Hace unos días pensaba en lo extraño que va a ser a partir de ahora ir a comprar a supermercados donde los cajeros no sean encantadores y te pregunten cómo va todo, o pedir un bocadillo en un bar sin tener que pasar un cuestionario de 15 preguntas, o tener una conversación sobre artículos, congresos o departamentos con cualquier persona que te encuentres en un bar, o volver a la picaresca para sacar unas pelillas de más, o pedir excusas cada vez que toques a alguien, o trabajar sin esa atmósfera de optimismo constante que te hace escuchar un “¡buen trabajo!" cada diez minutos, o dejar de ir a tomarme un café con un libro y nada más a un sitio público, o dejar de ver sonreír a la gente por la calle… En fin, si veis este vídeo os podréis hacer una idea de lo que hablo (no os resistáis a la tentación de ver éste otro después).
En fin, no se si voy a necesitar un curso de “educación para la ciudadanía” de nuevo. Lo que está claro es que me llevo un porrón de cosas geniales que este país y su gente tiene, y me apunto otras diferentes que aquí no tienen y me hace valorar más lo que ya tenía antes –véase por ejemplo la poca empatía con los músicos que los estadounidenses pueden tener en un concierto de rock-.
Éste es una de los factores de la magia de viajar, quedarte con lo bueno de los sitios nuevos, valorar lo que no sabías que era bueno de los sitios antiguos.
Adiós
Hace 4 años
Ya te digo!! Son muy amables los habitantes de USA pero nos han salido poco bailongos… menos mal que siempre te puedes encontrar con un par de heavys que te acompañen en los saltos ;)
ResponderEliminarMe alegro de que vibrases con la infravalorada “stay”!!
Que ganas de verte guapa!!
Muaaaaaaaaa
Tri: Si, los heavies son siempre buena gente, sean de la nacionalidad que sean... :) Y ya te contaré pronto otra anécdota sobre "Stay", ésta más reciente.
ResponderEliminarUn besazo.