Comenzamos el año respirando ya los último retazos con olor a aire puro del Pirineo, a bebé; con el sabor ardiente que producen los trillones de cafés y cervezas consumidos entre risas y guiños; con ritmo de mexicanas coreadas a pleno pulmón o nanas susurradas en orejitas minúsculas; con visiones de sobrino miedoso de Papá Noel, de montañas inmaculadas en medio de un cielo deslumbrante; con el tacto suave que produce las risotadas, las páginas atravesadas, el descanso, las pilas cargadas. Así da gusto volver a la normalidad.
Así que nunca más pasearemos tan tarde de noche, aunque el corazón siga enamorado, y aunque siga brillando la luna. Pues la espada gasta la vaina, y el alma gasta el pecho, y el corazón tiene que pararse a tomar aliento, y el amor misma ha de descansar. Aunque la noche fue hecha para amar, y el día vuelve demasiado pronto, nunca más pasearemos a la luz de la luna.
Ray Bradbury. Crónicas Marcianas.
No recordaba ésa (preciosa) cita del "Crónicas Marcianas" de Bradbury, habrá que releerlo. Bienvenida de vuelta.
ResponderEliminarEl Joaquín Rampante: Sí, ése libro es una auténtica maravilla en sí mismo...
ResponderEliminarGracias por la bienvenida, pero sólo me estoy concienciando/solidarizando con algunos... :) Hasta el sábado no vuelvo al Sur.
¡Súbete a las nubes, tú que puedes!
... no es subir, es bajar de la Luna ;).
ResponderEliminarEl Joaquín Rampante: ... Qué envidia. ¡En las alturas queda todo! :)
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