Como si de pronto pudiera leer una dimensión oculta que había estado siempre ante mis ojos, me dispuse a comparar diferentes correos del mismo amigo y de amigos diferentes y… esa verdad surgió ante mis ojos. Cada persona imprimimos nuestra huella dactilar en nuestra manera de escribir, sin proponérnoslo. Como si estuviera escrito en nuestro ADN, cada persona tiene una manera articular de encuadrar el saludo, dejar espacios entre párrafos, utilizar comillas, puntos suspensivos, despedirse, etc. Resulta ahora tan evidente…
Ante ese descubrimiento, pasé a contemplar mis correos y obviamente, yo no me libro de mis genes particulares. En mi caso, suelo abusar de las comas, los puntos suspensivos, me gusta poner una idea por párrafo, dejar espacios más grandes entre los saludos –inicial y final- y el cuerpo del correo, y frecuentemente uso los postdatas. Aunque en ciertas ocasiones, intente reprimirme conscientemente, la huella sigue allí.
Y digo yo, ¿qué se puede desprender de éste análisis? ¿Sirve este descubrimiento para algo? ¿Se puede predecir algún tipo de característica sobre el carácter de una persona –algo parecido a la grafología-? No se muy bien a donde van a llevar estas reflexiones pero quizá éste sea el comienzo de un exhaustivo estudio al respecto, mis pequeños conejillos de indias.
Estuve revisando algunos de mis mensajes. En el aspecto profesional tiendo a decir en el primer párrafo lo que quiero, luego hago listas de los elementos de interés y finalmente cierro. Mis cartas personales son como yo: caóticas. Esto de la escritura de cada uno debe ser como la personalidad y lo que descubras, no olvides contármelo.
ResponderEliminarVicky: Creo que en lo profesional nos ceñimos más a las normas de protocolo y es más difícil descubrir el carácter de cada uno, pero en lo personal... Ahí es donde sale nuestro verdadero yo.
ResponderEliminarEn cualquier caso, os mantendré informados. ¡Gracias por pasarte por aquí!