jueves, 28 de julio de 2011

RUIDOSO

Como ya hemos hablado en alguna ocasión, Sabina sabe como nadie, narrar los hechos más cotidianos de la manera más rotunda. Hoy me ha revelado, a modo de susurro en el oído su versión de los hechos. De su gran sabiduría y genialidad con forma de poesía de voz rasgada me quedo con dos de sus hipótesis: demasiado ruido no nos deja escuchar el auténtico ruido y todos los finales, son el mismo repetido.



Ella le pidió que la llevara al fin del mundo,
él puso a su nombre todas las olas del mar.
Se miraron un segundo
como dos desconocidos.
Todas las ciudades eran pocas a sus ojos,
ella quiso barcos y él no supo qué pescar.
Y al final números rojos
en la cuenta del olvido,
y hubo tanto ruido
que al final llegó el final.
Mucho, mucho ruido,
ruido de ventanas,
nidos de manzanas
que se acaban por pudrir.
Mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido,
tanto ruido y al final
por fin el fin.
Tanto ruido y al final...

Hubo un accidente, se perdieron las postales,
quiso Carnavales y encontró fatalidad
porque todos los finales
son el mismo repetido
y con tanto ruido
no escucharon el final.
Descubrieron que los besos no sabían a nada,
hubo una epidemia de tristeza en la ciudad.
Se pisaron las pisadas,
se apagaron los caminos,
y con tanto ruido
no se oyó el ruido del mar.

domingo, 24 de julio de 2011

SIN CONTEMPLACIONES

Creemos que somos capaces de contemplar todas las posibilidades en nuestra mente limitada y la realidad, en la gran mayoría de los casos nos devuelve una lección maravillosa de humildad en que nos recuerda -a modo de colleja cariñosa-, que en la vida hay, como mínimo, tantas posibilidades como personas o interacciones y que casi nunca no hay nada escrito. Que al final, lo que se deletrea depende de nuestra propia imaginación, esencia y modelaje.



Olvidé un detalle importante: que en el amor, y en el jazz, el placer depende de la sorpresa, de lo inesperado, de la improvisación. El momento sublime de un concierto o de una relación es precisamente ése en el que todo se descalabra, en el que lo previsible se hace imprevisible, y es entonces cuando se cumplen las armonías y los actos que segundos antes resultaban inimaginables. La capacidad para convocar lo inesperado que hizo único a Miles, la capacidad de sorprendernos que hace memorable a un amante, ese darle la vuelta a la realidad como si fuera un calcetín para presentarnos otra completamente distinta, para maravillarnos con algo con lo que ni remotamente habíamos contado.

Una historia de amor como otra cualquiera. Lucia Etxebarría

jueves, 21 de julio de 2011

VERTIENTES



Una simple decisión en la vida, puede tener versiones completamente diferentes no ya por otros, sino por uno mismo. Dependiendo en lo que le demos importancia a las cosas. Por ejemplo, una puede tomar su decisión de comprar yogures basándose en su necesidad de calcio, en su observación de la nevera vacía –como nos cantaban los Ojos de Brujo- o en una apetencia innata. Las tres son explicaciones validas. Las tres han sido valoradas y evaluadas por uno mismo. Las tres justifican el mismo hecho. Creemos que tomamos una decisión basándonos en una de estas opciones, pero la realidad es que las decisiones suelen estar tomadas en base a una combinación -lineal- de todas las opciones posibles.

Con cosas algo más sofisticadas que los yogures –o no-, pasa exactamente lo mismo, una puede tomar cualquier decisión en su vida remilgándose en su capacidad de cuidarse a si misma o bien, en la necesidad física de sustitución, o, tal vez en el reconocimiento del impulso innato e incapaz de controlar. La excusa que elijamos es lo que nos tranquiliza o no en mayor o menor conciencia nuestro acto valiente, exacerbado o ruinoso. Cada uno tomamos como oficial la que nos define más en un momento dado, aunque eso pueda cambiar con el tiempo. En el fondo, si somos del todo honestos con nosotros mismos, nos daremos cuenta que somos capaces de justificarnos casi todo, esquivar lo que no queremos ver en un momento dado y ser estrictamente severos en otros. En realidad, deberíamos darnos permiso y aceptar que somos seres mucho más complejos como para actuar movidos por un solo resorte. Somos multitud de facetas en un solo recipiente.

Ella sembró en mi cabeza la idea de que la realidad no es sólo como se percibe en la superficie, también tiene una dimensión mágica, y si a uno se la antoja, es legítimo exagerarlo y ponerle color, para que el tránsito por esta vida no resulte tan aburrido.

Cuentos de Eva Luna. Isabel Allende.

jueves, 14 de julio de 2011

SOBRE RUEDAS



Tras casi un mes arrastrando mis maletas por toda la geografía española, estoy empezando a ver el lado no-romántico de ese objeto con ruedas. Tener que planear que es lo que te vas a poner en los próximos dos, tres, siete o diez días y ser consistente con eso es agotador. Dormir en una cama diferente cada pocos días es muy cansado. Tener tu vida encerrada entre plásticos y sólo tener energía para poder desempolvar la superficie es realmente incómodo.

Por suerte, una siempre tiene multitud de amigos, casas, favores, proyectos y planes como para que las cosas fluyan y salgan bien. Al fin y al cabo, uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida. A pesar del cansancio, las cosas fluyen, se enmarañan y cambian de forma y estado. Y eso es bueno. Que las cosas cambien es excelente. De mover tu vida y reinventarla por toda la geografía mundial sólo puede salir algo bueno. Un besazo a todos los que habéis colaborado.

viernes, 8 de julio de 2011

ROTURA DEL RECUERDO



Tal vez el amor fuera el enriquecimiento más alto, un dador de ser; pero sólo malográndolo se podía evitar su efecto bumerang, dejarlo correr al olvido y sostenerse, otra vez solo, en ese nuevo peldaño de realidad abierta y porosa. Matar el objeto amado, esa vieja sospecha del hombre, era el precio de no detenerse en la escala, así como la súplica de Fausto al instante que pasaba no podía tener sentido si a la vez no se lo abandonaba como se posa en la mesa la copa vacía.

Rayuela. Julio Cortazar

martes, 5 de julio de 2011

MR. DUPLICITY



En esta época en que vivimos en que nuestros amigos, hermanos y alrededores no deja de reproducirse –que le vamos hacer, es lo que tiene tener entre 20 y 40 años-, yo me planteo en lo genial que es tener hermanos/as para jugar, divertirte y también para que te vayas acostumbrando a que nadie, ni tan siquiera tú, es tan importante en este mundo. Sin embargo, considero una gran jugarreta que el destino te de un hermano gemelo. Si con un hermano/a ya tienes que pasar por una constante comparación, en el caso de los gemelos, esa equiparación tiende a infinito. Eso es algo que siempre había pensado, pero estos días con más motivo.

Resulta que una noche hace unas semanas, conocí a un chico con el que tuvimos una conversación absurdamente divertida. Una de esas sensaciones de dejar fluir el buen rollo sin necesidad de conocer mucho más de esa persona. Bien, mi sorpresa una semana después cuando lo volví a ver y al saludarlo me respondió muy fríamente, pero mi sorpresa creció monumentalmente cuando unos metros más allá había una réplica exacta de él, que esta si, me saludaba con efusividad. Efectivamente, eran clones de la naturaleza: gemelos. Pero además, gemelos que estudiaron lo mismo, trabajaban en lo mismo, vivían en el mismo sitio y hasta hace poco vivían juntos. Al menos llevaban peinados diferentes. Paradojas del azar. Paradoja de los gemelos.

El caso es que imagino que debe ser algo alucinante tener a alguien tan parecido a ti que te comprenda tan tan bien –a veces incluso más de lo que te conoces a ti mismo- que a veces asuste. Sin embargo, algo completamente fastidioso –por decirle suavemente- es que desgraciadamente, pierdes tu propia personalidad, la gente ya no te valora como persona y ente individual, sino como pareja de personas. Yo ya no soy capaz de distinguir con quien conecté aquella noche. Cuando ahora veo a uno de ellos, saludo con algo de precaución, hasta que o bien, me devuelven el saludo sin efusividad o bien, nos enzarzamos en una conversación con mucha más conexión. Lo cierto es que siento lástima hacia ellos. Son personas únicas, diferentes, interesantes, amenas y divertidas. Sin embargo, están destinados a ser unos siameses unidos por un lazo invisible para el resto de los mortales. Desde aquí mis condolencias hoy, en el cumpleaños de ambos.

(En relación con esta entrada, si no habéis visto todavía esta película, Never let me go, os la recomiendo fervorosamente –basada en una novela del mismo nombre que no he tenido ocasión de leer-. Se trata de una joya preciosa que os romperá el corazón.)