Aissshhh… Es que no aprendo, ¿¿¿eh??? Ale, ya llega el jaleo, las visitas, el trabajo duro pero motivante, las preparaciones, la presión del reloj y… el manojo de nervios en el estómago. Y es que siempre me digo lo mismo… Lo mejor que puedes hacer es descansar bien, tranquilizarte y estar con la cabeza fresca y lúcida…
Y claro, eso mismo es lo que me hace revolverme en la cama, una y otra vez, una y otra vez, hasta que me pongo a leer y a escuchar musiquita para acallar el
runrún cabecil… Resultado: levantarte finalmente tres veces más cansada de lo que estaría un día normal.
La parte buena es que en el fondo este amasijo de nervios y desvelos, es por una buena causa… Es la mezcla de la ilusión y adrenalina que lo provocan… La parte mala, es que cuando pase toda la marejada me desmoronaré de cansancio y me tendréis que recoger con pala y recogedor, pero… ¿y qué más da? Afortunadamente –y toco madera- éste, mi cuerpo, todavía es capaz de aguantar estos vaivenes…
En fin, duchita, café y… ¡arrancando motores!
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