lunes, 2 de junio de 2014

SER LO QUE UNO QUIERA SER



Estos días han sido un poco duros para mí ya que he andado de hospitales, médicos varios, ambulancias, farmacias, medicamentos varios y demás bricolaje de la salud. Lo cierto es que también me ha regalado un buen montón de minutos para reflexionar –cuando el dolor de cabeza me daba tregua- y, además de algunos pensamientos que ya he comentado por aquí no hace mucho tiempo sobre la perfecta maquinaria que es nuestro cuerpo, sobre la importancia de la salud y el gran confort que supone tener gente querida cerca –especial gracias a Myriam, Gabriela, Patricia, Jara y Bea; un besazo desde aquí-; hoy quiero hablar de una urgente necesidad a nivel mundial: el mundo necesita gente que haga un trabajo que le satisfaga. Ésa es la clave para que las cosas marchen bien. Ésa y ninguna otra.

Y diréis, ¿y qué narices tiene esto que ver con la salud? Me explico. En esas largas horas que pasé hospitalizada, tuve una de sensación parecida a la de estar mirando una película surrealista en la que tú no eres sino una actriz más. Atendí, estupefacta, a la insensible mirada de una gran mayoría de profesionales de la salud –enfermeros, asistentes o médicos- al ver cómo cualquiera de nosotros se convulsionaba de dolor, pedía a gritos un calmante o cosas tan simples cómo que les trajeran un vaso de agua o les pusieran la cama horizontal. Cuando conseguías una respuesta, ésta era: J’arrive! y hasta una, dos, tres o incluso cuatro horas después no volvías a saber nada. Con esto, no pretendo denunciar un maltrato. Soy fuerte y espero no tener que volver nunca más. También debo decir que tuve dos doctoras muy buenas, amables y competentes.

Ante lo que si que quiero alzar la voz es ante la dejadez con que la gente abandona su lista de aspiraciones. Un trabajo tan vocacional como enfermero o médico, en el que, el principal motivo que te mueve a hacer eso es ayudar a la gente, evitar que sufra, hacerla sanar –afortunadamente, tengo una buena colección de amigos en ese gremio que lo corroboran-, ¿cómo es posible que haga evolucionar la esencia de esa gente al modo contrario? Si, he escuchado muchas veces lo de “se tiene que proteger porque si se involucran emocionalmente con todo, no podrían aguantarlo”. Pues ése es el momento de cambiar de trabajo. Si lo que haces, ya no es lo que quieres hacer, haz otra cosa. No hay nada malo. Es lo que deberíamos hacer todos. ¡Sólo tenemos unos 70-80 años de vida, y no podemos gastar 1/3 así a lo tonto! Y menos cuando afecta directamente y en todos los sentidos al nivel de felicidad de la sociedad. A tomar nota, que saldremos todos, absolutamente todos, beneficiados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario