jueves, 31 de diciembre de 2015

INTERVALOS ABIERTOS DE ALEGRÍA

Como todos los 31 de diciembre, toca hacer recuento, recapitular el año y dar el salto al siguiente. Y la verdad es que este año, me he resistido a hacerlo. El motivo es que el 2015 ha sido un año espectacular, maravilloso y grandioso en muchísimos sentidos…y me da mucha lástima que se acabe.



En cualquier caso, tras hacer mi recopilatorio, me salen mis dos páginas permitidas plagadas de felicidad, amor, amigos, pequeñuelos, esfuerzos y recompensas laborales, viajes, arte y cultura. Tanta alegría que me da ganas de cantarlo a los cuatro vientos y revolcarme en ese regocijo continuo en el que vivo últimamente –con esos mismos pulmones que Montserrat Caballé y Freddie Mercury le cantaban a Barcelona, ya hace años-. Tan sólo ha habido dos cosas que han oscurecido un poco este año: la ausencia de mi amigo Javi, al que, sin embargo, lo llevo presente más que nunca y parece que no se haya ido; y vivir el terror de cerca –aunque agradecida a la vida de que no me tocara a mí-. 

Poniendo todo esto en la balanza, me salen kilos y kilos de felicidad absoluta y, sin miedo a exagerar, creo que me atrevo a decir que ha sido uno de los mejores años –sino el que más, desde que llevo la cuenta- de mi vida. De hecho, me he organizado unas olimpiadas particulares y en el podium de los años vividos queda, con medalla de bronce el 2003, medalla de plata para el 2008 y, medalla de oro para el 2015.

Y como el calendario –al igual que el tiempo, los instantes-, se componen de momentos flexibles, con duración subjetiva y moldeable, he decidido –gracias a Rodolphe por la sugerencia, un beso desde aquí- que a partir de ahora los años se contarán como extensiones del 2015, segunda extensión, tercera extensión, etc… Una manera fácil y práctica de prolongar indefinidamente esta dicha.

Toda la felicidad del mundo en esta primera extensión del 2015 en la que nos zambullimos en unas horas. Chin chin.

Tuve que reírme. Me encontraba muy bien allí; la inconsciencia absoluta, la descuidada felicidad de aquel ambiente me acariciaba el espíritu.

Nada. Carmen Laforet

miércoles, 30 de diciembre de 2015

UVAS NORTEÑAS



En unas horas, pongo rumbo a explorar un país pequeñito, nórdico y europeo: Dinamarca. Este país, pequeño pero matón –por algún motivo conozco decenas de personas que han pasado por allí en algún momento de su vida-, a caballo entre la Europa continental y la escandinava, lo asocio totalmente con la imagen de la Sirenita gracias a una lectura en una de las páginas del libro de lengua de 4º de EGB –si, el mismo, el inigualable-. Sin embargo, esos amigos varios que conocen bien Copenhagen, me han asegurado que aunque este símbolo es más bien pequeñito, tremendamente turístico y no merece demasiado la pena, la cuidad en sí es de cuento.

Además de esto, poca cosa más conozco de este país y sus lugareños. Os contaré mis descubrimientos a la vuelta –ya en 2016-. En cualquier caso, no faltará la buena compañía -somos nueve personas cenando, de siete nacionalidades diferentes-, las uvas –ya están en las maletas-, y las reflexiones de fin de año. Que allá donde piséis se llene de felicidad.

lunes, 28 de diciembre de 2015

LUZ, PALABRA, SONIDO



Una compilación de belleza
Un caramelo que se deshace lentamente
Un conjuro de poesía en movimiento
Una historia como el trigo, la brisa, los olivos
como el puñal, la luna, la sangre, la muerte
Un canto al aire, a la tierra, al fuego
Un trozo de Aragón, de Turquía, de Lorca
Un aluvión de fotografías casi pintadas a mano
Un enorme nudo en el estómago
Una tragedia antigua como la tierra

Id a a ver la Novia, es todo eso y un sinfín más de cosas que no caben en una publicación. Brava Paula Ortiz. Muchos éxitos para un trabajo bien hecho.

sábado, 26 de diciembre de 2015

DEL TIEMPO Y LA DISTANCIA


Los dos lo sintieron en el mismo instante, y resbalaron el uno hacia el otro como para caer en ellos mismos, en la tierra común donde las palabras y las caricias y las bocas los envolvían como la circunferencia al círculo, esas metáforas tranquilizadoras, esa vieja tristeza satisfecha de volver a ser el de siempre, de continuar, de mantenerse a flote contra viento y marea, contra el llamado y la caída.

Rayuela. Julio Cortazar

jueves, 24 de diciembre de 2015

CARNE DE ANTICUARIO



Estos días que estoy de descanso en casa de mis padres, me doy cuenta de lo contenta y feliz que está mi vida sin ese aparato, permanente en muchas casa, llamado televisión –también conocido como tele o TV-.

Este cacharro, además de desviar la atención de las cosas realmente importantes: conversaciones, paseos, charlas, debates… tiene el dudoso honor de hipnotizar a los pequeños. Creedme, hace unas horas lo he comprobado con mis sobrinos, una hora después de levantarse se han quedado petrificados mirando una pantalla proyectar cualquier cosa, y cuidadín no osaras intentar apagarla. Al final, hemos tenido que, como solución de emergencia, simular que se había ido la luz en la casa. Me entristece pensar en el daño que hace eso en unas mentes tan poderosas como las de unos niños.

Llamadme idealista pero aun así, tengo la esperanza –aprovecho en que estamos a las puertas de la Nochebuena-, de que este invento del siglo XX poco a poco empiece a ser desterrado de las casas en el ya afianzado siglo XXI. Que ya no tenga cabida por anticuado, que le demos un poco de aire fresco a las ideas y nos deshagamos de ese aparato digno de un primo lejano de Orwell.

Y es que, ¿quién quiere una televisión hoy en día, habiendo Internet? Y muchos dirán, pero entonces cambias una pantalla por otra… si, pero la diferencia radica en que la televisión es un buffet libre, pero Internet es para gourmets: uno escoge qué periódicos leer para estar informados –si se quiere dentro o fuera del país, para intentar se más objetivo-, qué películas quiere ver si no le apetece ir al cine, qué podcasts quiere escuchar para aprender un idioma, culturizarse o estar al tanto del mundo del deporte… lo que quiera. Pero a la carta. La gran cantidad de tiempo que vais a ahorrar para poder gastarlo en otras millones de cosas interesantes que tiene la vida, tiende a infinito, os lo aseguro, entre otras cosas porque no repetiréis el mismo plato casi nunca.

Desde aquí os invito a todos a que, en estos días tan de familias, de amigos, de reuniones, de abrazos, de achuchones, de juegos…, enviéis ese mando a distancia a un lugar muy remoto… - y si, además, se le puede acompañar del móvil, mejor que mejor-. Como recompensa, ya tenéis que un buen regalo para el que año que viene, un cuadro para tapar el hueco que tenía el televisor. Dos en uno, todo ventajas.

lunes, 21 de diciembre de 2015

NAVIMETRAJES

Aprovechando que estamos en fechas muy navideñas y que esta entrada es la número 666, os dejo con un par de películas que seguro que harán las delicias de estas Navidades: ¡oh, oh, oh! Disfrutad

La venganza de Dimitri


Mary Poppins

viernes, 18 de diciembre de 2015

LA CIUDAD DESCANSO



Ciudades que recuerdan a ciudades
Como una canción recuerda a otra
Un olor que recuerda a una ciudad
Como una ciudad recuerda a una persona
Ciudades que recuerdan un beso
Ciudades que nos recuerdan a nosotros
Ciudades que nos olvidan
Y ciudades que nos recuerdan
Hay ciudades que habitan en nosotros
Hay ciudades que habitamos
Hay ciudades que te encarcelan
Hay ciudades que rompen tus grilletes
Hay ciudades para vivir
Hay ciudades para soñar
Hay ciudades que nos dan la vida
Y hay ciudades para el descanso eterno

 El Retorno, Maram Al-Masri


Y desde aquí empiezo mis vacaciones navideñas. Mañana dejo esta ciudad que adoro, para empacharme de mi querida ciudad de la infancia. Felices vacaciones a todos.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

EVALUACIÓN FINAL


Unas horas después del examen final de la asignatura de métodos estadísticos de primer año de psicología que he impartido en una universidad parisina –pedazo sueño cumplido-, no puedo dejar de buscar esas diferencias y similitudes entre los cursos universitarios a los que yo misma he asistido y el de una universidad francesa. 

Así, en términos generales –obviamente, para una comparación en condiciones necesitaríamos una buena muestra de clases, años, materias y universidades-, la única diferencia notable que he observado ha sido el hecho que los estudiantes en Francia son muchísimo más educados y respetuosos tanto en la atención de las clases, como en la manera de dirigirse al profesor. Me guste o no, yo cuando entro en esa clase, soy Madame –me gusta, me gusta-, y sus dudas escritas van acompañadas de correos totalmente cargados de palabras de cortesía. Además, en ningún momento nadie me ha hecho ningún comentario sobre mi acento hablando francés y lo máximo que he visto es alguna sonrisilla cariñosa, cuando digo algo que no existe.

En cuanto al resto, yo diría que todo es muy similar, aunque de nuevo, es difícil comparar, y más una asignatura de carreras tan diferentes. Ahí van algunas similitudes:
  • Como todos aquellos que ya han tomado una decisión adulta de estudiar una carrera universitaria, el trabajo y el estudio es valorado entre el resto de los compañeros y la mayoría suele levantar la mano con orgullo para mostrar que conocen un concepto o han estudiado. 
  • También, como todos los estudiantes que empiezan una carrera, son tímidos y les cuesta preguntar dudas o salir a hacer un ejercicio. Eso, y espero verlo en mis propias carnes –en enero empiezo a dar clases de un curso de master de ingeniería- es cuestión de tiempo. Poco a poco irán cuajando su personalidad y la seguridad en sí mismos. 
  • Finalmente, también existen dos clases de alumnos: los apasionados de lo que hacen –esos que les brillan los ojos cuando comprenden algo, mis favoritos-, y los que saben que no tiene más remedio que pasar por eso. Estos últimos son convertibles, con paciencia, insistencia y estrategias. 
En definitiva, y una vez más, dar clases, sigue siendo una actividad que me encanta, me eleva el ánimo, me rejuvenece y me da energía. La educación -inyectada poco a poco, silenciosamente- es probablemente, el método más eficaz para cambiar el mundo. Si, además de el gusto por el conocimiento, les he infiltrado un poco de alegría, respeto y pasión, me sentiré muy contenta y con una responsabilidad monumental.

jueves, 10 de diciembre de 2015

LA ALEGRÍA ACELERADA

Con todo este huracán pre-navideño, combinado con cambio de casa y de lugar de trabajo, me embarga el estrés, y la alegría, y la emoción, y el cansancio y los nervios, y la risa, y las sonrisas, y la ilusión y la morriña y la farándula… Habrá, pues, que bailarlo.

domingo, 6 de diciembre de 2015

LA VIDA ACUMULADA



Mudarse es un asunto que requiere energía, y ganas, muchas ganas. También está claro que hay magnitudes de mudanzas, como de terremotos. Por un lado, las mudanzas más intensas: a otra ciudad o incluso a un país diferente, son mucho más radicales. Implican empaquetar tu vida, eliminar lo superfluo -si bien estoy de acuerdo que todos poseemos demasiadas cosas, guardar recuerdos para no volverlos a ver más, es, cuando menos, angustiante-, y despedirte de ellas hasta quien sabe cuando, quizá nunca - ¿quién sabe si la persona que abra esas cajas dentro de 20 años seguirá leyendo ese tipo de libros, por ejemplo?-. Estas mudanzas son dolorosas. Son sinónimos de despedida, de cierre de etapa, de envejecer.

Por otro lado, mudarse de una casa a otra dentro la misma ciudad, es un ejercicio más liviano: sabes que vas a meter tus cosas en cajas, para abrirlas un par de días -o semanas- mas tarde. Puedes ir haciéndola poquito a poco. Te puedes permitir conocer tu nuevo barrio antes de tiempo y empezar a hacer nuevas migas con el panadero o frutero. También te permite despedirte del peluquero que siempre te invita a un café cuando sales de casa, o de Mireille la panadera; como el que se va de vacaciones, sabiendo que volverás a pasarte por allí, y les volverás a saludar.

En cualquiera de los dos casos, es cuando una se muda que se da cuenta de la cantidad de objetos con los que cuenta -algunos imprescindibles: esos maravillosos libros, esos cuadernos, esas cafeteras… - otros prescindibles. Renovarse, reciclar; tirar y empezar de nuevo son sinónimos de esa nueva etapa que empieza. El caos posterior que le sigue: el tener cajas esparcidas por doquier, el buscar desesperadamente un par de calcetines, o un trozo de papel…, tiene en realidad parte de su gracia. El saber que ese sentimiento es temporal, que en no mucho tiempo, todo habrá tomado su nuevo puesto y tu casa, tu nueva casa; te sonreirá expectante.

Hoy, con agujetas en los brazos y dolor en la espalda, agoto mi última semana en el increíble barrio del Marais parisino para irme a la Rive Gauche. Ni en mis mejores sueños hubiera podido pensar vivir aquí, pero es que, como bien es sabido, la realidad suele superar la ficción. Haciendo cuentas, ésta es la mudanza número once de mi vida. Tampoco parece un número demasiado alto, teniendo en cuenta que ha habido tres países y cinco ciudades por medio. Sin embargo, es suficiente para saber que espero que queden muy pocas más en lo que me queda por vivir y, que hay un puñado de cosas que son invaluables e insustituibles y éstas, caben en tres o cuatro cajas.

El inventario de tus cicatrices, en particular las de la cara, que ves cada mañana al mirarte en el espejo del baño cuando te peinas o vas a afeitarte. Rara vez piensas en ellas, pero cuando lo haces, entiendes que son marcas que deja la vida, que el surtido de líneas irregulares grabadas en la piel de tu rostro son letras del alfabeto secreto que narra la historia de quién eres, porque cada cicatriz es la huella de una herida curada, y cada herida era resultado de una inesperada colisión con el mundo; es decir, de un accidente, de algo que no debía ocurrir a la fuerza, porque por definición un accidente es algo que no sucede necesariamente. Acontecimientos contingentes en contraposición a hechos necesarios.

Diario de invierno, Paul Auster.

jueves, 3 de diciembre de 2015

SERES MUSICALES

Mi amiga Cris –un abrazo desde aquí-, que es una de las personas más interesantes que conozco, además de mejor persona, siempre me recomienda joyas estupendas: libros, conciertos, obras de teatro, películas, videos, etc. Será porque es una persona que le pone pasión a todo lo que hace en la vida. Hace poco, me recomendó que viera esta charla:



Lo acabo de hacer y me ha parecido subyugante. Ahí os la dejo por si tenéis veinte minutos para abandonar las cosas banales y daros un garbeo musical a través de la historia y las culturas. Interesante de los pies a la cabeza.

lunes, 30 de noviembre de 2015

PLUMAJE INTERIOR



Siempre me he considerado una persona diurna, es decir al máximo de mis energías por la mañana y con un apagamiento paulatino con el tiempo que hace que llegue por la noche en estado bastante catatónico, sobre todo entre semana. Este tipo de personas somos lo que los científicos denominan alondras. Por otro lado, los llamados búhos, son aquellos que experimentan justamente el comportamiento contrario. Las primeras horas del día las viven en un letargo y conforme pasan las horas se van desperezando para llegar al grado máximo de actividad por la noche.

Todos conocemos personas de ambos tipos. En particular, en el mundo de la ciencia –en le que cada uno cincelamos nuestros horarios y costumbres a nuestra manera- es bastante común encontrarse búhos por doquier. Es más, recuerdo que durante mis estudios universitarios, había gente que sólo veía en fiestas porque nunca coincidíamos durante el día.

Lo curioso de esto, es que hasta hace poco se pensaba que esta clasificación de cronotipos era básicamente universal para clasificar a los humanos: se es búho o alondra. Es más, hasta ahora se había medido que las alondras suelen irse a dormir unas dos horas antes que los búhos. El caso es que estudios recientes han encontrado que existen dos tipos de personas más: los energéticos –aquellos que están activos mañana y noche- y los ralentizados –aquellos que se sienten apáticos todo el día-. Colibrí y albatros proponen bautizarlos en este artículo.

El caso es que ser del primer grupo, energético, está casi casi del orden de los superpoderes, ya que en media son los únicos que son capaces de dormir media hora menos que los tres otros grupos. En mi caso, aunque adoraría ser colibrí, me temo que no puedo dejar de bostezar continuamente a eso de las once de la noche. No deja de ser una lástima, porque sigo manteniendo que la vida es demasiado corta para pasarla durmiendo.

sábado, 28 de noviembre de 2015

DE UN CHARCO DE FLORES



Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor que tú plantaste, tú estarás allí. No importa lo que hagas, -decía-, en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ellos tus manos. La diferencia entre el hombre que se limita a cortar el césped y un auténtico jardinero está en el tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí, el jardinero estará allí para siempre.

Ray Bradbury. Fahrenheit 451

miércoles, 25 de noviembre de 2015

PLACER PARLOTEANTE



Hablar varios idiomas es maravilloso. Una puede pasarlo mal al principio cuando la lengua no se coordina con el cerebro, cuando no sabes decir algo ni siquiera dando un rodeo, cuando comprendes pero no hablas… Pero cuando tu cerebro hace click, ese momento en el que de pronto, sin saber muy cómo, empiezas a chapurrear fluidamente –no sin estar exenta de errores tanto gramaticales como de fonética, faltaría más- y eres capaz de entenderte con cualquier persona que se cruce en tu camino en esa lengua que ya has adoptado... ese momento no tiene precio.

En mi caso, además del castellano -mi lengua materna, ésa en la que me expreso de manera infinitamente más precisa que en ninguna otra- tengo la fortuna de hablar, entender y escribir tres lenguas más con mayor o menor acierto: el catalán, el inglés y el francés –fruto, entre otras cosas, de mis trocitos de vida en Barcelona, Davis y París-. A lo largo de mi día, tanto en mi vida laboral como personal, he conseguido saltar de un idioma a otro automáticamente, muchas veces sin percatarme. Y eso, señores, es una de los tesoros más valiosos que poseo. Me emociono al dar clases a mis alumnos en francés y escuchar la sonoridad de esa lengua de mis sueños; me encanta conocer a alguien nuevo en el trabajo y comenzar a hablar en inglés, sabiendo que te van a entender, como si fuera lo más natural del mundo; adoro tener largas conversaciones por teléfono en un catalán que cada vez se mezcla más con el francés, pero que aún sobrevive como puede y cómo no, me rechifla poder encontrar exactamente la palabra exacta que describe exactamente lo que pienso en castellano.

Cuando pienso en todas las puertas que hablar lenguas me ha abierto, a cuanta gente me he podido acercar, cuanta cultura -literatura, música, películas- me hubiera pasado al lado sin tener acceso a ella, cuantos momentos inolvidables no se hubieran dado sin haber hecho este pequeño esfuerzo –que ni siquiera merece llamarse así, porque la recompensa es tal, que ni se nota-, sólo puedo agradecer infinitamente esa insistencia educativa regalada por mis padres.

Está claro que ahí fuera hay una enormidad de idiomas que nos esperan a ser aprendidos, intentados o al menos, olisqueados alguna vez. Nuestra vida es limitada, en tiempo y capacidad de aprendizaje, pero si algo deberían tener claro las futuras generaciones es que el idioma es la llave que les hará llegar tan lejos como quieran.

domingo, 22 de noviembre de 2015

LA CALMA


Según habría de contármelo Gould, el mundo puede verse de dos formas. Como un reloj donde las cosas ocurren puntualmente, regidas por una voluntad superior. O como un plano con infinitos puntos dispersos, que pueden unirse según desee uno. 

La mujer que buceó dentro del corazón del mundo. Sabina Berman

jueves, 19 de noviembre de 2015

RETOMANDO FUERZAS

(La libertad es un monumento indestructible)

A pesar de la magnitud de los eventos de la semana pasada, una de las cosas que me ha impresionado muchísimo desde el primer instante es ese afán de los parisinos de recuperar la vida, la misma de hace una semana, en este maravilloso lugar –ningún extremista podrá hacerme cambiar de opinión sobre París-. En efecto, dos días después de un viernes de terror, las terrazas, los bares y las calles están llenas y veo numerosos signos de amabilidad hacia gente de diferentes religiones –como si los parisinos hubieran comprendido que esto no ha sido sino una trampa para horadar su Fraternité-. Desde aquí, toda mi admiración y mi respeto hacia los ciudadanos de este país que siempre he admirado entre otras cosas por ese amor a la educación y que hoy, en la práctica, demuestran más que nunca.

En mi caso, me ha tomado mi tiempo sobrecogerme a esta ola de miedo que me ha embargado. A esta indefensión desnuda que una siente. A este riesgo de perder en un martirio más o menos rápido, todo lo que la vida me regala de un plumazo. Así, hasta ayer no pude acercarme al Bataclán. No estaba preparada para ver, en primera persona el horror. Sin embargo, caminar los mismos pasos que todas las mañana de los últimos 20 meses de mi vida de nuevo, me hizo bien. Ver gente de todo tipo, con la cabeza alta, serena y fuerte. Leer las notas que describen todo el amor y la alegría que desprendían tantas de las personas que desaparecieron el pasado viernes.

Eso, unido a este maravilloso artículo que mi amigo Manu me envió ayer –un abrazo desde aquí-, me ha hecho obligarme a poner en orden mis miedos y aunque todavía no lo he conseguido totalmente, voy a salir a la calle, a regalar sonrisas y miradas limpias al 99.9% del mundo que no tiene nada que ver con esto. Como el resto de mis hermanos franceses.

Callé, conmovido, pensando en los hombres que han sabido convertirse, a pesar de la tristeza, del dolor y de tantas luchas sin victoria, en hombres enteros: hombres si rencor, optimistas pese a sus derrotas incontables y a pobreza de sus vidas, hombres con una pasión irrenunciable por la dignidad y la libertad, hombres capaces de sobreponerse a la amargura que les proponía el sufrimiento, hombres que han trabajado en la humillación y que sin embargo sonríen alegres, hombres con una esperanza y un optimismo alzados sobre la desolación. 

Vagabundo en África. Javier Reverte

domingo, 15 de noviembre de 2015

SENSACIONES

Hablar de violencia, de radicalismo y extremismos es tan complicado que no se hacerlo. Así que me voy a limitar a contaros con una aproximación muy burda en formato palabras, de cómo debe ser vivir en país con esos ingredientes. Lo puedo contar, porque este viernes, 13 de noviembre, vivimos en París un simulacro tremendamente realista.

A estas alturas, todos sabemos lo que ha pasado. Lo de siempre, la falta de educación, la ausencia de autorreflexión y una carencia de personalidad propia lleva a masas de personas a hacer actos que no tienen ni pies ni cabeza. Eso no importa demasiado, mientras no afecte al de al lado, o al de al lado a la enésima potencia. Es entonces cuando te sientes indefensa, y frágil y pérdida. Cuando las reglas del juego cambian sin tu consentimiento. Y te preguntas cómo debe ser vivir todos los días en una tortura similar.

Este viernes, cuando allí fuera unas manos impasibles disparaban contra jóvenes que tomaban algo, cenaban o escuchaban un concierto como yo tantas veces he hecho en esos mismos bares y esa misma sala, tuve la fortuna de estar viendo una película en unos cines cerca de mi trabajo. Cuando ésta estaba terminando, algo de inquietud empezó a extenderse por el cine, un par de personas dejaron la sala bruscamente hablando por su teléfono y algunas otras miraban su teléfono sin parar. Allí nos enteramos que estaban matando, en París, en varios sitios, a cualquier persona, sin criterio, sin orden aparente ninguno. Joder, esa sensación es terrible, escalofriante y no se la deseo a nadie.

Cuando conseguí hablar con mi familia, me enteré que uno de los tiroteos (el del Bataclán) está a tan sólo cinco minutos de mi casa a pie, justo donde cojo el metro todos los día para ir a trabajar. Evidentemente, eliminé la opción de ponerme a seguro en mi casa. Luego me enteré que tampoco hubiera podido, porque habían evacuado la zona. Esa es otra vivencia horrible. Saber que el sitio que consideras tu casa, tu hogar, tu refugio, ha dejado de serlo.

Mientras nos apresuramos a ponernos a buen seguro, y cogíamos un autobús para ello, no dejábamos de mirar a nuestro alrededor, esperando ver, en cualquier momento a un loco con una metralleta, apuntándonos con una sonrisa despiadada. Tercera vivencia de pesadilla. No saber donde está el peligro y si te va a tocar a tí. Ésta, sin embargo, es algo que viene de fábrica y siempre estará con nosotros. Nuestro cerebro es capaz de hacernos olvidar que la muerte, cualquier tipo de muerte, nos puede acechar en una esquina cualquiera. Pero la realidad es la que es, seamos conscientes o no.

Finalmente, la sensación de, aún estar a seguro, saber que podrías haber sido tú. Que si eso hubiera sido de lunes a jueves, tenía muchas papeletas de que me hubiera tocado la china. Mismo sitio y misma hora, sólo que un día afortunado. Lo poco que hace falta para que las auténticas prioridades salgan a flote. Levantarte por la mañana y mirar el periódico esperando encontrar muchos más masacres. La espera de la bomba de relojería. Monstruosa y despiadada sensación.

Y aún así y con eso, hoy, cuando he entrado en mi casa finalmente, y he visto que todo estaba en orden, que mi barrio parecía más o menos tranquilo –la gente en sus terrazas, los comercios abiertos, los autobuses y metro con normalidad-, he experimentado una última sensación: la de alivio, la de sentirme tremendamente afortunada -una vez más-, la de saber que la vida me ha dado tregua, que esta vez no me ha tocado a mí, ni a los que quiero, que las cosas importantes son muy pocas y muy claras, que la vida puede ser tan corta que mañana, ya no estemos aquí.

Paz y amor desde aquí a la gente importante, ésa que hacéis del mundo un lugar habitable al fin y al cabo. Mi más enorme gratitud a todos los que durante este fin de semana me habéis mandado más de trescientos mensajes, llamadas y correos.

La guerra como sublimación del caos. Un orden con sus leyes disfrazadas de casualidad. 

El pintor de batallas. Arturo Pérez-Reverte

miércoles, 11 de noviembre de 2015

SUPERANDO LA FICCIÓN

En tres semanas se celebra aquí, en Paris, la XXI conferencia sobre el Cambio Climático Mundial organizado por las Naciones Unidas en el que se discutirán posibles soluciones a lo que ya es un hecho irrefutable y se tratarán de dar diversas soluciones. 

Este tema, muy polémico hace unos años –irónicamente relacionado con las elecciones estadounidenses- no puede ser dejado de lado ya que, la enorme mayoría de nosotros ha experimentado comportamientos extraños en la meteorología de la región que habite -para muestra el botón de estos días: desde hace casi un mes, estamos viviendo un extenso Veranillo de San Martín, con temperaturas de 24 grados en noviembre-.

En relación a esta conferencia, ha llegado a mis manos unos vídeos y herramientas de Climate Central, una organización de científicos estadounidenses que tratan de documentar y recopilar evidencias científicas para el futuro amenazador que se nos viene encima.


(En inglés sólo)

Esta página, me ha sorprendido y me ha dejado bastante preocupada. Por ejemplo, me ha dejado estupefacta que el objetivo a día de hoy por el que luchemos es que seamos capaces de aumentar el calentamiento global tan sólo dos grados a nivel mundial. Aparentemente es inevitable menos de eso, lo que me parece ya una triste consecuencia de nuestro paso industrial por el mundo.

En esta herramienta fabulosa –a nivel informativo, los resultados son espeluznantes-, uno puede buscar una ciudad costera mundial y automáticamente nos devuelve como se verá esta ciudad con 2 grados de más (lo que seguro que pasará) y con 4 grados de más. Espeluznante visión de Nueva York, Rio de Janeiro, Amsterdam u otras más cercanas como Barcelona o Valencia. No sólo personas, ciudades, monumentos y muchas otras cosas más se verán afectadas, sino que, además, estaremos un poco más cerca de eliminar artificialmente aquello que la naturaleza nos ha dado.

¿Cómo es posible que nosotros, minúsculos seres humanos, hallamos sido capaces de hacer algo tan impactante como cambiar sustancialmente la temperatura del planeta? ¿Cómo es posible que la gran mayoría de empresas todavía estén contaminando a sus anchas sin ningún tipo de restricción? ¿Hasta cuando puede durar lo de ojos que no ven, corazón que no siente? ¿Hasta que nuestros hijos -o la descendencia de la Humanidad, lo mismo me da- tengan que lidiar con ciudades sumergidas?  ¿Cómo es posible que el presumible avance económico haya hecho un año tan irreparable en la naturaleza sin inmutarnos?

Quizá lo que realmente se debería discutir en esta conferencia cuales son las prioridades de nosotros, como Humanidad –lo siento pero el dinero no nos va a salvar de ahogarnos- o, el verdadero concepto de progreso social. Todos a remangarnos y a hacer algo ya. Por nosotros mismos.

Aquí, una excelente explicación de todo esto en castellano.

domingo, 8 de noviembre de 2015

A PELO



También un paseo huye del control preciso de un designio y una voluntad, porque no puede saberse si algo y qué, en el primer cruce, hará que nos desviemos del recorrido previsto. Todas las cosas fundamentales -el amor, la felicidad, el sufrimiento- suceden por azar o por gracia, cuando soltamos las riendas y nos dejamos llevar por la vida como un bastón en las manos de un viandante. Sí, yendo así al encuentro de lo que pueda suceder, recibimos dádivas inesperadas, nos abandonamos felizmente a la existencia, confiados en su magnanimidad y dispuestos a creer que provee mejor que nosotros de aquello que en verdad necesitamos. 

El infinito viajar. Claudio Magris

miércoles, 4 de noviembre de 2015

TIRA PORQUE TE TOCA


Aquellos que me conocéis, sabéis que me pirran los juegos de mesa. Desde que era una niña y aprendí a jugar al guiñote –juego de cartas aragonés por excelencia- con mi padre, disfrutaba el esperado momento del café de las reuniones familiares en las que se sacaba un tapete, una baraja y se formaban equipos. Recuerdo como admiraba a mi abuelo que, con el paso de los años, había desarrollado una complicada táctica de marques y tecnicismos para recordar las cartas ya aparecidas o deducir –que no adivinar- las que el adversario llevaba. Cuantos años nuevos me habré ido a dormir a las 5 de la mañana tras ganar a 15 cotos a 13 a mis tíos y abuelo, mientras todos mis primos cerraban los bares –yo no tenía permiso para salir por ser la benjamina-.

No sólo eso, también recuerdo entablar partidas interminables –a menudo contra mi misma, ya que no había nadie que soportara semejante martirio- de juegos varios como el siete y medio, el Monopoly, el Trivial, el Tangram, el cuatro en raya, Misterios de Pekin –adoro ese juego-, el Risk y… básicamente todo lo que se me pusiera en medio. Lo cierto es que disfrutaba mucho combatiendo –amistosamente- con la mente. Ingredientes como la tensión, la suerte, la estrategia, la previsión, la prudencia, el atrevimiento y la inteligencia estaban en juego en cada partida.

No os diré mi gozo absoluto cuando en uno de mis cumpleaños recibí una versión nuevecita del último Trivial del mercado. Desde entonces, cuento con otro estadounidense reciclado que compré por 3 dólares y otro de bolsillo francés también de segunda mano.

El caso es que la semana pasada, di otro brinco de alegría cuando recibí como regalo un… ¡Monopoly Parisino!  La de veces que habré jugado yo con aquel Monopoly madrileño que teníamos –curiosamente conozco el nombre de me muchas calles y estaciones de Madrid sin haber estado nunca en muchas de ellas- y me habré hecho millonaria y arruinado… ¡Y ahora tengo la oportunidad de hacer lo mismo en Paris!. Este Monopoly -que ya está estrenado, por cierto- me permitió el lujo de ganar la primera partida en su tablero –os desvelo un secreto: el que tiene las naranjas, sea de la ciudad que sea, tiene ganada la partida-.

Me gustó esa visión de la ciudad totalmente diferente a la yo tengo. Aquí podéis encontrar las calles del Monopoly Parisino y su explicación. En mi caso, yo hubiera substituido muchas calles por algunas de mis favoritas. Sin embargo, lo que más disfruté fue deambular, aunque fuera con dados y dinero de papel, de otra manera diferente por las calles de mi Paris. Desde aquí un beso y muchas gracias a Rodolphe por este superregalo.

domingo, 1 de noviembre de 2015

CONFIANZA



- Yo lo que creo es que debías mirarme un poquito y no pensar tanto. Me gusta mucho que me mires. 

Lo hice, y la presión de sus dedos se intensificó. 

- Gracias -dijo-, ¿Probamos a aguantar un rato sin decir nada, a ver qué pasa? 

Y de pronto, la vida se había remansado en el trecho que mediaba entre sus ojos y los míos, había empezado a fluir transparente y mansa, como las aguas de un río al que te puedes abandonar sin miedo. 


Nubosidad Variable. Carmen Martín Gaite

martes, 27 de octubre de 2015

VIAJE AL FUTURO



Creo que todos soñamos secretamente con dejar un pequeño legado a la humanidad en forma de una obra de arte, un trabajo, una casa, o algo por lo que se nos recuerde. Me emociona pasar ante la tumba de Cortázar, por ejemplo, en el cementerio de Montparnasse y verla atiborrada de mensajes de gente que lo ha conocido a través de sus páginas. O revisar aquel tremendo discurso de Steve Jobs en el que se nos recordaba que debíamos seguir nuestros sueños. O escuchar a Pau Casals interpretar el Cant dels Ocells con toda su alma inmortal. O admirar la vida y hazañas de científicos de renombre como Marie Curie. Ninguno de ellos está aquí en persona, pero aquello que hicieron fue tan extraordinario que su premio es un lugar en el Olimpo de los recuerdos, donde se les recordará durante una cuasi-eternidad.

El caso es que hace poco llegó a mis manos una de estas historias tremendamente emocionales que te hace derramar lágrimas a diestro y siniestro. Esta historia -que podéis encontrar aquí y si no os atrevéis con el inglés, aquí tenéis una versión traducida- versa sobre cómo un padre se las ingenió para traspasar las barreras del tiempo y el espacio. Es decir, sin pretensiones de acompañar a la humanidad sino a su hijo, se las ingenió para estar presente a pesar de ya no estarlo físicamente. Y lo hizo de una manera muy sencilla, escribió una serie de momentos, consejos, palabras de apoyo, y sabiduría en momentos de la vida que seguramente llegarían a su hijo. Porque al final, hay ciertas cosas que son universales.

Como todas las cosas simples, me pareció una idea genial. Sencilla y sin pretensiones. Fácil y directa. Escribir aquellas cosas que hemos aprendido de esta vida como legado para los que vendrán. Para que no se sientan solos, para que quizá aprendan antes de sus errores, para que no sufran o que para que no se tomen la vida tan en serio. Todo vale. Yo, en mi caso, pienso ejecutar mi propia versión de esta idea cuanto antes. En cualquier caso, lo peor que puede pasar es que al final no funcionen. Bueno, pues como dice mi padre: El no, ya lo tienes.

sábado, 24 de octubre de 2015

ALTO Y FUERTE

(Aquí una versión de esta canción en formato enigma)

Me levanto por la mañana, pienso que voy a verte y siento como un impulso de dar gracias. Pero después me despejo y me digo que no, que no ha sido la suerte, que más bien ha sido un atrevimiento, nuestro atrevimiento. Tú podrías haberte ido y te quedaste. Yo podría haberte ignorado e hice todo lo contrario. Todo esto es voluntario, mágicamente voluntario.

El viajero del siglo. Andrés Neuman

martes, 20 de octubre de 2015

MÁS SOBRE VALIENTES

Aprovechando que hace nada reivindicábamos el superponer de la sinceridad absoluta, ahí va un corto sorprendentemente relacionado sobre valientes y valientas.



Mi amigo Javier siempre decía: ¿De quien es el mundo? De los valientes. Pues eso.

domingo, 18 de octubre de 2015

EL PODER DE LA SINCERIDAD ABSOLUTA



Hoy he visto una película que me ha gustado mucho: Marguerite (para aquellos que no tengáis acceso a ella, aquí una sinopsis). Como no quiero contaros de qué va le película, sólo os diré que me ha gustado mucho el pensamiento de fondo que subyace en toda la historia: ¿cómo estar seguro que nuestra percepción de la realidad es la correcta? ¿Cómo saber que nuestros sentidos, nuestros amigos, los mensajes que percibimos no son si no una mala imitación de lo que realmente es?

Reflexionando sobre esto, creo que es porque nuestra sociedad está demasiado poco a la usanza de un superpoder al alcance de cualquier humano: la sinceridad absoluta. Es decir, plasmar con palabras lo que sentimos o lo que pensamos –siempre que no sea con intención de dañar, claro-. Abiertamente, sin tapujos, sin miedos.

Lo peor que puede pasar es que el receptor de nuestra sinceridad no acepte nuestra verdad. En ese caso, al menos estaremos tranquilos de haber hecho aquello que estaba en nuestra mano por una persona, por una relación, por una causa, por nuestra integridad moral. También, tendremos el conocimiento –cosa imposible sino se prueba antes- de la apertura de mente del beneficiario en cuestión.

Por el contrario, lo mejor que puede pasar, es que esa sinceridad atraiga nuevas sinceridades de vuelta. Y obtengamos amor, amistad o aprecio correspondido –cosa que probablemente no se hubiera dado nunca si no hubiéramos ejercido este superpoder-, cambios beneficiosos en la conducta o, placeres absolutos al saber que, hemos ayudado a que una pequeña proporción del mundo tenga una visión más nítida, menos turbia de la realidad.

Desde aquí os prescribo a todos, una cucharada sopera de sinceridad absoluta mínima al día. No lo lamentaréis.

miércoles, 14 de octubre de 2015

LA REALIDAD DESENFOCADA

A veces lo sesgada que puede estar nuestra visión del mundo me deja estupefacta. Como demostración apabullante, intentad solucionar este enigma y, luego seguid leyendo.



En efecto, ¿cómo no darse cuenta de que la farsante era la dama de las petunias, no? Y bien… El hecho de estar tan pendiente a captar algún signo que delate al culpable en alguno de los tres personajes, nos hace olvidar completamente el resto del paisaje. ¿No es eso impresionante? Un ejercicio similar, lo comentamos también hace tiempo por estos lares.

Lo cierto es, que a su vez, esta capacidad nuestra de abstraernos del entorno me causa bastante inseguridad… ¿Cuántas cosas importantes nos estamos perdiendo a cada minuto prestando atención en otras que, quizá no lo son tanto? ¿Cómo saber a qué prestarle atención, a qué debemos darle prioridad?

Me imagino que estas preguntas son, casi con toda seguridad, incapaces de contestarse a priori. Quizá sólo a posteriori, y con ayuda de otros puntos de mira completamente diferentes –difíciles de encontrar en personas que tienen una evolución parecida a la nuestra- podemos llegar a ser conscientes.

Así que, en resumidas cuentas, este experimento concluye con una alegato a la humildad para aceptar, que uno mismo no es capaz de observar toda la realidad y lo que es más, la parte más interesante de ésta. Mantened los ojos abiertos.

domingo, 11 de octubre de 2015

LA CEREMONIA DEL VIVIR


En la cima de la alegría he declarado acerca de una música jamás oída. ¿Y qué? Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis, haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo, rescatando cada frase con mis días y mis semanas, infundiéndole al poema mi soplo a medida que cada letra de cada palabra haya sido sacrificada en las ceremonias del vivir.

El deseo de la palabra, Alejandra Pizarnik

martes, 6 de octubre de 2015

UN PATIO DE VECINOS


Todos sabemos que no hemos escogido el lugar donde nacer, ni nuestros genes, ni nuestra época, ni nuestro sexo, ni incluso, nuestro carácter –cuanto más observo a mis sobrinos, más convencida estoy de esto último-. En cualquier caso, eso implica que tampoco hemos escogido a nuestros vecinos geográficos y de eso, me di cuenta hace bien poco, por evidente que parezca.

El caso es que en España –sobre todo los que somos del norte- siempre nos pareció de lo más natural encontrarnos por el pueblo a un francés que había venido a comprar tabaco y, de paso, se había dado una vuelta. O, ir a comprar queso al otro lado de los Pirineos. O, -sobre todo los que son del oeste-, ir a comprar toallas y albornoces a Portugal. Es decir, de una manera u otra, siempre hemos tenido la presencia de nuestros países vecinos muy presente y como tal, eso nos ha generado una relación muy diferente que con la que puede ser con Alemania por ejemplo.

Sin embargo, el otro día en Suecia, me di cuenta que sus referencias vecinales con completamente diferentes. Los suecos se pueden ir a pasar el fin de semana perfectamente a Finlandia, Dinamarca o Noruega y, si tienen un puente largo, quizá se acerquen hasta Rusia: Madre mía, ¡Rusia! Pero si eso está allá donde Cristo perdió el mechero –pensaremos más de uno-.

O, el caso de los países centroeuropeos y pequeñitos como Suiza. Suiza está rodeado de Italia, Francia, Alemania, Austria y Liechtenstein, este último de esos países que sabes que existen porque un día lo estudiamos como uno de los países diminutos. Y ahora resulta que si eres suizo, lo mismo te das un garbeo a comer fabada allí, que la hacen muy buena. El caso contrario se da en casos como Irlanda -ya de Islandia ni hablamos- que sólo tienen como vecino a su eterno enemigo, Inglaterra. O países como EEUU donde muchos piensan que todo aquel que hable español debe ser de México.

Por otro lado, no he mirado estadística pero pongo la mano en el fuego a que un mínimo del 90% de españoles no saben situar Eslovenia y Eslovaquia geográficamente. Sin embargo, si eres italiano -y más aún del norte- estarás acostumbrado a ver el cartel de "Eslovenia 100 km" y no tendrás ninguna duda al respecto.

En fin, me resultó ciertamente curioso comprobar –una vez más, de hecho- que el punto de vista del observador influye tremendamente en su percepción. No se qué hubiera sido de nosotros sin en la Pangea nos hubiera tocado en otro sitio –no puedo dejar de recordar ese puzzle de Europa que junté infinitas veces cuando era pequeña-. ¿Dejaríamos de llamar gabachos a los franceses? ¿Seríamos grandes amantes de la Oktober Fest? ¿Cocinaríamos el gazpacho como la musaka? Nunca lo sabremos, pero tampoco está de más ser consciente de nuestro marcado carácter geográfico.

sábado, 3 de octubre de 2015

LA PRE-ADOLESCENCIA


Vaya por Dios, cómo pasa el tiempo… Resulta, que así, sin comerlo ni beberlo, nos hemos plantado en el séptimo cumpleaños de este blog. Qué barbaridad, si parecía ayer que me decidía entre los diferentes formatos en un apartamento enorme y destartalado de Davis, en California y ya han pasado siete añazos.

Siete años y 643 posts en sitios diferentes –al menos este blog ha vivido tres culturas diferentes: la estadounidense, española y francesa-, millones de experiencias, recuerdos, conciertos, visitas, reencuentros, amores, reflexiones, momentos de felicidad absoluta y nacimiento de tres sobrinos maravillosos. Además, este blog me ha descubierto una pequeña parte del universo al que no hubiera llegado de otra manera y me ha permitido conocer una faceta diferente de la gente conocida. Por otro lado, no lo negaré, ha habido momentos de tristeza y adioses definitivos. Pero eso, irremediablemente nos ha hecho más fuertes, más poderosos y probablemente, más sabios.

Así desde este adiós a la niñez bloguil, os mando un enorme gracias a todos aquellos que habéis discurrido –más o menos- y acompañado por estos pensamientos –absurdos o no-. Un abrazo a todos y nos vemos en proa.

Es en medio de aquellas llamas como me tenéis que recordar. Héctor, el derrotado: lo tenéis que recordar de pie, en la popa de aquella nave, rodeado por el fuego. Héctor, el muerto que por tres veces sería arrastrado por Aquiles alrededor de las murallas de su ciudad. A él tenéis que recordarlo vivo, y victorioso, y resplandeciente con sus armas de plata y de bronce. De una reina aprendí las palabras que ahora me han quedado y que quiero deciros a vosotros: acordaos de mí, acordaos de mí y olvidad mi destino.

Alessandro Baricco, Homero, Ilíada

martes, 29 de septiembre de 2015

TODA LA NOCHE EN LA CALLE



El pasado viernes fue la Noche de los Investigadores en toda Europa. Esta actividad, consiste en que los científicos salgamos a la calle, o al menos en sentido figurado. Más al norte, el clima obliga a que el público venga bajo nuestros techos y contacte, dialogue, aprenda, y se sorprenda de que un científico puede ser una persona y, qué se yo, hasta tener sentido del humor. Para los que tengáis hijos, nada mejor para un peque en la fase del eterno ¿porqué?.

En mi caso, este año participé en un reencuentro de investigadores extranjeros en París, en el que, una decena de nosotros, hablábamos unos 10 minutos con personas individuales de un público curioso que se interesaba por cosas que iban desde qué es lo que hacíamos en nuestro trabajo hasta si existen o no los multiversos. La verdad es que fue una experiencia curiosa, entre otras cosas al comparar las conductas y comportamientos de un público francés, mucho más refinado y políticamente correcto, frente al que había lidiado otros años en Granada.

Además de esto, hubieron otra series de eventos. En particular, me gustó mucho la exposición audiovisual titulada 1 minuto, de la que aquí podéis encontrar más información. En este experimento, se pedía a una muestra de personas que cerraran los ojos simultáneamente y que al acabar de contar mentalmente un minuto abrieran los ojos. Con este simple ejercicio, se demostraban cosas sorprendentes como que, por ejemplo, hay diferencias importantes en la percepción del tiempo entre el sexo femenino y masculino o entre la gente anciana o jóven -la gente mayor tendía a hacer el minuto más largo, es decir cuanto más mayor, el tiempo pasa muy rápido-. En otras palabras, este experimento demostraba de manera científica, que el paso del tiempo a diferentes ritmos no es algo subjetivo sino que depende de muchos factores.

En cualquier caso, descubrir una parte del mundo que nos sorprenda, nos anime, nos divierta o nos anime a saber más es siempre una buena idea, y yo diría un gran logro. Aquí y en la conchinchina. Desde aquí os animo a que os marquéis el 25 de septiembre de los próximos años en vuestro calendarios.

sábado, 26 de septiembre de 2015

EL COLMO

Ya estamos de vuelta de una escapada a Estocolmo, Suecia, uno de los países de la Escandinavia –ese norte de Europa tan grande y presumiblemente tan frío-. Aunque corto, ha sido un viaje realmente intenso y plagado de aventuras.

En Estocolmo he aprendido, que el señor responsable del síndrome -y de la canción de Muse- y sus descendientes se pasean por ahí saludando a los lugareños; que al lado del aeropuerto de Arlanda, una puede dormir en un avión Jumbo único en el mundo, que los suecos son afables, de naturaleza bondadosa y muy amigables –hicimos una media de tres amigos por hora-; que el frío polar es inexistente –al menos en septiembre- y a cambio, puedes pasearte en camiseta sin ningún problema. Que los suecos hablan increíblemente bien inglés –con un acento de lo más british que impresiona-, que además, son capaces de entender el nombre de islas-dormitorio con balbucear algo que sólo se parece muy remotamente.

Que Estocolmo recuerda un poco a Venecia y a Berlín –va a ser que Europa al final se parece mucho-, que Galma Stan es el centro muy centro donde se pasa en torno a 200 veces al día, que si uno se descuida puede acabar comiendo en el mismo sitio –con lámparas de diseño y cuadros siniestros- una y otra vez, que dormir en hoteles-cárceles tiene su aquello, con sus guillotinas como espejos y barrotes en las ventanas, que todo cuesta demasiadas coronas –incluso si se pasan a euros-, que el Vasamuseet -un enorme museo que contiene a un barco gigantesco- es curioso e indescriptible.

Que el Globen Arena es una especie de telescopio gigante visto desde fuera, que las medidas de seguridad por defecto son algo ingenuas, que pasarse seis horas con un posible psicópata con tan sólo suministro de cerveza tiene su aquello, que las madres suecas protegen a sus polluelos con una fortaleza maravillosa, que en los restaurantes post-conciertos te encuentras a amigos espontáneos que te aconsejan la pizza que debes tomar, que tener a Bono y sus chicos a menos de dos metros durante dos horas es un record mundial que jamás será superable, que la edad avanza, inexorable, pero el rock’n’roll no, que en todas partes te encuentras el típico colega de trabajo que aprovecha un rato muerto para leerse un articulito de nada, que existen australianos que aparecen como ángeles de la guarda y te regalan una entrada sin ton ni son, que junto con Anne y el maravilloso ticket man forman el podium de nuestra eterna gratitud. Que decirle “This is bullshit!” al presidente de LiveNation con educación y razón nos hace inflarnos de orgullo amiguil.

Que unos días en Estocolmo inspiran a cualquiera. Desde aquí un abrazo a Patri, Carlo, Salo, Paula, Josan y Javi. Y muchos besos para Jarita, Manuel e Ingrid. Nos vemos en la próxima.

viernes, 18 de septiembre de 2015

ARRIBA, A LA DERECHA



Y lo bien que sientan unos días improvisados de vacaciones, con amigos antiguos, en sitios nuevos, en medio del huracán enarbolado de comienzos escolares que tiene septiembre…

Así que aquí estamos, bien abrigados, desempolvando la colección de discos de U2 –no en vano, tenemos una cita con ellos- y lanzándonos rumbo a Estocolmo, a ver qué nos depara ese norte tan norte. Desde aquí, un abrazote a Jara, a quien echaremos mucho de menos.

jueves, 10 de septiembre de 2015

LOS RITMOS INNATOS

Tanto temer la piel y sus orificios. Tanto imaginar dolores y vergüenzas cuando la sexualidad me había parecido llena de lucidez; una revelación de la intimidad entre el cuerpo y el espíritu. ¿Cómo no iba a maravillarme ver mi cuerpo actuar instintivamente seguro de sus movimientos? ¿Ver la sincronía entre piel y pensamiento? Era como encontrar un viejo mapa hundido en el inconsciente. O toparse con la lámpara de Aladino y sentir al genio salir del ombligo al primer roce, para hacer realidad el deseo y la fantasía.

El pergamino de la seducción. Gioconda Belli

lunes, 7 de septiembre de 2015

HÉROES EN PANTUFLAS



A finales de julio, realicé un viaje relámpago a la costa este de los Estados Unidos, en concreto, a Baltimore –Baltimás, para los amigos-, una ciudad donde pasé dos meses de estancia allá por el 2007, cuando este blog, ni siquiera existía.

Además del revoltijo de emociones encontradas y jetlag que experimenté –eso será el tema de otro día-, tuve el placer de reencontrarme con un amigo, mentor, colaborador, científico brillante, buena persona y ángel con patas: Holland. Es más, tuve la suerte de compartir una agradable velada con él y su mujer en su casa, degustando un salmón a la barbacoa –esa fantástica cocina art nouveau de los estadounidenses que han visto mundo-.

El caso es, que en esa velada y a pesar de los ya ocho años de amistad con Holland, descubrí que hay personas que pasan por la vida haciendo bien a los demás. Y sin darle demasiada importancia. Son amables, intentan cuidar y ayudar a los más desprotegidos –como lo era yo, a punto de acabar la tesis- y son terriblemente modestos. En cierta manera, eso ya lo sabía. Lo que no sabía es la increíble historia de sus cuatro hijos.

Holland y Marylin tienen cuatro retoños, lo cual si bien es algo cada vez menos común en nuestros días, no es significantemente llamativo. Sin embargo, con un vinito en mano, descubrí que sus hijos no son biológicamente hermanos, de hecho, sólo dos de ellos lo son. Como el mismo me narró, me contó que al poco de casarse, su mujer y él estaban impacientes por tener hijos, así que decidieron ir al orfanato y adoptar. Allí, les propusieron una chica para llevársela “puesta”, ya que para los chicos había cola de tres años –y de esto hace menos de cuarenta años en un país del primer mundo, cuidadín-. Allí adoptaron a Molly, su primera hija, justo después de saber que iban a ser padres de nuevo siete meses más tarde biológicamente. Con dos hijos bajo su techo, tres años más tarde tuvieron una llamada del orfanato diciéndoles que teñían una niña mentalmente discapacitada abandonada por su madre alcohólica que nadie quería. En cuestión de minutos, decidieron adoptarla. Finalmente, un par de años después llegó su cuarto hijo. A día de hoy tienen doce nietos.

Esta historia me sobrecogió sobremanera. Su manera de vivir me parece generosísima. Sin necesidad de irse al tercer mundo. Ahí, en su misma puerta, fueron capaces de adoptar, no sólo a niños risueños, sino también a los que tiene problemas y lo necesitan.

Y aunque me parece y toda la vida me parecerá admirable lo que hicieron, me encaja perfectamente con su persona. Hablando de otras cosas, el mismo Holland me contó que, él cuando muriera no quería todas esas medallas que acumulaban polvo en su despacho –fue la primera persona que diseñó la primera cámara en un telescopio espacial, por ejemplo- sino que quería haber hecho feliz a muchas personas. Gracias por todas esas lecciones en la mitad de la vida.

Desde aquí, un abrazo grande y por muchos años más, Holland.

viernes, 4 de septiembre de 2015

INFANCIAS DIVERSAS


Pensó que no había mirada más sin dueño que la de un niño jugando. Con la taza en los labios, se preguntó por qué un adulto estaba preparado para el odio de otro adulto, pero no para la indiferencia de un niño. 

El viajero del siglo. Andrés Neuman

Desde aquí, un abrazo para todos los refugiados, sirios, y de cualquier otro lugar.

domingo, 30 de agosto de 2015

LA IMPOSTURA (Y LA SUERTE)

¿Y si me caigo?
Oh, pero querida,
¿Y si volaras?
 

Hace unos días le estaba dando vueltas al concepto de la suerte. Pensaba en lo extendido que está el que a la gente que tenemos una vida bonita y las cosas nos van bien, se nos suponga que somos afortunados poseedores de un sucedáneo de trébol de cuatro hojas y gracias a eso, la vida nos sonríe. Pensaba en lo fácil –pero tonto también- que es suponer que a ti no te ha tocado la suerte y quedarse de brazos cruzados hasta que ésta aparezca.

Pues no señores míos: la buena suerte es cosa de uno mismo. Se consigue a partir de mucho trabajo, mucho sudor, muchas lágrimas, muchas preparación, muchas ganas, mucha sencillez, mucho agradecimiento y sobre todo, y más importantemente, una capacidad –que, de nuevo, se puede aprender a tenerla- de saber extraer las consecuencias de las cosas que no salen tan bien. Voilà. De hecho, hay un cuentito precioso que explica perfectamente a qué me refiero. Lo podéis encontrar aquí –y que rule-.

El caso es que pensaba en esto en relación a un síndrome bien conocido dentro del mundo científico –aunque sospecho que existe también en otro ámbitos-: el Síndrome del impostor. Este síndrome se refiere a la sensación eterna que tenemos dos de cada cinco científicos, sobre todo mujeres –según alguna estadística que he leído por ahí- de que no valemos para esto, pero que la gente no se ha dado cuenta porque hemos tenido suerte hasta ahora; de que somos un fraude y el día menos pensado nos desenmascaran. Si queréis leer más, hay mucha páginas por Internet, por ejemplo aquí, aquí o aquí.

Entonces, si por un lado, estamos convencido de que la suerte no existe, pero por otro pensamos que nadie se da cuenta de que no somos muy buenos científicamente es porque tenemos suerte… tenemos una contradicción importante, ¿no? Y como científicos, no nos las podemos permitir. No lleva mucho tiempo darse cuenta que, en realidad la gente que padece o hemos padecido este síndrome es incapaz de juzgarse a sí misma –de la misma manera que una persona anoréxica jamás podrá juzgar si debe perder peso o no hasta que haya superado su enfermedad-.

Por lo tanto, científicos del mundo, ¡no sois (somos) un fraude! Somos personas inteligentes que hemos llegado a donde estamos con mucho esfuerzo. Ahora, que la recompensa sea más bien un “ay, lo siento, es que no has hecho suficiente” por parte de la institución o gobierno X, no ayuda demasiado a aliviar el síntoma, estoy de acuerdo. En realidad lo que quieren decir es: “ay, lo siento, no hay dinero para todos, pero como no queda muy bien para las elecciones, os hacemos creer que el problema los tenéis vosotros”. Cuidadito institución o Gobierno X, que el día que nos quitemos el síndrome del cuello definitivamente y nos demos cuenta de que podemos hacer bastante otros trabajos donde se valoren la cantidad de virtudes que tiene un científico, lo mismo el país vuelve a la edad de Piedra. Ala, ya lo he dicho. Perdonad la chapa de antemano.

domingo, 23 de agosto de 2015

PALABRAS AIROSAS


Parece como si existiera en el cerebro una región totalmente específica, que podría denominarse memoria poética y que registrara aquello que nos ha conmovido, encantado, que ha hecho hermosa nuestra vida.[...] El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética. 

La insoportable levedad del ser. Milan Kundera

jueves, 20 de agosto de 2015

LA SUERTE HECHA ISLA

Hace un par de días volví de unas vacaciones completamente reparadoras y energéticas. El sitio elegido de este verano –además de unos días con la familia: padres, hermana, sobrinos y amigos-, ha sido Irlanda. Aunque ya la visité por primera vez hace ya nueve años y me dejó muy buen sabor de boca, esa visita se limitó a Dublín y Cork. Esta vez nos hemos ido hacia el oeste de la isla, donde los acantilados se cortan en seco ante el abismo del océano inmenso.

Ahí, he aprendido que ese penacho de tierra en el lejano oeste de la Europa fue pintado con dos colores: todos los tonos posibles de verde y todos los tonos posibles de azul; que allá donde duermas siempre te espera, inalterable, un buen irish breakfast –el desayuno de los campeones consistente en huevo, panceta, salchichas, morcilla, medio tomate y dos champiñones-; que conducir por sus carreteras hace que tengas el estómago hecho un nudo apretando la garganta, no porque haya que acordarse de ir siempre a la izquierda sino porque la anchura de esas carreteras están hechas para gnomos y duendes y el que va de copiloto cree que se va a llevar todas las señales con el retrovisor y el que conduce que se va a estrellar contra todos los que van en sentido contrario; que los irlandeses son seres simpatiquísimos que sonríen todo el tiempo, mascullan un “cheers!” a la mínima de cambio, te piden que vuelvas pronto, se ponen a cantar una despedida al santo o a tocar cualquier instrumento que caiga en sus manos cuando menos te lo esperas. Sin embargo, los lugareños y asiduos del mismo bar también pueden cantarse una canción a capella que estremece el alma.

Que la nueva plaga de Irlanda, después de los conejos que horadan por todos lados la isla de la vaca blanca, Inishbofin, son los turistas franceses; que cuando menos te lo esperas, aparece un elfo silencioso con su traje de los domingos agazapado en un seto al lado de la carretera; que aunque pueda parecer imposible, el sol puede lucir con todo su esplendor en un cielo azul en Irlanda y, las noches oscuras –tan sólo iluminadas por un faro en la lejanía- permiten ver explosionar alguna que otra lágrima de san Lorenzo; que los irlandeses son gentes tranquilas y bonachonas y prueba de ello es que el conductor de la línea 305 de Galway es capaz de guardarte tu bolso olvidado hasta que vengas a buscarlo sin tocar absolutamente nada –mil gracias desde aquí, Cheers!-; que relajarse e ir a comer a playas paradisíacas como la de Tully sólo trae cosas buenas: de entrada un subidón vacacional importante, pero además una ausencia de turistas posteriormente en el parque natural de Connemara; que tras un rato en éste parque lleno de curvas suaves, se puede llegar a distinguir el verde oliva del verde pistacho en décimas de segundo; que la segunda playa de ensueño se encuentra en un acantilado en Inishbofin; que las medusas irlandesas son más calurosas que las españolas; que tomarse una Guinness es obligatorio -aunque sea en formato bombón-; que la independent  Connemara pale ale no tiene nada que envidiarle.

Que Panda, el Brad Pitt del reino perruno, habita en un Bed & Breakfast genial en Oughterard; que su dueña está eternamente cargada de buen humor desde primera hora de la mañana a última de la noche; que los acantilados de Moher impresionan por demasiados motivos: son lugares adecuados para echarse una pequeña siesta deliciosa o para ver planear a pajarillos que se divierten a sus anchas; que los delfines y las focas de Inishbofin se tomaron unas buenas vacaciones; que las ovejas irlandesas llevan grafittis azules y rojos y algunas se transforman en conejos suavecitos dentro de las mochilas; que existen corazones inspirados en Dalí en el interior de algunos troncos; que el centro de Dublín es pequeño y andable; que el Temple Bar es eso: el Bar-Templo; que en una de sus callejuelas, hay un café pequeñito donde el tiempo no tiene sentido; que las tiendas de regalos verdi-blancas son impresionantemente enormes; que Bono y sus chicos son más dioses que nunca en su tierra natal; que Irlanda es a Inglaterra lo que Huesca a Pamplona, lo rojo es verde, lo verde es rojo; que existen tréboles de cuatro hojas de color amarillo; que una visita a la tierra de la buena suerte sólo puede desembocar en una fuente de alegría infinita.

Un bisou à Rodolphe des ici, merci pour parteger cette aventure avec moi.

jueves, 6 de agosto de 2015

LA CALMA

Bendito efecto sanador de las vacaciones. Esos días en los que no existen relojes, ni ordenadores, ni prisas y tan sólo quedan los reencuentros, los juegos, las risas y el descanso. Feliz reposo a todos.



Iba cantando aquella canción sin apenas mover los labios pero transportada, tranquilizada y mecida por ella, borrando el sonido bronco de la ciudad y dejando mi corazón en el viento, donde las nubes son pequeños titulares en la portada del cielo, las lágrimas agua salada y la luna está llena y alta. 

Lo que me queda por vivir. Elvira Lindo

jueves, 30 de julio de 2015

VIDAS MENSAJERAS



En ocasiones, la vida pone en bandeja ocasiones ideales para reflexionar, para comparar el antes o el después, para valorar nuestros actos y nuestras consecuencias sin entrar a calificarlos como buenos o malos, sino más bien causantes de felicidad o no –el objetivo final de cualquier ser humano-.

En esos momentos, una tiene la lucidez suficiente para hacer balance. Decidir qué es lo que haría en el hipotético e improbable caso en que tuviéramos una segunda vida para hilar todos los aciertos que habríamos aprendido de la primera, a modo de calibración.

Recientemente, he experimentado una de esas oportunidades de abrir los ojos y reconocer resultados que, de tan evidentes, pasaban desapercibidos. En particular, Me he dado cuenta que, de todas las decisiones que he tomado en la vida a día de hoy, tan sólo cambiaría aquellas que no estaban en mi lista de deseos, sino en la de alguien más que me convenció para que los alojara como míos. Con esto, no quiero decir que otras personas tengan la culpa o que yo esté molesta o nada por el estilo, no. El gran aprendizaje de esto es que, de alguna manera, sin ser conscientes de ello, tenemos muy claro lo que queremos nosotros solos como personas individuales. Aquello que no nos convence de entrada suele ser porque no lo queremos. ¿Porqué malgastar el tiempo valioso haciendo algo que no queremos demasiado cuando podríamos estar haciendo realidad una inmensidad inmensurable de sueños propios?

En cualquier caso, si bien dudo mucho de que exista una segunda vida para ser “perfectos” – qué aburrimiento, por otro lado-, todavía nos queda una buena cantidad de años para poner en práctica eso que hemos aprendido a día de hoy porque la vida nos lo ha mostrado con claridad. Así que, en mi caso, para futuras épocas de decisiones vitales, la vida me acaba de regalar un enorme consejo: uno mismo es el mejor de los consejeros.

lunes, 27 de julio de 2015

HILOS CONDUCTORES



El amor de Justine era como una piel en la que Nessim estaba cosido, como Hércules niño; y los esfuerzos de Justine por realizarse, lejos de alejarla, siempre le habían acercado a él. El mundo no comprende esta clase de paradoja; lo sé, pero tuve la impresión de que Nessim la entendía y aceptaba de una manera imposible de explicar a quien no puede separar el amor de la idea de posesión. 

Justine. El cuarteto de Alejandría. Lawrence Durrell

viernes, 24 de julio de 2015

LAS TRES JOTAS

Vamos a irnos al pasado a rememorar esos tebeos, que en mi caso, me compraban mis padres los domingos para el vermut. Seguro que se nos vienen muchos personajes a la cabeza, de nuevo en mi caso: Zipi y Zape, Mortadelo y Filemón, Carpanta, Micky y el pato Donald, y muchísimos más. En particular, os quiero hablar de estos tres picaruelos:

 
¿Qué? ¿Los reconocéis, no? ¿Quiénes son? Efectivamente, Juanito, Jorgito y Jaimito, ¡bingo! -otro tema es acordarse de quien era quien, claro-.

El caso es que si esta pregunta la responde una persona que haya crecido en España, como yo, estará de acuerdo conmigo. Sin embargo, a nivel mundial existe una disparidad de opiniones, por ejemplo:
  • En Francia: Riri, Fifi y Loulou 
  • En Italia: Qui, Quo, Qua 
  • En Portugal: Huguinho, Zezinho e Luisinho 
  • En México: Hugo, Paco y Luis 
Sin embargo, lo más impactante de todo es que los original y auténticos se llamaban…. Huey, Dewey y Louie –nombre poco comercial donde los haya-.

Y yo me pregunto, ¿pero estas licencias de cambio de nombre? Toda la vida pensando que ese trio serían algo así como Johnny, Georgy and Jim y me encuentro que ¡¡nada más lejos de la realidad!!  Podríamos decir -haciendo la vista gorda- que hay países como Francia, México o Portugal que han hecho un esfuerzo para buscar similitudes a los nombres originales, pero es que el caso de España e Italia… no tiene nombre. Bueno, de hecho, lo tiene.

Si bien es verdad que nos reímos mucho con unos amigos el día que lo descubrimos, una sombra de duda se cernió sobre nosotros: ¿a qué personajes más les han cambiado el nombre? ¿Cómo podemos estar seguros que, qué se yo, la abeja Maya, se llamaba Maya? ¿Cómo ha cambiado la personalidad del personaje al llamarse Juanito en lugar de Huey? Quizá habrá que hacer una incursión a Eurodisney para averiguarlo.

domingo, 19 de julio de 2015

CHISPEANTES



Esta semana ha sido el día de la Bastilla en Paris. Como muchos conoceréis, el 14 de julio, día nacional de Francia es un día de jolgorio en pleno verano donde los franceses aprovechan para hacer un picnic muy largo, cantar la Marsellesa y, cómo no, ver los fuegos artificiales –a imagen y semejanza del 4 de julio estadounidense-.

Este año, a pesar de verlos un poco en la lejanía para evitar las aglomeraciones y los atascos en los medios de transporte, me volví a plantear lo fascinante del tema de la pirotecnia. Allá donde hayan unos fuegos –sea de la cultura, edad o sexo que sea- todo el mundo comienza con su “aaah”, “oooh”, “bravoooo”, etc.

Mi teoría particular es que ese poder de convocatoria fulgurante que tienen los fuegos está muy relacionado con nuestro niño interior que quiere parar el tiempo y dejarse ensimismar por unas formas y figuras geométricas de colores con ruiditos incorporados.

En cualquier caso, desconozco en qué momento esos fueguitos de colores empezaron a ser los protagonistas de las fiestas del mundo –día de año nuevo, fiestas patronales, fiestas nacionales, etc-. Desconozco cuanto tiempo y dinero cuesta organizar un evento similar. Sin embargo, he de reconocer, que muy poco eventos tienen tanto éxito garantizado como esas bengalas chispeantes.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fueguitos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera el viento, y gente de fuego loco, que llenan el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. 

Eduardo Galeano

martes, 14 de julio de 2015

CELEBRANDO LA VIDA


(Gracias Manu por la recomendación, un besote desde aquí)
Versión original para los puristas aquí.

Así es como París nos destruye despacio, deliciosamente, triturándonos entre flores viejas y manteles de papel con manchas de vino, con su fuego sin color que corre al anochecer saliendo de los portales carcomidos.

Rayuela. Julio Cortazar

viernes, 10 de julio de 2015

SÍ O SÍ



Hace un tiempo rememoramos aquellas series educativas tan elocuentes y geniales como “La vida es así”, esos dibujos maravillosos con los que, con una sonrisa de oreja a oreja con empachábamos de ciencia, a palo seco, sin rechistar un segundo, y encima con la capacidad de rememorar esos muchos años después.

El caso es que traigo este recuerdo a flote, porque hace poco fui a ver la última película de Pixar: Upside Down (también conocida como Viceversa en francés o Del revés en Español) y, en efecto, se que no digo nada nuevo si la alabo, si os animo a verla, si os amenazo incluso. Se que ha sido aclamada y premiada por doquier, pero es que es demasiado buena para no hacerlo también por estos lares.

Desde el instante inicial no se te cierra la boca de la admiración que sientes por esa lección magistral de psicología, por ese hilvanado perfecto entre las ideas, por esa completitud perfecta de la historia. Además, te ríes, y mucho. Además, aprendes, seas adulto o jovenzuelo. Realmente se trata de un dinero muy bien invertido.

Así que, dejadme recordároslo una vez más: ya estáis tardando.

martes, 7 de julio de 2015

ENCLAVES FELICIANOS



La verdad es que estaba muy contenta de haberme precipitado de golpe en el abismo sin fin donde se pierden los únicos seres humanos que han llegado alguna vez a estar vivos.

Atlas de Geografía Humana. Almudena Grandes

jueves, 2 de julio de 2015

PERSONALIDAD ORTOGRÁFICA



Hace unas semanas, en una de esas olas de correos electrónicos que llegan, por caprichos del azar, el mismo día con pocos minutos de diferencia de personas diferentes, me quedé ensimismada mirando los dibujos en formas de letras que sus autores habían trazado para mí.

Como si de pronto pudiera leer una dimensión oculta que había estado siempre ante mis ojos, me dispuse a comparar diferentes correos del mismo amigo y de amigos diferentes y… esa verdad surgió ante mis ojos. Cada persona imprimimos nuestra huella dactilar en nuestra manera de escribir, sin proponérnoslo. Como si estuviera escrito en nuestro ADN, cada persona tiene una manera articular de encuadrar el saludo, dejar espacios entre párrafos, utilizar comillas, puntos suspensivos, despedirse, etc. Resulta ahora tan evidente…

Ante ese descubrimiento, pasé a contemplar mis correos y obviamente, yo no me libro de mis genes particulares. En mi caso, suelo abusar de las comas, los puntos suspensivos, me gusta poner una idea por párrafo, dejar espacios más grandes entre los saludos –inicial y final- y el cuerpo del correo, y frecuentemente uso los postdatas. Aunque en ciertas ocasiones, intente reprimirme conscientemente, la huella sigue allí.

Y digo yo, ¿qué se puede desprender de éste análisis? ¿Sirve este descubrimiento para algo? ¿Se puede predecir algún tipo de característica sobre el carácter de una persona –algo parecido a la grafología-? No se muy bien a donde van a llevar estas reflexiones pero quizá éste sea el comienzo de un exhaustivo estudio al respecto, mis pequeños conejillos de indias.

sábado, 27 de junio de 2015

DESNUDITOS


Adoro cuando las ideas geniales se solidifican en obras de artes tan impecable como ésta. Que lo disfrutéis.

Gracias, Isa, por descubrírmelo, un beso desde aquí.

miércoles, 24 de junio de 2015

DE FIESTA EN FIESTA



Ahora que ya acabamos de entrar de lleno en el verano y las noches son larguísimas y las fiestas se multiplican por doquier, una tiene que aprender a racionarse a no decir a todo que si, por que el cuerpo ya no es el que era, y necesita sus horas de descanso y porque, hay demasiadas actividades para una persona humana en Paris.

Ante esta decisión, he estado pensando cual son mis fiestas (o celebraciones) favoritas y he decidido elaborar una lista. Por supuesto, es una lista completamente subjetiva y está totalmente sesgada, ahí va:

1. San Lorenzo: Fiestas de Huesca. Del 9 al 15 de Agosto. Aquellos que vienen por primera vez, vuelven y repiten… Porque… no hay nada inigualable. El ambiente de coleguismo que se respira durante una semana, mezclado con ese aroma de albahaca que envuelve la ciudad, la música, las jotas, los cafés, el blanco, el verde… Es inigualable. ¡Viva San Lorenzo!

2. Sant Jordi: Día del libro. Sobre todo en Barcelona. 23 de Abril. Ya hemos hablado muchas veces por estos lares de esta fiesta… Pero sobre todo va sobre libros, primaveras, y conversaciones de literaturas durante un día entero… Inigualable.

3. Fête del Musique: 21 de junio. Francia. Esta fiesta –siempre el 21 caiga en el dí que caiga entre semana-, es un día para empacharse música a cada cm de la ciudad francesa en la que habite. Desde primera hora, hasta las 12 en punto de la noche (si cae en sábado más), Francia entera acoge a todo aquel que quiera tocar música y en cualquier rincón, puedes asistir a un concierto divertidísimo, o descubrir un grupo que te encantará.

4. Sant Joan: Noche 23 junio. Sobre todo en Cataluña. Esta fiesta, que anuncia la llegada del verano y, existen muchas versiones a lo largo de la rivera mediterránea. Se asocia con el renacimiento, el fuego que quema todos los deseos que queremos que se cumplan en este nuevo año y el agua, que purifica todo lo menos bueno que puede haber ocurrido. Por supuesto, como es una de las noches más cortas, hay mucha luz, calor, amigos, guitarras y olor a verano.

5. Carnaval: Entre febrero y marzo dependiendo de Semana Santa. Sitio: Huesca, Sitges, Cádiz (en mi caso preferibles a Tenerife o Río de Janeiro)… Una de las fiestas más conocidas a nivel mundial y quizá más antigua, es una ocasión inigualable para hacer algo de teatro, convertirte en un personaje por una noche, y reír, beber y disfrutar con amigos.

Bueno, y lo dejo aquí. Me vienen muchas otras a la cabeza: La Bastilla francesa, el Picnic Day de Davis, la Bay of Breakers de San Francisco, las cruces de Granada, etc… Con tanta fiesta, apetece cogerse vacaciones ya e ir calentando motores, pero… habrá que esperar todavía. Eso sí, estoy convencida de que el futuro nos depara nuevas e increíbles celebraciones.

sábado, 20 de junio de 2015

LA FORTUNA



A la luz de tus antiguos fracasos, tus errores de juicio, tu falta de capacidad para entenderte a ti mismo y a los demás, tus decisiones impulsivas e imprevisibles, tus meteduras de pata en cuestiones del corazón, resulta curioso que al final hayas tenido un matrimonio que dure tanto tiempo. Has intentado averiguar las razones de ese inesperado vuelvo de la fortuna, pero nunca has podido hallar la respuesta. Una noche te encuentra con una desconocida y te enamoras de ella; y ella de ti. No lo mereces, pero tampoco lo desmereces. Simplemente ocurrió, y nada puede explicarlo salvo la buena suerte.

Diario de invierno. Paul Auster

domingo, 14 de junio de 2015

HUMOR EN ASCUAS


Bendito humor inglés... Desternillante, siempre. Un beso desde aquí a Rodolphe por la recomendación.

lunes, 8 de junio de 2015

EMPACHO DE VIDA


Y una vez más, me vuelvo a maravillar con la absoluta perfección que los humanos alcanzamos en ciertos momentos puntuales de la vida. En efecto, he vuelto a ser tía, no una, no dos, sino tres veces. La novedad es que esta vez se trata de una niña, María. Aunque todavía no la conozco –esta vez me ha pillado en un congreso en Laussane-, ya he visto un retrato de esa carita de mofletes marcados, sus ojitos, sus deditos, su naricita… Y ya he vuelto a alucinar. Y ya sé que la quiero irremediablemente.

Somos fábricas de perfección. Somos capaces de manufacturar, macerar y traer a un mundo –si, algo caótico en este momento, pero lleno de cosas increíbles también- personajes tan minúsculos que ya tienen un club de fans desde su primer minuto –e incluso antes-. Poseemos el poder más impresionante de todos, el que de tanto verlo cotidianamente, ni nos inmutamos. Somos creadores de milagros –llorones al principio, pero milagros, al fin y al cabo-. De esos que –como me contaba ayer mi sobrino Leo- sale de la tripita, y pum, te trae un regalito.

María, bienvenida a esta familia que hará todo lo que esté en su mano para te encuentres a tus anchas, mejores condiciones no se me ocurren. Un beso suavecito, combinado con toneladas de amor desde aquí.


Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.

Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.

Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.

Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas 
y bendigo mi sexo.


Gioconda Belli, Y Dios me hizo mujer

jueves, 4 de junio de 2015

LA GLORIA COTIDIANA



Uno tiene derecho a la alegría. A veces es humo o es niebla o es celaje. Pero detrás de esas demoras ella está, esperando. Siempre hay una hendija del alma por donde la alegría asoma sus despabiladas pupilas. Entonces el corazón se vuelve más vivaz, se extrae de su quietud y es casi pájaro. 

Mario Benedetti. Vivir adrede.

lunes, 1 de junio de 2015

UN DUELO LITERARIO



Este mes de mayo, encontrándome en París, revisando las páginas de “París no se acaba nunca” fui un día con mi amiga Myriam a Nantes, en el TGV, con la intención de asistir a una conferencia sobre la posibilidad de vengarse de las páginas que te han transformado irremediablemente. 

Los libros… Ese conjunto de personajes, livianos entre lo real y lo que es real en nuestra irremediable irrealidad -si real es un calificativo que signifique alguna cosa, en cualquier caso-; que no dejan de deslizarse despacio por las ranuras de nuestros pensamientos y nos acaban manipulando a su antojo, hasta el punto de obligarnos a amordazar nuestros propios impulsos, me la acababan de jugar una vez más. De nuevo no sabía si se trataba de luz o de claridad, pero juraría que Myriam había tecleado que su adorado Enrique -a quien me había descubierto no hacía mucho tiempo, con un libro que ella misma me había prestado de su biblioteca particular- contaba en el nuevo libro que ahora ella devoraba una estancia en Nantes.

Esa sensación de marioneta raquítica. La sensación de que alguien más allá de ti movía sus dedos para confirmar, balbuceante y algo desconcertada, que -por alguna extraña coincidencia del destino- tú estabas leyendo tu último regalo de Sant Jordi que te había obsequiado un amigo que nada tenía que ver con esta historia, y en él, el tal Enrique también relataba su viaje a Nantes, esta vez a hablar sobre la ironía. 

Irónicamente, Myriam seguía escribiendo: Y, a finales de Mayo, un tal Enrique Vila-Matas da una charla en Nantes. ¿Compra? Compra. No hubo más que hablar. Eramos presa del destino, de un destino liderado por libros caprichosos y amenazantes que nos usaban a su antojo. Ahora éramos nosotras, esos dos monigotes, los que tomaban el tren del 29 de Mayo rumbo a Nantes, a ver al tal Enrique y sus páginas traicioneras.

Malditos libros manipuladores. Habían conseguido su objetivo: ser parte de una historia más compleja donde ellos -con su afán de protagonismo- estaban englobados. En los que, secundariamente, Enrique, Myriam y yo misma tomábamos trenes a Nantes para asistir a conferencias donde se hablaban de un libro en el que unos libros grandilocuentes y engreídos convencían a dos chicas para asistir a una conferencia en Nantes de un tal Enrique Vila… Demasiado borgiano para mi gusto, tengo que decir.

Sin embargo, aquí estamos. Enrique, Myriam y yo misma. En Nantes. ¿Libros asesinos? Puede. ¿Asesinas ilustradas? Nadie te ha dado vela en este entierro. No quieras participar en esta juerga. Ahora tú, tan sólo dinos cómo piensas bautizar a esta nueva criatura.



Dedicado, con todo nuestro cariño, a "... ¿Enrique?..." y todos esos libros que nos han perseguido hasta la saciedad. Un besazo desde aquí, Myriam, y gracias por este fantástico viaje de groupies literarios que nos hemos marcado.

jueves, 28 de mayo de 2015

EL FUEGO INFINITO



Sí, pero quién nos curará del fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer por la rue de la Huchette, saliendo de los portales carcomidos, de los parvos zaguanes, del fuego sin imagen que lame las piedras y acecha en los vanos de las puertas, cómo haremos para lavarnos de su quemadura dulce que prosigue, que se aposenta para durar aliada al tiempo y al recuerdo, a las sustancias pegajosas que nos retienen de este lado, y que nos arderá dulcemente hasta calcinarnos. 

Rayuela, Julio Cortázar.

domingo, 24 de mayo de 2015

COSMÉTICA EN MOVIMIENTO



De todos es sabido que cada cultura tiene sus curiosidades, particularidades y diferencias que, precisamente, la hace única. Esas identidades, pueden ir desde minúsculas e imperceptibles variaciones de lo cotidiano, hasta enormes giros del pensamiento que en efecto, cambia, la manera en que vemos todo.

Tras mi experiencia en E.E.U.U., donde ya me calcé mis gafas de exploradora y me dispuse a vigilar de cerca esas costumbres bizarras –o no, todo depende de cual sea el sistema en reposo-, en Francia este proceso es mucho más sutil ya que la brecha cultura es muchísimo más estrecha.

Una de estos minúsculo detalles que observo prácticamente todos los días es la destreza con que las mujeres francesas se maquillan. Armadas de un pequeño estuche de maquillaje: una sombra, un lápiz de ojos, un pincel, un rimel o una barra de labios; aprovechan cualquier instante desaprovechado para maquillarse o retocarse, como si estuvieran en el tocador de su casa. Para mí, esto es algo que siempre he visto en películas de otra época y lo encontraba acorde a esos años: la mujer debe estar impecable para que sea agradable a la vista… Mientras que el hombre, no se le ocurriría peinarse o afeitarse en público jamás. Sin embargo, ¿en el siglo XXI?

Intentando entender esta costumbre –si es que hay algo que entender, a veces las costumbres son sólo eso-, me pregunto si no tendrá quizá un toque reivindicativo. Por ejemplo, me imagino una de estas chicas pensado: “no necesito salir de casa arreglada –la destreza con que manejan el rimel hace que en 2 minutos estén listas, y también que no pierdan un ojo en cualquier frenazo del metro-, sino que puedo elegir qué momento de mi vida hacerlo”…

En mi caso, me causa incluso rubor la simple idea de hacerlo. ¿Quién sabe? Exhibir a un público anónimo tus rituales diarios quizá sea la mejor manera de vencer el miedo escénico a cualquier cosa que nos propongamos en la vida.