viernes, 3 de agosto de 2012

PODEROSA

Hacía mucho mucho tiempo que no me sentía tan poderosa… Por fin, tras meses de aprender y desaprenderme, de entender, de asimilar, de aceptar, de entender… Proclamo con orgullo que me he superado a mí misma. Que he superado un escalón altísimo en mi vida. Que he vencido lo que me hacía daño, el terror a caer. Que he puesto freno al hurto de mi felicidad. Que he conseguido dar un paso gigantesco hacia mi libertad y mi bienestar. Que he derrotado el miedo al miedo.

Hoy me considero una campeona en la Olimpiada de mi vida. Un abrazo a Carmen desde aquí por haberme ayudado enormemente en esta escalada.



Y hoy brindo por tí… y brindo por mí.

Así se inician los hombres de vuelo superior, que no son los que siempre vencen, sino los que saben levantarse; aquellos que tienen capacidad de reacción, que saben aprender, anotar, fijarse bien en los hechos y distinguir lo que es importante de lo que es accesorio. La vida enseña más que muchos libros. Abrir bien los ojos y tener una cierta capacidad de síntesis es fundamental. Un hombre así está siempre ardiendo. Es muy difícil poder con él; incluso en los peores momentos cuenta con un rescoldo latente debajo de las cenizas que le empuja a guerrear, a seguir en la brega, a volver a empezar. Si el sufrimiento es la forma suprema de aprendizaje, la voluntad es la llave que hace que nuestros sueños se conviertan en realidad.

La ilusión de vivir. Enrique Rojas

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