Imagino que todos nos hemos sentido así alguna vez: en medio del desierto, solos, desorientados, sedientos, con la sensación de que todos los ángulos parecen los mismos, cansados, con pajarracos oteando a nuestro alrededor, perdidos, sin tener ni idea donde está la solución… -pero eso sí, siempre acompañados de buena música-.
El caso es, que si seguimos aquí es porque al igual que en Paris-Texas o que en 127 horas –ambas peliculones muy recomendables-, el que la sigue la consigue –o como decíamos de pequeños, el que la sigue la persigue- y al final a base de cabezonería –téngase tan sólo la justa-, tesón, esfuerzo y positivismo, alcanzamos ese pequeño oasis que nos apacigua y nos devuelve la energía necesaria para seguir buscando.
He aprendido que sólo cuentan dos cosas. Una, y esto es lo más importante -se inclinó hacia delante y tomó mis manos para apretarlas entre las suyas-, que nadie te va a poder quitar en tu vida lo que has bailado ya. Y dos, que a pesar de las apariencias, no pasa nada. Nadie mata a nadie, nadie se suicida, nadie se muere de pena, y nadie llora más de tres días seguidos. A las dos semanas todos vuelven a engordar y a comer con apetito, te lo digo en serio. Si no fuera así, la vida se habría extinguido en este planeta hace varios milenios.
Almudena Grandes. Malena es un nombre de tango.
Adiós
Hace 4 años
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