martes, 30 de junio de 2009

LO COMPLICADO DE LO SIMPLE

Como entes humanos que somos, tratamos de entender la vida, entre otras cosas, porque no tenemos otro remedio, porque siempre llegan esos momentos en que no sabemos cómo actuar, ni cómo sentirnos y deseamos con todas nuestras fuerzas desentrañar qué pasó. Porqué, cómo y qué originó el estremecimiento en que nos vemos inmersos. Curiosamente, según las circunstancias, nuestros cerebros la homenajean con mecanismos complicados…

Puesto que de lógica se trataba, ella no podía sino moverse hacia donde esa lógica la conducía. Pero no faltaba la paradoja: qué pasa cuando nada esperas, y cada aparente derrota te empuja hacia arriba mientras aguardas, despierta al amanecer, el momento en que la vida rectifique su error y golpee de veras para siempre. Un día empiezas a creer que tal vez ese momento no llegue nunca, y al siguiente intuyes que la trampa es precisamente ésa: creer que nunca llegará. Así mueres de antemano durante horas, y durante días, y durante años. Mueres larga, serenamente, sin gritos y sin sangre. Mueres más cuanto más piensas y más vives. [La reina del sur. Arturo Pérez-Reverte.]


…mientras que en otros, sólo nos bastan las cosas más simples para saborear su esencia…

Nos reíamos con ganas de nuestras miserias, de nosotros mismos, de nuestra edad y de nuestra forma de besarnos, y era una risa limpia, desprovista de sarcasmo, de vergüenza y de sentido del ridículo, y yo descubrí que me alimentaba extrañamente, aquella risa, que me daba fuerza, y valor. [Atlas de Geografía Humana. Almudena Grandes]


Y entonces, descubrimos que aunque no disponemos del manual de instrucciones, si que almacenamos recursos maravillosos, increíbles tablas de flotación, como la risa, la amistad, las palabras, el baile, el vino o la música… Y gracias a ellos, conseguimos seguir aguantando chaparrones, porque también nos hacen levitar muy alto, cada vez más alto... Aceptémoslo, la vida nos pone ante momentos críticos, cuando éstos bajan la calidad de lo que somos… No es más que un toque para advertirnos que se nos está olvidando cumplir con nuestras exigencias de ser felices.

sábado, 27 de junio de 2009

OLÉ




Seguro que alguna vez habéis tenido la inmensa responsabilidad de continuar aguantando el listón alto. De que si hace tiempo se os colgó la etiqueta de bueno en esto, lo otro o lo de más allá, tengáis que seguir actuando acorde con eso, bajo pena de fallar, desencantar o defraudar al personal al hacer algo mediocre después de eso.

Pues bien, si tenéis veinte minutos, os recomiendo fervorosamente que veáis esta charla de la escritora estadounidense Elizabeth Gilbert. Un abrazo desde aquí a Aura por enviármela.

Básicamente, nos ofrece una nueva perspectiva –en la que todos deberíamos al menos darle un pensamiento- sobre el hecho de considerar a alguien un genio o algo una obra maestra. Ella argumenta que el genio debería ser considerado –igual que hace siglos- como algo externo a nosotros, una especie de esencia que no depende de uno mismo y que, a veces nos hace crear obras de arte sin que, nosotros podamos controlarlo.

Si esto es así, no deberíamos tener miedo al éxito o al fracaso que pueda seguir a un gran logro. Así que, como ella dice, sigamos disfrutando aquello que hagamos, cualquier que esto sea, mientras dejamos al genio libre para que en alguna ocasión se digne a visitarnos en el momento adecuado, y escuchemos el… Olé.

martes, 23 de junio de 2009

DE NOCHES MÁGICAS

Esta noche es la noche de Sant Joan o San Juan… la llamada noche mágica, la de la regeneración. Vamos una especie de reseteo en nuestra vida. Aquella en la que tenemos derecho a que se nos perdone y deber de cumplir nuestros sueños.

Recuerdo esta noche, en Huesca, cuando éramos pequeños y acabábamos de inaugurar las vacaciones. Solíamos subir al pueblo de mi padre y nos agrupábamos en tornos a diversas hogueras para asar sardinas y explicar historias… De hecho, tengo el nítido recuerdo de mi abuelo, contándome historietas en fabla aragonesa –de la guerra, supongo- hasta que me quedaba dormida. Os aseguro que no bastaba un milímetro más en el mundo para que aquello fuera perfecto.

Años después, mi experiencia en Barcelona, me llevó a vivir largas noches al borde del mar, con la juventud en la piel y mucho alcohol, guitarras, amistades, besos y amantes… Solíamos repetir el ritual año tras año: hacíamos dos listas de deseos, la de cosas pasadas, decepciones y malos rollos que queríamos desterrar de nuestra vida, y la de miedos que vencer, amores que conquistar, personas con las que volver a reconciliarte y todo tipo de deseo a cumplir. Quemábamos las dos listas: la primera, la echábamos a la hoguera, donde se consumía, se destruía todo aquello que no queríamos que viviera más; las cenizas de la segunda, eran arrojadas al mar al borde del amanecer… Simbolizaba que lanzabas tus deseos al ancho mundo a que viajaran, se esparcieran y… se cumplieran. Ahora que lo pienso, a lo mejor esto último provocaba que a personas diferentes se les cumpliera deseos diferentes... Pero qué importa, los deseos -sino muy avariciosos- son esperanzas, anhelos humanos…

Esta noche, yo voy a volver a hacer lo mismo. No tengo un mar a mano, pero encontraremos un sustituto. De hecho, acabo de escribir mis dos listas… Hasta ahora siempre me ha funcionado. ¿El secreto? Que en el fondo, no es nada esotérico. Que lo único que hacemos es prometernos a nosotros mismos que lo malo se quedará anclado en el pasado y que, con el empeño, la fortaleza y las ganas de ir a buscar lo bueno que deseamos que nos ocurra, hacemos que suceda. Un besazo para aquí a todos aquellos que todavía creemos en los sueños y en que puede ser posible. Disfrutad la noche mágica.

lunes, 22 de junio de 2009

HILANDO

La vida teje sus hilos entre personas … Es cierto que cuando éramos pequeños, nuestros amigos eran los que se sentaron en el pupitre con nosotros, los hijos de los amigos de nuestros padres o los únicos niños del pueblo… Unos años más tarde, y con una mayor heterogeneidad en las personas y en nuestras vivencias, empezamos a analizar con qué nos quedábamos y qué es lo que realmente nos gustaba para nosotros mismos –todos somos narcisistas en el fondo-. Ahí es donde se fragua nuestra personalidad al 90% , las personas con las que hemos filosofado, compartido las primeras conversaciones de verdad: nuestros primeros descubrimientos sobre el amor, las artes, la amistad, el sexo… entre los 15 y los 22 años son las que definen casi siempre lo que somos hoy.

Llegados a este punto, nos volvemos exigentes… Cada vez vamos descubriendo menos personas que merecen la pena –porque el listón cada vez está más alto- pero, cuando aparecen, nos solemos reconocer mutuamente, y solemos empaparnos de su presencia. Normalmente, sin necesidad de demasiado tiempo para que esa amistad se fragüe. Es más un asunto de calidad, que de cantidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos, suele ocurrir que esas personas tropiezan físicamente con nosotros durante un periodo corto de tiempo... Luego siguen su camino… Así que redefinimos nuestras nuevas amistades a partir de vivencias intensas en plazos a contrarreloj. No por ello menos válidas.

A partir de allí, dependiendo de cómo nos hayamos formado, continuaremos llenando nuestra existencia con personas intensas, o bien disminuiremos o apagaremos el ritmo con las obligaciones, las cargas, las lealtades y las corazas.

Intentamos por primera vez ser sabios cuando advertimos que no nacemos sabiendo cómo vivir, sino que la vida es una habilidad que es preciso adquirir, como aprender a ir en bicicleta o tocar el piano.

Alain de Botton. Del Amor

miércoles, 17 de junio de 2009

Y SIN EMBARGO…

Después de la tempestad viene la calma, y cuando recuperas la cordura y te das cuenta de que todo tiene su lado bueno; que en el fondo, a base de ostias nos superamos día a día y nos liberamos de dependencias autoimpuestas… acaba brotando esa sonrisa que hacía días que no lucía y… sólo puedes acabar cantando con la misma satisfacción que la de Alanis:



Thank you India
Thank you terror
Thank you disillusionment
Thank you frailty
Thank you consequence
Thank you thank you silence


Thank you India
Thank you providence
Thank you disillusionment
Thank you nothingness
Thank you clarity
Thank you thank you silence

martes, 16 de junio de 2009

VIENTO

¿Y quién no se ha dejado alguna vez su cordura en casa pensando que no la necesitaría? ¿Y quién no se ha adentrado en arenas movedizas cuando la última vez que las miramos parecían perfectamente firmes? ¿Y quién no ha abierto alguna vez puertas y ventanas pensando que no le robarían? ¿Y quién no ha bajado a los infiernos y a la vuelta ha prometido que era la última vez? ¿Y quién no ha escuchado palabras pensando que esta vez, no se las llevaría el viento?


Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencia,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo de tu llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.



Hijas del Viento, Alejandra Pizarnik

viernes, 12 de junio de 2009

ARRUGAS

Hay gente con la que la vida se ensaña, gente que no tiene una mala racha sino una continua sucesión de tormentas. Casi siempre esa gente se vuelve lacrimosa. Cuando alguien la encuentra, se pone a contar sus desgracias, hasta que otra de sus desgracias acaba siendo que nadie quiere encontrársela.

Esto último no le pasó nunca a la tía Ofelia, porque a la tía Ofelia la vida la cercó varias veces con su arbitrariedad y sus infortunios, pero ella jamás abrumó a nadie con la historia de sus pesares. Dicen que fueron muchos, pero ni siquiera se sabe cuántos, y menos las causas, porque ella se encargó de borrarlos cada mañana del recuerdo ajeno.

Era una mujer de brazos fuertes y expresión juguetona, tenía una risa clara y contagiosa que supo soltar siempre en el momento adecuado. En cambio, nadie la vio llorar jamás.

A veces le dolían el aire y la tierra que pisaba, el sol del amanecer, la cuenca de los ojos. Le dolían como un vértigo el recuerdo, y como la peor amenaza, el futuro. Despertaba a media noche con la certidumbre de que se partiría en dos, segura de que el dolor se la comería de golpe. Pero apenas había luz para todos, ella se levantaba, se ponía la risa, se acomodaba el brillo en las pestañas, y salía a encontrar a los demás como si los pesares la hicieran flotar.

Nadie se atrevió a compadecerla nunca. Era tan extravagante su fortaleza, que la gente empezó a buscarla para pedirle ayuda. ¿Cuál era su secreto? ¿Quién amparaba sus aflicciones? ¿De dónde sacaba el talento que la mantenía erguida frente a las peores desgracias?

Un día le contó su secreto a una mujer joven cuyas penas parecían no tener remedio:

-Hay muchas maneras de dividir a los seres humanos- le dijo-. Yo los divido entre los que se arrugan para arriba y los que se arrugan para abajo, y quiero pertenecer a los primeros. Quiero que mi cara de vieja no sea triste, quiero tener las arrugas de la risa y llevármelas conmigo al otro mundo. Quien sabe lo que habrá que enfrentar allá.


Ángeles Mastretta, Mujeres de ojos grandes.


Un besazo desde aquí a todos los que somos Tía Ofelia.

miércoles, 10 de junio de 2009

DOS

Una amiga mía solía decir que siempre hay dos opciones en la vida –Gemma, una abraçada des de aquí-. Ante cualquier decisión que te plantees, ante cualquier giro que de la vida, ante cualquier torcedura del destino sólo hay dos respuestas. Arriesgar o no arriesgar. Seguir hacia delante o girar 180 grados.

Del mismo modo, esa dualidad se nos traslada como seres humanos: también existen dos tipos de personas, las que les gusta la montaña o la playa, el frío o el calor –estas dos cosas suelen ir estrechamente relacionadas-, los diurnos o los nocturnos –es decir, los que encuentran su mejor momento con la luz y la mañana o con la oscuridad, y la noche-, los valientes o los cobardes –es decir, las personas que ante las dos opciones de la vida, se decantan por arriesgar o por conformarse-.

Al final, los grises no permanecen, son términos vagos, mezclas de dos situaciones reencontradas, la blanca y la negra, que nos permiten sostenernos una temporada, pero que, al final, dependiendo del material del que estemos hecho, o bien nos tornamos gris perla, y palidecemos en el blanco o bien, nos acercamos al gris parduzco y tendemos inevitablemente hacia el negro.

En el fondo, la vida es requetesimple: se divide en gente con la que te ves obligada a hablar mientras tomas una copa, y gente con la que puedes beber durante horas en silencio. Gente que sabe, o que intuye lo suficiente para que sobren las palabras, y que está contigo sin estar del todo. Sólo ahí, nomás. Y a lo mejor este es el caso, aunque ignoro a qué sitio nos lleva eso. A qué nueva variante de la palabra soledad.

Arturo Pérez-Reverte, La Reina del Sur

domingo, 7 de junio de 2009

FLORA Y FAUNA

Ahora mismo tengo una ardilla sigilosa, encaramada en lo alto del árbol que hay justo en la puerta de mi casa, mirándome fijamente... -música de miedo maestro-. Creo que trama algo... Lleva siguiendo todos mis movimientos desde hace rato…

Ah, ya está, Ardillita se ha cansado ya de mí. Es que impresiona esto de vivir en plena Naturaleza, porque, aquí donde lo veis, los Estaos Uníos es de los países más llenos de bosques, parques Naturales, flora y fauna variada, que os encontrareis nunca. Cualquier montañita de nada ya le pasa un buen cacho al Teide. En particular, Davis, es como vivir en pleno campo. Por ejemplo, estas dos semanas y media que he estado fuera dejé a Leoncito, mi coche, aparcado enfrente de mi casa... Y cuando volví casi había desaparecido... ¡¡cubierto de telarañas!! Lo que os cuento. Y vamos, lo más normal del mundo es despertarte con los pajaritos cantando en tu ventana, e ir a trabajar viendo ardillas, colibríes, cervatillos y cabras monteses por doquier -bueno lo último no, pero algún humano de por aquí se parece bastante-.

En fin, de todas formas, lo llevo bastante bien, yo, que me declaro bastante urbanita y nada campestre. El lunes hice mi primer experimento de gardening, que aquí es la afición favorita de todo el mundo los fines de semana y días de guardar. Básicamente consiste en atiborrar el jardín con todo tipo de planta y vegetal para ser la envidia de la calle y tener el jardín más cuidado de toda la redolada... Así que, como todo hay que probarlo en esta vida, he hecho mis primeros pinitos en sembrar algo: albahaca, tomates y girasoles. Sinceramente, yo no se porque la gente se pega tantos fines de semanas enteros... Me costó diez minutos. Vamos, remueves la tierra, pones la semillicas, le echas agua y ¡ala!, a esperar... -¿A lo mejor es que me he saltado algún paso?- Ya os contaré... Albahaquitas y Girasoles creo que están empezando a asomar la cabezuela... Tomatinos son más tímidos... Como esto me salga bien, lo próximo va a ser plantar el árbol y así me lo quito de encima. Además el libro ya está escrito, así que solo me quedará un objetivo -a todo esto, ¿quién se inventó esta lista chorra?-.

Anda mira, ¡Ardillita ha vuelto! Pobre, es muy mona... ¡Eh! Se está acercando mucho, demasiado... Ardillita, ¿qué haces? ¡¡Aaaagh!!

viernes, 5 de junio de 2009

TACONEAO



Parece que ya volvemos a tener un poco de calma, un poco de normalidad... Y con ello, volvemos a las andadas. Tras estos días pasados de mucho curro, mucho viaje, mudanza, no Internet en casa, y otras cosillas varias, se me había escurrido el ratillo para mí misma por ahí... Pero ya está, lo he reencontrado.

Ya llega el veranete: las cañitas en las terrazas, las luces encendidas alrededor de gente en las calles, el olor, ese olor a verano, a juventud, a conciertos... Y aunque me pese decirlo, esa entrada del verano me entristece... -Ya lo sé, me de rabia, no lo puedo evitar-... Supongo que me recuerda a juventudes pasadas, largas noches sin preocupaciones, ni responsabilidades, conversaciones interminables, descubrimiento de personas... A ver, que me pongo melancólica y no era mi intención.

Yo sólo quería celebrar la llegada del verano, la vuelta al Timón con un buen baile -ya sabéis que adoro bailar- y es que hoy precisamente, me han enviado un video precioso que no puedo parar de ver y morirme de envidia. Juzgad vosotros mismos. Desde aquí, un besazo a Mili por descubrirme a esta delicia que son los Vino-Hierro -¿Qué se puede esperar de semejante combinación?-.

Y viajar es bailar, como bien dicen los chichewas, acompasar tu paso al de los otros, girar en el vacío siguiendo los sonidos y los ritmos que no conocías antes, sordo a todo aquello que no sea el son de una canción ignorada. Danzar dándole la espalda al miedo, seguir adelante sin temor, escribir sobre lo que despierta tu pavor y al mismo tiempo aviva tu fe en los hombres, hurgar en lo desconocido con el dedo de la audacia. ¿Acaso hay algo más libre que bailar?


Vagabundo en África. Javier Reverte