Y vuelve a ser díada de Sant Jordi…. Y todos saldremos a la calle, y buscaremos con avidez el libro perfecto para regalar, y habrá rosas, risas, amigos, páginas y amor. Y afortunadamente, cada vez es más la gente que hace algo similar.... y esta tradición ancestral se extenderá por el mundo a paso lento, pero firme. En Aragón, bailarán su propia fiesta -más campestre y menos culta quizá, pero no menos apacible-. Todo esto ya os lo he contado
una y
otra vez en
años pasados.
Así que hoy, aún empachada de libros que no tienen ni un mes en mi mesilla de noche, y de la mano del Quijote de la Mancha, que últimamente acompaña mis noches, me iré, una vez más, a escuchar el crujido de las páginas, a olfatear el olor a libros y rosas, a disfrutar de uno de los días más bellos del año. Disfrutadlo, allá donde estéis.
El
pensamiento avanza de palabra en palabra. Es una senda llena de sorpresas y
algunas veces totalmente inédita. Paso a paso, sílaba a sílaba, y su palabra se
abraza con la nuestra. Las maravillas y las impurezas emergen repentinamente
del olvido y se introducen sin permiso en nuestro asombro. Gracias al idioma,
sobrevivimos. Porque somos palabra, quién lo duda. El lenguaje es una bolsa de
ideas, una metafísica que no tiene reglas, una propuesta que cada día es
distinta.
Mario Benedetti.
Vivir adrede.