Vaya por Dios, cómo pasa el tiempo… Resulta, que así, sin comerlo ni beberlo, nos hemos plantado en el séptimo cumpleaños de este blog. Qué barbaridad, si parecía ayer que me decidía entre los diferentes formatos en un apartamento enorme y destartalado de Davis, en California y ya han pasado siete añazos.
Siete años y 643 posts en sitios diferentes –al menos este blog ha vivido tres culturas diferentes: la estadounidense, española y francesa-, millones de experiencias, recuerdos, conciertos, visitas, reencuentros, amores, reflexiones, momentos de felicidad absoluta y nacimiento de tres sobrinos maravillosos. Además, este blog me ha descubierto una pequeña parte del universo al que no hubiera llegado de otra manera y me ha permitido conocer una faceta diferente de la gente conocida. Por otro lado, no lo negaré, ha habido momentos de tristeza y adioses definitivos. Pero eso, irremediablemente nos ha hecho más fuertes, más poderosos y probablemente, más sabios.
Así desde este adiós a la niñez bloguil, os mando un enorme gracias a todos aquellos que habéis discurrido –más o menos- y acompañado por estos pensamientos –absurdos o no-. Un abrazo a todos y nos vemos en proa.
Es en medio de aquellas llamas como me tenéis que recordar. Héctor, el derrotado: lo tenéis que recordar de pie, en la popa de aquella nave, rodeado por el fuego. Héctor, el muerto que por tres veces sería arrastrado por Aquiles alrededor de las murallas de su ciudad. A él tenéis que recordarlo vivo, y victorioso, y resplandeciente con sus armas de plata y de bronce. De una reina aprendí las palabras que ahora me han quedado y que quiero deciros a vosotros: acordaos de mí, acordaos de mí y olvidad mi destino.
Alessandro Baricco, Homero, Ilíada
Siete años escribiendo es mucho. Y no creo que un blog deba contar los años en plan humano, sino más bien en plan perruno. De modo que estás en plena madurez. Es conveniente permanecer ahí y no consentirnos el envejecimiento bloguero prematuro. Si no hago mal las cuentas, son más de 90 cada año, uno cada cuatro días. Eso es mucho. Pero lo mejor es que no escribes banalidades ni tonterías (como es lo común). De modo que espero seguirte leyendo, aunque te de por ser culo de mal asiento. A lo mejor por eso entraste un día en "Nómadas"...
ResponderEliminarAtticus: Gracias por comentar y por tus elogios. La verdad es que lo cuento en plan humano porque en realidad llevo escribiendo desde que era una niña, sólo que entonces escribía cuentos y luego me pasé a la poesía, hasta que nació este blog. En cualquier caso, como tu bien comprenderás, a veces no sabes qué es lo que te mueve a seguir haciéndolo, pero lo haces, porque en el fondo se ha convertido en una droga, un ritual o parte de tí.
ResponderEliminarEspero seguir pasándome durante mucho tiempo por "Nómadas".
Gracias de nuevo, un abrazo.