espectaculares, de tener experiencias diferentes, y es por eso que el nivel de expectativas baja un poco las segundas y siguientes veces que se visita un sitio, ya que ya conoces cómo es y qué es lo que te vas a encontrar el sitio re-visitado.

Sin embargo, es cuando vuelves a esos sitios sin tantas ansias de exploración, intentando disfrutarlos pero sin alejarte demasiado de tu cotidianidad,  cuando descubres el auténtico ritmo de los sitios. En el caso particular de mi re-visita brasileña, esta vez ha habido varias cenas en casas de amigos –un besazo desde aquí a Nathalie, Cristina, Aldée, Arianna y Jonathan- muchos conciertos de chorinho, paseos por los barrios más auténticos y menos turísticos, cafés en sitios pequeños y con vistas preciosas, puestas de sol compartidas con muchos otros ciudadanos en torno a unas cervezas frescas… También, desde luego, descubres la cara menos amable: los atascos, el mal funcionamiento de los transportes, la impuntualidad de las gentes… Pero resulta que, el bosquejo final de esos lugares adquiere un tono más humano, sin perder su auténtica belleza, con sus arrugas, sus canas y sus cicatrices, convirtiéndolo así en un amigo querido más.

Por otra parte, ayer, en mi vuelo transoceánico cuando pasaba de ese verano agonizante a una primavera tímida, notaba que París y yo hemos construido una relación de amistad poco a poco -teñida de cierto enamoramiento, es cierto-, y así, tuve esa extraña sensación de que estad ciudad maravillosa, me acogía con familiaridad y me volvía a engullir con un abrazo.

viernes, 7 de marzo de 2014

LO (DES-)TEMPLADO


Pues ahora sólo era el sol y el sol y el sol. El sol era todos los horizontes, todas las direcciones. Quemaba los minutos, los segundos, los relojes de arena, los relojes mecánicos; quemaba el tiempo y la eternidad. Quemaba las pestañas y el suero del mundo oscuro detrás de los párpados, la retina, el oculto cerebro, y quemaba el sueño y los dulces recuerdos del sueño y la frescura del anochecer. 

Las Doradas Manzanas del Sol. Ray Bradbury

lunes, 3 de marzo de 2014

EL TIEMPO RECICLADO

Hacía casi diez años que no vivía en una ciudad grandecita y no me acordaba de lo que significaba necesitar entre 30 a 45 minutos para llegar de tu casa al trabajo o, de hecho, a casi cualquier sitio. Mucha gente considera éste el motivo principal por el que no quiere vivir en una ciudad tamaño XXL, sin embargo, creo que –como todo en esta vida- también se le puede mirar el lado positivo de esos ratos y usarlo a nuestro favor.

Por ejemplo, en mi trayecto matutino donde estoy más despejada y mentalmente activa, tengo mi kit de metro listo y en cuanto me siento aprovecho para leer un artículo de trabajo, un documento que exige alta concentración o, mejor todavía, reflexionar sobre algo que no funcionaba el día anterior y no sabes porqué. Impresionante. En esta época en la que estamos rodeados de cachivaches electrónicos, ya no tenemos tiempo para, simplemente, pensar: en porqué salen o no las cosas, en cual es la mejor estrategia a seguir ante un problema, en qué pruebas se pueden hacer para solucionar algo que no entiendes… La verdad es que, estoy sorprendida de lo productivas que están siendo esas mañanas. Se me han ocurrido algunas ideas originales, y eso es porque, me niego a mirar Internet desde el móvil –cosa que gran parte del resto del vagón no comparte conmigo-.

Cuando vuelvo a casa por la noche, o ya por la tarde, voy a otro sitio, mi mente está bastante saturada de pensar, así que ahí le espera un libro básico y tontorrón en el idioma con el que estoy en proceso de inmersión ahora mismo: el francés. Hace poco me acabé El petit Nicolás, libro entrañable y graciosísimo donde los haya, y no sólo he aprendido vocabulario básico de un niño francés de siete años sino que, en más de una ocasión me ha sacado una sonrisa, sino una carcajada.

También, muy de vez en cuando, estoy tan tan cansada que ni soy capaz de hacer el esfuerzo de leer en otro idioma, en ese caso, suelo tomar el autobús –sí, aunque sea más lento y de más vuelta, ¿y qué?- pongo el modo ‘mente en blanco’ , y voy contemplando las maravillas de esta ciudad que me vuelve loca. Sin analizar, sin reflexionar, simplemente mirando, absorbiendo, disfrutando… Y miro a mi alrededor y descubro alguna que otra sonrisa de admiración cuando pasamos frente a, qué se yo, Notre Damme, o miradas de cansancio, o curiosidad o…. Y me gusta pensar que somos náufragos en ese mismo autobús, en el medio de una ciudad de ensueño, tratando –con desgana- de volver a casa.