¿Qué mejor que celebrar el día de algunas de las cosas más bonitas del mundo –libros, flores, amor, amistad- en una de las ciudades más bonitas del mundo? Que conste que no es algo que no haya hecho nunca. Guardo muy buenos recuerdos de mis Sant Jordis estadounidenses, donde poco a poco, más y más gente se ha ido empapando de este espíritu de escoger una historia y casarse con ella por una temporada.
Hoy en París, ha sido un día con un gusto muy similar a un Sant Jordi barcelonés –donde me parece estupendo que no sea fiesta, pero a la vez, todos los jefes sean permisivos para dejar lanzarse a la calle a sus empleados en busca de una rosa y un libro-, se respiraba una atmósfera de espíritu bonachón proveniente de que te recuerden que hay gente que te quiere. Por la mañana no han faltado las flores de rigor y a la salida del trabajo he ido a darme un garbeo por algunas librerías maravillosas. Conforme avanzaba la tarde, me he ido topando con algunos trotalibrerías de Sant Jordi. Aparecíamos todos con una sonrisa bobalicona en los labios, un aire algo despistado y una o varias flores en la mano. Nos hemos cruzado alguna mirada de reconocimiento, un guiño de esos que significan tú eres de los míos, y nos hemos cambiado a otra planta, discretamente.
Así, por mis manos han discurrido miles de páginas a través de un lento paseo por l’Arbre à lettres, la Hune, la Gibert-Joseph y, finalmente, la tremenda Shakespeare & Co, donde como regalo extra, me han obsequiado con a una pequeña representación de Hamlet en la calle en honor el 450 aniversario del nacimiento de Shakespeare. No se me ocurre un final mejor para un día inmejorable. Espero que vuestros techos también den cobijo a nuevas páginas.
Al fin de cuentas, la biblioteca es su verdadera autobiografía. Aquí y allí asoman libros que han estado ligados a algún hecho o a algún sentimiento, decisivos o triviales, de su vida. Nunca se decidió a colocar sus miles de volúmenes por orden alfabético de autores, de manera que si lo aluden es desde el caos.
Buzón del tiempo. Mario Benedetti
¡Me alegro de que hayas disfrutado tanto del día, y que hayas reconocido más gente disfrutando como tú! y no se me había ocurrido que Shakespeare & Co tuviesen página web o facebook, ¡qué bien!
ResponderEliminarMil besos
Cristina: ¡Gracias, cariñet! Jaja, si... La verdad es que ya quedan muy pocos rincones que no estén dentro de un ordenador... Pero nada como verlos en persona... ¡vente! Besazo.
ResponderEliminar