lunes, 1 de diciembre de 2014

LOS SÓLIDOS TABIQUES



Cuando pienso en el Go... Un juego cuyo objetivo es el de construir territorio sólo puede ser bello. Puede haber fases de combate, pero no son sino medios al servicio del fin, a saber: asegurar la supervivencia de los territorios de cada adversario. Uno de los logros más hermosos del juego del Go es que está comprobado que, para ganar, hay que vivir pero también dejar vivir al contrincante. El jugador demasiado ávido pierde la partida: es un juego sutil de equilibrio en el que hay que lograr ventaja sin aplastar al otro. Al final, la vida y la muerte no son sino la consecuencia de una edificación bien o mal construida. Es lo que dice uno de los personajes de Taniguchi: vives, mueres, son consecuencias. 

La elegancia del erizo. Muriel Barbery

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