Deslizándonos despacito desde el mercado para armarnos de los ingredientes para fabricar un sushi casero de lo más pintoresco, hasta las butacas de un concierto con sabor norteño. Desde la saciedad después de emborracharnos de lectura, hasta la libreta llena de recomendaciones que dibujan ese paraíso al que todavía no llegan los bancos. Desde un mundo donde lo importante son las ideas, la autenticidad y las mentes, hasta una amistad antigua y elegida, donde nos entendemos en todos nuestros logros y nuestras carencias.
En definitiva, una cuna de orígenes reencontrados al lado de casa, donde recuperar nuestra esencia.
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