HISTORIA DE UNA CANCIÓN

Como ya hemos hablado alguna vez, existen ese tipo de canciones que todo el mundo conoce y ha tarareado alguna vez, aún sin saber de quién es o qué significa. Además, estas canciones tienen una facilidad innata para ser versionadas por multitud de grupos radicalmente diferentes, que indican una conjunción tremenda de letra y música, apta y libre para cualquiera que quiera expresar algo parecido a su manera.

Supongo que todos conocemos ésta canción de Chris Isaak –el tío del tupé oriundo de Modesto, California- que se hizo famosa allá por el principio de los 90. Aunque reconozco que esa canción me gustaba al principio, se me acabó haciendo un poco pastelón. Sin embargo, recuerdo mi total reconciliación con ella años más tarde, en un concierto de una de fiesta universitaria en Barcelona, donde un grupo entre rockerillo y heaviloncio del que jamás fui capaz de retener su nombre –si alguien tiene alguna pista, que me lo diga, por Dios-, hizo una versión que me dejó sin aliento… Capaz de erizar cada centímetro de piel, sin perder un atisbo de romanticismo pero con un estilo cañero, pasional, duro y dulce a la vez.

He estado años intentando dar con el grupo y he aquí la vida y sus casualidades, que hace unos días, en un bar del Malasaña de Madrid, llegó a mis oídos una versión bastante parecida en esencia a la que escuché en su día en Barcelona y, –esta vez no dejé pasar la oportunidad y le asalté al camarero-, es ésta



Ojito al vídeo de esta misma canción versión satánica, versión picantona o versión adolescente.

Tras este incidente, me he puesto a indagar y resulta que el Wicked game -el juego engañoso del chico de tupé- ha sido versionada por multitud de personas: desde R.E.M., pasando Il Divo, Nina June, Three Days Grace, Bassboosa, the Birthday Girls y muchísimos más... Cada grupo y cada versión es de su padre y de su madre, personas completamente diferentes, con vidas, amigos y vivencias diferentes, pero capaces de transformar una melodía casi universal en una pura expresión personal... Me encanta cuando cada la gente se sale de lo previsible y crea arte.