En cada una de mis visitas a las islas británicas -Inglaterra, Irlanda o Escocia- siempre he sucumbido a los encantos del genial genial Edward Monkton. Muchos de vosotros sabéis que por mi puerta de Granada rondaba The Pig of Happiness regalándome una amplia sonrisa en cuanto me aproximaba a la calle, en la nevera andaba Friendship –las amistades y enemistades del brócoli con todo lo demás-, en la puerta de mi casa actual perdura la Wonderful Girl, que tantos comentarios de admiración vecinal ha provocado, y en multitud de rincones de mi vida habitan joyas varias como The Zen Dog –una llamada al Carpe Díem- , Anything is possible –buen recordatorio de nuestras posibilidades con humildad y humor- y muchos otros…
En cada una de ellos, hay un mensaje cifrado para cada uno de nosotros, un mensaje que siempre nos dice lo mismo, en un sinfín de maneras diferentes: Cómete el mundo, se feliz, nada es tan importante, ríete de todo.
Hoy, me he topado nada más y nada menos que con la historia verídica del Pig of Happiness. Un abrazo desde aquí para Ade, una gran fan y en gran parte responsable de su descubrimiento. Disfrutadla. Pongamos todos un cerdo de la felicidad en nuestras vidas.
Adiós
Hace 4 años
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