A través del cristal de mi lupa, finalizo mi balance de final del año 2010, al que le quedan unos últimos coletazos.
Este año, no sólo me ha descubierto -a golpe de hostia algunos, a golpe de luz otros- gente maravillosa que de otro modo no hubieran aterrizado por mi vida, sino que además me ha preservado intacta las toneladas de amistad preciosa que año tras año reafirman mi vida como un lugar autentico y afortunado.
El 2010 también me ha reconciliado con lugares que parecían imposibles, y me ha presentado firmes candidatos a posibles parcelas en las que cobijarse para el futuro, en las que echar de menos todo un kit de lugares, gente, momentos.
Mucho más allá de crisis, tormentos y gente prescindible, este año ha recogido personas majestuosas e increíbles, surcos profundos, serenidades risueñas, alegrías innatas, habitaciones futuras y una cantidad inimaginable de fortunas alineadas.
Sólo espero que cada uno de vosotros, hayáis tenido tan sólo un ápice de todo lo bueno que he tenido yo. Un brindis por esa fortuna y por la que entra en breves instantes:
Feliz vida. Feliz año pasado y futuro. Feliz presente. Chin chin.
Estaba muy emocionada, es curioso, ahora estoy casi segura de que la emoción desplazó a otros muchos sentimientos que ni siquiera llegaron a brotar en mi interior, como si hubieran muerto de asfixia antes de nacer, deseo, incertidumbre, lujuria, complicidad, cariño, admiración o autocomplacencia, nada de eso encontré en mí, sólo emoción, la promesa de un triunfo equívoco, una llave que parecía encajar exactamente en el cerrojo de esa puerta por la que se fuga el tiempo, mi tiempo.
Atlas de Geografía Humana. Almudena Grandes
Adiós
Hace 4 años