jueves, 9 de agosto de 2012

REGANDO LAS RAÍCES



Y como cada año, llega una de las viejas y añoradas costumbres… La de vestirse de un estricto verde y blanco al unísono cada día; la de brindar por los que faltan, por los que están y por lo bueno que ha dado el año; la de beber, saltar, reír, y apurar el cuerpo al límite de sus posibilidades; la de mezclar tradiciones ancestrales aragonesas -jotas, guiñotes, ofrendas- con actos más de nuestro tiempo; la de tirarnos horas en las calles nocturnas de palique y risotadas infinitas; la de sacrificar el sueño por bailes de danzantes, comidas familiares o desfiles joteros; la de acudir a parajes oscuros -lugares de nacimiento de leyenda- y contemplar lluvias de lágrimas; la de colgarnos un ramito de albahaca de cualquier mechón, solapa o escote que se precie…

Si… ya es San Lorenzo. Una fuente de alegría permanente año tras año. Una de las celebraciones más acogedoras que existen. Uno de mis grandes motivos de orgullo de mis raíces. ¡Viva San Lorenzo!

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