Una de las ventajas de vivir en una ciudad no tan soleadas como otras –ésta es la crítica principal a Paris del 95% de los españoles e italianos residentes en París- es que, hay días-sorpresa en las que el Sol aparta de un manotazo las nubes y elige iluminar cada resquicio de los balcones, de las piedras, de los jardines y de los rostros de sus habitantes.
Estos días son mágicos. Es como si, de golpe y plumazo, nos hubiéramos plantado en una primavera prematura y el aire, el fresco y ese calorcito que dora tímidamente la piel no deje lugar a otra opción más que la de echarse a la calle para tomarse un café y un croasán en una terraza junto a otros lugareños vecinos; y luego, nos paseemos por parques, ríos, mercados, jardines o simplemente las calles, despacito, sin prisas, sólo saboreando la fortuna de estar vivos, de tener techo, comida, salud, amor, amistad, alegría y, vivir semejante regalo.
Me preguntabas de donde sale la belleza. Después de pensarlo un buen rato, yo diría que sale de la fugacidad y la alegría. Estoy casi seguro. O quizá sirva una imagen: la belleza sale del temblor del puente que comunica las cosquillas con la verdad. Cuando tiembla este puente, es señal que algo importante está cruzándolo.
El viajero del siglo. Andrés Neumann
en cierto modo, resulta paradójico que hables de esos días de anticipo de primavera precisamente hoy, que se ha puesto a nevar en Granada capital, jajajaja.
ResponderEliminarAle: Si, ¡qué gracia! Acabo de ver el periódico y toda España en alerta por nevadas... No temáis, la primavera está ahí aunque no podáis verla...
ResponderEliminarEso mismo he pensado yo. Estamos tiritando de frío y la nieve se asoma... pero no acaba de caer donde yo vivo. Sin embargo, esta mañana ha salido el sol algún rato. Yo iba conduciendo, qué placer notarlo de repente a través de las ventanas. No el calor, el sol. Mañana quiero ir a Madrid, que es una ciudad que luce especialmente en los maravillosos días de primavera. Veremos cómo está la cosa.
ResponderEliminarDe todos modos, lo más paradójico de París es que autodenomine "la ciudad luz". Ejem...
Atticus: Valga esta publicación entonces para enviaros algo de calor. Aquí, no me malinterpretéis, hace algo más de calor que un día de invierno, pero sobre todo hay luz, mucha luz -algo no muy frecuente en la ciudad luz-, sí.
ResponderEliminarPasar un domingo en Madrid es siempre una buena opción. Disfrútalo. Espero que reconozcas a Primavera, escondida en los rincones.
Es verdad...es que este ultimo mes en Paris ha sido tan gris (pertenezco a ese 95% de italianos-residentes en paris que critica la falta de luz en esa ciudad..) que el timido sol y el color azul tan maravilloso del ciel de este weekend nos ha hecho creer que fuera un anticipo de primavera...pero...que frio!Creo que esa sensacion de "calor" fue solo psicologica, porque alli fuera aun parece una nevera!(ayer de max tuvimos 5-6 grados, creo!)
ResponderEliminarBisous congelados!!
Gabriella: Si, el momento "calor" duró poco, el momento "luz", en cambio, ha durado mucho más.
ResponderEliminarPor mi parte, no estoy de acuerdo en que el último mes haya sido especialmente gris -es más, me da bastante medito este cambio climático que estamos viviendo-, pero todo depende de con qué se compare, claro. Y sí, reconozco que estoy sesgada. Pese a todo, estoy segura que la primavera está a la vuelta de la esquina.
¡Besos!