miércoles, 22 de febrero de 2017

GENIOS AMARILLOS

Desde hace muchos años, y a pesar de las prohibiciones de mis padres cuando era pequeña, veía esa seria de personajes amarillos, llamada simplemente Los Simpsons. Esta serie de animación protagonizada por una familia cuando menos estrambótica, de alguna manera tenía algo de real –intuía yo-, un ligero parecidos razonable a ciertos comportamientos sociales, exagerados, cómo no. Sólo cuando viví en Estados Unidos, me dí cuenta que, de hecho, Los Simpsons era más bien un documental bien realista –al menos de la sociedad estadounidense- donde muchas cosas que se cuentan (los chicos que se encargan de las bolsas del supermercado, las toneladas de comida que se ingieren, etc), eran reales.

A su vez, también tardé en darme cuenta del tremendo trabajo cinéfilo que hay en Los Simpsons. No fue hasta que vi a Bart protagonizar La Ventana Indiscreta de Hitchcock que indagué en el tema y me quedé impresionada. Creedme, si veis este video-recopilatorio sobre muchas de las películas homenajeadas en los Simpsons, se os abrirá la boca inevitablemente de admiración.


Así, me atrevo a decir, que Los Simpsons, y por tanto su creador Matt Groening, se merece un puro reconocimiento atemporal. Algo así como un podium del Olimpo de las series de todos los tiempos. Además de ser una colección de episodios desternillantes y ácidos, son realmente rigurosos, matemáticos y artísticos. Nunca me canso de verlos.

martes, 14 de febrero de 2017

AMORES DE CARNE Y HUESO


Yo, Rogelio Velasco, con la salud algo quebrantada y no sé si recuperable, dejo a mi segunda mujer mis brazos y mis piernas, en recuerdo de que con unos y con otras la abarqué y la ceñí, la incorporé a mi territorio, la gocé y logré que me gozara. También le dejo mis rabietas de verdugo y mis caricias de arrepentido; mis hoscas vigilias y mis nocturnos de minucioso amador; la melancolía que me provocan sus ausencias y el cielo abierto que acompaña sus regresos; la garantía de saberla dormida a mi lado y la certeza de que velar mi último sueño. 

Buzón del tiempo. Mario Benedetti