El hipopótamo de elegancia extraordinaria
Deja que sus pasos delicados nos recuerden que todos podemos conseguir cualquier cosa que nuestros corazones anhelantes embistan.
Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años, puebla un espacio de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara. J.L Borges
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