Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años, puebla un espacio de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.
J.L Borges
Esta semana ha sido el día de la Bastilla en Paris. Como muchos conoceréis, el 14 de julio, día nacional de Francia es un día de jolgorio en pleno verano donde los franceses aprovechan para hacer un picnic muy largo, cantar la Marsellesa y, cómo no, ver los fuegos artificiales –a imagen y semejanza del 4 de julio estadounidense-.
Este año, a pesar de verlos un poco en la lejanía para evitar las aglomeraciones y los atascos en los medios de transporte, me volví a plantear lo fascinante del tema de la pirotecnia. Allá donde hayan unos fuegos –sea de la cultura, edad o sexo que sea- todo el mundo comienza con su “aaah”, “oooh”, “bravoooo”, etc.
Mi teoría particular es que ese poder de convocatoria fulgurante que tienen los fuegos está muy relacionado con nuestro niño interior que quiere parar el tiempo y dejarse ensimismar por unas formas y figuras geométricas de colores con ruiditos incorporados.
En cualquier caso, desconozco en qué momento esos fueguitos de colores empezaron a ser los protagonistas de las fiestas del mundo –día de año nuevo, fiestas patronales, fiestas nacionales, etc-. Desconozco cuanto tiempo y dinero cuesta organizar un evento similar. Sin embargo, he de reconocer, que muy poco eventos tienen tanto éxito garantizado como esas bengalas chispeantes.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fueguitos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera el viento, y gente de fuego loco, que llenan el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. Eduardo Galeano
Viví algunos años en Valencia. Allí sabrn un rato de eso. Sin embargo, ellos prefieren el ruido al color. En una competición pirotécnica, un chino ofreció unos fuegos con formas y colores que ni había visto antes ni he vuelto a ver. "Mariconaes", dijo uno a mi lado. Ganó el más ruidoso, un tal Caballer.
Atticus: Si, la costa mediterránea tiene una gran atracción por el petardeo. Y efectivamente, intuyo que los fuegos artificiales, algo más elegante, más sutil viene de culturas orientales.
Sin embargo, yo me quedo un poco en las puertas, con el runrún de que hay algo más profundo que lo que percibo. Si algún día me cruzo con un chino valenciano, le pediré que me de una lección magistral.
En estas páginas hay espacio para la reflexión, las bitácoras, los viajes estelares y los terrenales, las experiencias compartidas y todos aquellos instantes que hacen cada sitio, cada momento de nuestra vida, un lugar inolvidable. Bienvenid@.
We do not grow absolutely, chronologically. We grow sometimes in one dimension, and not in another; unevenly. We grow partially. We are relative. We are mature in one realm, childish in another. The past, present, and future mingle and pull us backward, forward, or fix us in the present. We are made up of layers, cells, constellations.
Anaïs Nin
Viví algunos años en Valencia. Allí sabrn un rato de eso. Sin embargo, ellos prefieren el ruido al color. En una competición pirotécnica, un chino ofreció unos fuegos con formas y colores que ni había visto antes ni he vuelto a ver. "Mariconaes", dijo uno a mi lado. Ganó el más ruidoso, un tal Caballer.
ResponderEliminarAtticus: Si, la costa mediterránea tiene una gran atracción por el petardeo. Y efectivamente, intuyo que los fuegos artificiales, algo más elegante, más sutil viene de culturas orientales.
ResponderEliminarSin embargo, yo me quedo un poco en las puertas, con el runrún de que hay algo más profundo que lo que percibo. Si algún día me cruzo con un chino valenciano, le pediré que me de una lección magistral.