No os voy a engañar. Se que estoy algo sesgada porque toda ella transcurre en Aragón, concretamente en Canfranc, los Monegros y Zaragoza. Pero aún así, esta historia va sobre tres mujeres fuertes que tienen que enfrentarse a la vida que les toca, a las circunstancias de su tiempo, al dolor, a la enfermedad, a la pérdida, a la soledad, al engaño.
Lo curioso del caso es que, si bien las vemos flaquear, en ningún momento tenemos duda alguna de que lograrán salir victoriosas, de que saldrán adelante, de que harán todo lo que esté en su mano para continuar, de irán mucho más allá de sus límites. De que dirán algo así como:
No pienso quedarme aquí, viendo la vida a través de los cristales. Voy a vivirla.
Añadidle poesía, mariposas, espejos, campos de trigo, caricias al sol, ovillos de lana, viento, lluvia, cortes en los dedos, un Aragón maravilloso, una aragonesa a la voz -la siempre grande Carmen Paris- y otra aragonesa a la dirección que además debuta con esta película, Paula Ortiz. Enhorabuena, gracias y mucha suerte desde aquí por este magnífico trabajo.
Fernández-Díaz le preguntó por qué tiene tanta importancia la mujer en sus obras y Pérez-Reverte le dijo que la mujer es el único héroe posible que todavía puede ofrecer historias nuevas para los narradores. “Ahora la mujer está siendo cosas que nunca fue, pero aún no ha dejado de ser coas que siempre ha sido. ¿Cómo hacer compatibles tu instinto, las costumbres, lo que exigen de ti como madre, esposa, amante… con lo que te exige la sociedad como trabajadora, luchadora? Nadie ha escrito sobre la mujer del siglo XXI todavía”.
Entrevista a Pérez-Reverte, El País.
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