Después de coger unos 50 medios de transporte diferentes en los últimos dos meses, vivir apresuradamente, subiendo y bajando por un tiovivo, muestrear la naturaleza humana en todo su esplendor, conocer a seres muy interesantes y disfrutar de ese tipo de cosas que solo la experiencia de hacerlas en ese país ya es en sí, una experiencia; volver al hogar es como un bálsamo necesario…
La sensación necesaria de regresar con un cansancio monumental y saber que tu cura esta allí, finalmente a tu alcance, es de las mejores sensaciones que conozco. Ser consciente de que vas a
bien-gastar el tiempo en tomar el sol, pasear o incluso, no hacer nada, sino descansar la mente y el cuerpo, es ya, la mitad del ansiado reposo.
Así, sólo alimentando a nuestro cuerpo con descanso merecido podemos conseguir no perder la energía y el impulso que nos mueve a, posteriormente, lanzarnos a la conquista del mundo de nuevo. En eso estamos, en un balneario mundial improvisado.
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