miércoles, 29 de octubre de 2014

LOS DESCENCIENTES CRISTALINOS


Mira las caras de todos los niñitos que pasan. Y a veces pienso. Qué lástima, qué lástima, un día cortarán estas flores, un día apagarán estos fuegos. Qué lástima, estos, todos los que se ven en las escuelas o corren por la calle, serán un día altos y miopes y arrugados y canosos o calvos, y al fin, huesos y resuellos, morirán y serán enterrados. Cuando los oigo reír, no puedo creer que un día recorrerán mi camino. Y sin embargo, ¡ahí vienen! Recuerdo el poema de Wordsworth: "Cuando de pronto vi una multitud, una hueste de dorados narcisos, junto al lago, bajo los árboles que aleteaban y bailaban en la brisa.". Así veo a los niños, crueles como pueden serlo a veces, perversos como pueden serlo, pero sin mostrar aun perversidad alrededor de los ojos, o en los ojos, no fatigados aún. ¡Muestran tanta ansia por todas las cosas! Estos es lo que más les falta a los mayores, me parece; cómo salen los niños de la escuela. Es como si alguien arrojara a la calle un ramo de flores. 


Hola y Adiós. Ray Bradbury

domingo, 26 de octubre de 2014

LA CIUDAD HABITADA



Hace unos días vino de visita Aldée, una amiga francesa que vive en Brasil, en Río de Janeiro concretamente -un besazo desde aquí-. Al preguntarle qué es lo que más echaba de menos de Francia, lo primero que dijo fue: la cultura. Y sí, que puede sonar un poco a tópico, pero estoy muy de acuerdo con ella.

¿En qué lugar del mundo puedes comenzar una semana cualquiera, leyendo esta maravilla de artículo escrito por Vargas-Llosa sobre su pasado y sus nostalgias en París? ¿O tener, dos días después, el honor de asistir a una tesis de egiptología en la Sorbonne y conocer a arqueólogos, egiptólogos y muchas otras personas interesantísimas con las que en un momento se acaba discutiendo sobre el arte y la vida? ¿O estar invitada, dos días después, a visitar gratis el Museo Picasso de Paris recién inaugurado por el mero hecho de vivir en el barrio? Es bien cierto que yo no comprendo demasiado la pintura, que de todos los artes es el más desconocido para mí, pero reconozco que, esta vez disfruté como una enana.

Quizá si que existan otras ciudades en las que se respira arte y creatividad tanto como en esta, pero yo no he tenido la suerte de habitarlas. Aquí es… como si una pudiera alimentarse tan sólo este afán de cultura, con esa pequeña obra de arte diaria, incluso en le metro, incluso en el bar de la esquina.

No todo el mundo vive esta ciudad como yo, está claro. Hay gente que le molesta la distancias, el tráfico, el metro o los franceses. Cada uno somos diferentes y casi cualquier opinión es respetable, pero todos deberíamos hacer un esfuerzo por encontrar aquel hábitat natural donde campamos más a nuestras anchas. En mi caso, casi con toda certeza, estoy en el mío.

miércoles, 22 de octubre de 2014

LA PRÁCTICA DE LA RELATIVIDAD

A veces, me digo, vivimos en un mundo extraño. Ayer por la mañana, cuando iba a trabajar, a eso de las 8 de la mañana, me encontré a un chico de no más de 25 años todo encorbatado y con un voluminoso maletín, aspirando con vehemencia uno de esos cigarrillos electrónicos –un tubo de cristal con químicos para que pienses que estás haciendo algo mejor que fumar-. La imagen me resultó muy chocante, extraña, futurista. Como si de pronto nos hubiéramos trasladado a aquel mundo feliz de Huxley o me hubiera despertado en 2135 y, la gente necesitara de estos cacharros para nutrirse, hidratarse o respirar.


Luego, por la tarde, fui a ver la increíble nueva película de Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado: La Sal de la Tierra, un repaso impresionante por la vida y obra del fotógrafo de Sebastião Salgado, quien invirtió muchos años de su vida en hacer una homenaje con sus fotos a los desastres, las guerras, la pobreza, pero también a la naturaleza, a la vida, a lo puro. Desde aquí os recomiendo que vayáis a verla un día tranquilo, con calma, con la receptividad con la que os dispondríais a disfrutar una buena puesta de sol o un buen vino.

Ya por la noche, estuve pensando que, esas dos visiones tan curiosas y tan opuestas de la naturaleza humana de las que había sido testigo me habían resumido de un plumazo la diversidad humana: la incoherencia de la belleza para algunos, la absurdo de los caprichos de segundo orden para otros. La dependencia de las prioridades con el tiempo y el lugar. La relatividad de lo importante.

domingo, 19 de octubre de 2014

EVOLUCIÓN TECNOLÓGICA



Cuando una se para a pensar en sus orígenes, en como escogí mi capa de Timonera y me puse al mando de este timón, recuerdo que lo hice con dos objetivos claros. En primer lugar, acababa de mudarme a un país extranjero, EEUU, y tenía miedo de que, al vivir en otro idioma, la práctica del castellano se fuera perdiendo: comenzara a perder vocabulario, a hacer faltas de ortografía y a decir anglicismos. Con un blog, me obligaba de cierta manera, a mantener en forma mis raíces lingüísticas. En segundo lugar, tenía la intención crear una especie de baúl de los recuerdos futuro en forma de pensamientos varios y diversas piezas de arte que -como decía Borges y cita la puerta de entrada de estos lares- han ido dibujando la imagen de mi rostro y esculpiendo gran parte de mi personalidad. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que escribiendo que es algo que siempre me ha ayudado a canalizar y ordenar mis pensamientos?

Con el tiempo –hace nada que cumplimos 6 años ya-, descubrí que tener este pequeño proyecto era mucho más importante que estas dos meras razones y, a pesar de que mi etapa estadounidense acabó tres años después de la apertura de estas puertas -poniendo rumbo a España y posteriormente a Francia-, decidí seguir escribiendo. Principalmente porque disfruto, pero también porque a veces creo que hago disfrutar a otros, y esa faceta totalmente inesperada me encanta y se ha convertido en un tercer objetivo de este blog.

Este navío ha ido recogiendo pasajeros en muchos destinos. Algunos os conocía de hace mucho tiempo, otros sois nuevos viejos conocidos. Algunos os pasáis aquí asiduamente y comentáis; otros, me leéis –lo se porque luego me lo decís en persona- pero no os atrevéis a decir nada y, finalmente, existen pasajeros de una sola noche que visitan, comentan y nunca más vuelven a pisar estos mares. A todos vosotros, os doy las gracias por tomaros el tiempo de leerme. Sin embargo, como comentaba el gran Atticus el otro día en su blog, es importante saber que hay alguien al otro lado, que estas palabras no caen en saco roto, que llegan, que son recogidas. Por eso, desde aquí hago un llamamiento a que comentéis y compartáis.

Además de esto, y para ponéroslo más fácil, he creado una cuenta de Facebook a este blog para que sea más fácil llegar a aquellos que no tiene la costumbre de leer blogs y se manejan mucho mejor en las redes sociales. Aquí podéis adheriros para que os vaya contando también por esa vía lo que se tercia entre timones. También podéis encontrar un enlace permanente en la columna de la izquierda. Cierto es que yo he sido muy reticente al uso de este aparejo, pero como la vida es pura evolución, con el paso del tiempo he descubierto que, esta herramienta bien usada, puede tener resultados muy positivos, así que ¿porqué no intentarlo?.

Lo cierto es que no tengo ni idea de cómo afectará esto a las líneas futuras. Quizá el hecho de sentirme demasiado observada me cohíba y me haga volver a las cavernas, quizá conozca una dimensión desconocida oculta tras las nuevas tecnologías que me lleve a rumbos completamente inimaginables –como si de una Alicia de Carroll se tratara-, el caso es, que el que no arrisca, no pisca y probarlo suele ser la única manera de saberlo. Así que, nos vemos aquí, allí y donde nos plazca.

jueves, 16 de octubre de 2014

EL SUPERPODER DE LA ORGANIZACIÓN



En general, la gente que consigue lo que se propone no suele ser la más inteligente, ni la más ambiciosa, ni la más espabilada, ni siquiera la que posee mayor poder adquisitivo. No, señores. El mundo es de los organizados. Bienaventurado aquellos que saben hacer planes realistas para cualquier aspecto de su vida y llevarlos a cabo sin esfuerzo.

A todos nos pasa que, a menudo, en esta vida primer mundista en que vivimos, estamos demasiado aturdidos por un batiburrillo de reuniones, clases, múltiples trabajos, aficiones, relaciones sociales… además de una retahíla de actos inesperados que surgen sin proponérnoslo –lo que suele ser la vida-. Ante esta avalancha de acciones, la gran mayoría nos limitamos a aspirar rápidas bocanadas de aire cuando podemos para ir haciendo frente a las responsabilidades, obligaciones y actos sociales según nos vienen. Supongo que para nadie es un secreto que esta metodología no es óptima y en la mayoría de los casos nos aboca a un caos absoluto donde no recordamos qué es lo que queríamos hacer, por donde empezar y cómo se hacía aquello o lo otro.

Sin embargo, existen unos pocos seres que parecen haber sido tocados con un don divino: el también llamado desde aquí superpoder de la organización. Capaces de acabar todos los trabajos en los que se metan, sin importar su número o dificultad, y llevar una vida social plena, sin perder un ápice de sus nervios.

La receta que estos seres celestiales parece simple, basta con escoger qué plato queremos cocinar, trazar un plan detallado para ello –incluyendo cuando, cómo y donde vamos a realizar la búsqueda y compra de ingredientes, preparación y cocina-, y llevarlo a cabo sin ninguna excusa para su demora –vaya palabrejo raro se inventaron con eso de procrastination-.

En mi caso, yo he sido heroína de la organización y el orden en algunos momentos de mi vida. Con naturalidad y sin esfuerzo. Simplemente me centraba en todo lo que hacía el 100% del tiempo. La recompensa era insuperable. Me embargaba una sensación de poderío, de supermujer, de tener muchísima más energía para hacer doscientos mil planes que se me antojaran. Lamentablemente ese poder perdió fuelle con el tiempo y sólo en ocasiones logro rehacer un plan espartano y ponerlo en práctica. En mi fuero interno culpo a las nuevas tecnologías pero, seamos sinceros, ¿quién es un trozo de metal o plástico para arrebatarme un superpoder?.

Efectivamente, vamos a rescatar a la heroína amordazada que hay dentro de mí. Primer plan: activar mi diseño vital. Encontrar un rato tranquilo, tomar mucho papel y un boli y sin estreses, dedicarme a diseñar el plan que desemboque en éxito en todos mis proyectos. Allá voy.

domingo, 12 de octubre de 2014

LA RE-DEFINICIÓN DE LA BELLEZA

Probablemente habréis oído hablar del proyecto de Dove de autoestima, una serie de vídeos, actividades y experimentos para demostrar al mundo que nuestra percepción de la belleza está totalmente distorsionada, que perseguimos un ideal que es físicamente inalcanzable y que eso no nos hace más bellos -como si hubiera una sola manera de ser atractiva-, sino más infelices, dañándonos continuamente. En particular, uno de los experimentos más increíbles -que habla por sí sólo- es éste:


Ahora, os recomiendo que veáis esta impactante charla impartida por la directora de este gran proyecto sobre el enorme daño que está haciendo a la sociedad esta obsesión insistente, desmesurada e inútil por un físico absoluto e incoherente.



Una de las cosas que más me gusta de estos 12 minutos es que, la ponente no trata de hacer una mera denuncia sino que, además, sugiere pequeñas acciones encaminadas a acabar con esta locura. ¿El primer paso? Dejar de juzgar a la gente por cómo son físicamente sino por su esfuerzo, su valía, sus acciones.

jueves, 9 de octubre de 2014

RECORDATORIOS

El hipopótamo de elegancia extraordinaria

Deja que sus pasos delicados nos recuerden que todos podemos conseguir cualquier cosa que nuestros corazones anhelantes embistan.

viernes, 3 de octubre de 2014

ROTACIONES



Nos estamos haciendo mayores, hoy cumplimos seis años que abrimos las puertas de este barco. Seis años después de nuestro leve de anclas desde California, donde una acaba de llegar y decidió calzarse un faro y un timón y poner rumbo a un destino desconocido. Seis años en los que hemos atravesado multitud de paisajes diferentes, hemos sido testigos de numerosas entradas y salidas, nos hemos incorporado una amplia gama de madurez e incertidumbres a golpe de experiencia –ya nos somos unos bebés, tenemos seis años-, hemos descubierto y paladeado verdaderas obras de arte, hemos hilvanado un continuo de mudanzas pasando por los Estados Unidos, España y Francia, hemos reinventado la realidad y la hemos hecho más amable, más nuestra, más apetitosa.

Como cualquiera de nosotros al envejecer, ya empezamos a apreciar el aceleramiento del minutero, el paso rápido de los días, meses, años. Ya nos hemos ido acostumbrando a las sucesión vertiginosa de seres únicos que se atreven a tomar el timón un ratito. Ya encontramos cierta dificultad en llevar la cuenta de los momentos pasados, de las arrugas de sonrisas, de los rasguños salpicados. Y es que, lo queramos o no, seguir cumpliendo años es sinónimo de vida, de impecable memoria.

Comenzamos entonces un nuevo año en este crucero un tanto anárquico. Súbanse, bájense, vuelvan, consuman, comenten, creen, inviten y bailen. Aquí todo vale. Mientras tanto, este barco, como la vida, sigue, inexorable.