Generalmente, cuando vuelvo a casa del trabajo en metro, suelo tener la mente agotada, así que o bien leo algún libro o bien estoy un rato con mis pensamientos o a veces con mis anti-pensamientos –lo que muchos llamarían meditación-.
El caso es que hace unos días, en uno de esos momentos de ensimismamiento, me fijé en las manos de la chica que llevaba delante. Eran unas manos con dedos muy largos y afilados, como de pianista, con un anillo ligero en uno de esos dedos. Mirando esas manos, supuse que la chica tendría alrededor de 40 años… Mi sorpresa fue cuando levanté la vista y se trataba de una chiquita como de 16 años de edad. Lo mismo me ocurrió poco después con un chico con barba. Si miraba solamente sus ojos, me daba la sensación de ser un señor de 50 años, sin embargo, todo el rostro conjuntamente le daba una apariencia extraña de unos 25-30. La sensación que provocaban estos viejovénes era la de uno de aquellos juegos en los que tenías que construir a personas con diferentes piezas y al final te quedaba un ser muy ambiguo.
No estoy muy segura de qué se trata, quizá sea que hay ciertos elementos –sociales, físicos, etc- asociados a la cultura que en otra, se vuelven terriblemente descoordinados, o quizás –por imaginar que no quede- se trate de una especie nueva de zombies o superhéroes que tratan de encubrirse tomando apariencias al azar. En cualquier caso, voy a estar atenta por si descubro más y puedo seguir con mi investigación.
Jajaja... Lo cierto es que la vida que llevamos nos esculpe casi sin darnos cuenta... O... Lo mismo somos realmente XMEN y... ¡Nos quedan por descubrir poderes! Porque... lo mismo formo parte de estos viejóvenes... Jajaja... ¡Un abrazo, Timonera!
ResponderEliminarLuz: Mmm.... Inquietante. No me había parado a pensar que yo también podía ser una de ellos... Pero no se, porque en mi caso, de momento, lo de atravesar las paredes y la invisibilidad no funciona... ¡Ya me contarás si tú sí! :) Abrazos.
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