miércoles, 25 de enero de 2012

MUNDIAL



Adoro esa sensación de euforia que te recorre los cartílagos cuando oprimes el botón de preparar un viaje mítico: planear unos paisajes, los reencuentros, las largas conversaciones, los amigos, las risas, los paisajes, los bailes, las texturas, los sonidos que no podemos llegar a imaginar, las experiencias… Es increíble aquello de oprimir una tecla y fabricar automáticamente todo tipo de instantáneas.

Ojala nunca seamos demasiado viejos para dejar de cargarnos la mochila al hombro y comenzar a llenarla una y otra vez. Por muy llena que esté, eso es lo que nos da energía, luz a nuestras pupilas, entusiasmo y coraje.

Lo mejor de los viajes es ver paisajes que te hipnotizan y encontrar hombres que te sorprenden. Siempre hay paisajes insospechados que añorarás mientras vivas y siempre hay tipos de una pieza con los que te tropiezas en el camino, a los que no volverás a ver jamás y echarás de menos toda tu existencia.

Vagabundo en África. Javier Reverte

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