Lo malo de las desgracias muy grandes, de las que nos parten en dos y parece que no van a poder soportarse, es que quien las padece cree, o casi exige, que con ellas se acabe el mundo, y sin embargo el mundo no hace caso y prosigue, y además tira de quien padeció la desgracia, quiero decir que no le permite salirse como quien abandona un teatro, a no ser que el desgraciado se mate.
Los enamoramientos. Javier Marías
Aún a pesar del encaje perfecto del texto, música y danza, me dejaste preocupado... Are you ok?
ResponderEliminarSergio: Muchas gracias. Si, estoy bien. Tan sólo algo desilusionada.
ResponderEliminarSimplemente no me pude resistir a conjurar toda esta triste belleza.
Un abrazo