lunes, 28 de marzo de 2016

AÑOS DE ALEGRÍA



Hoy, día en que celebro una vez más una vuelta completa al Sol, y este año en España, en compañía de mi familia y amigos de toda una vida; me siento más que nunca emocionada y agradecida de todo lo que tengo: salud, amor, amistad, familia, trabajo y alegría. De saber que, aunque haya de vez en cuando alguna pequeña nubecilla en el cielo azul, no es más que eso, algo pasajero y nimio que pasará y nos hará disfrutar todavía más del Sol.

Desde aquí, un abrazo a todos y cada uno de aquellos que me contribuir con luz, calor y alegría a esta felicidad.

Claro que no somos una pompa fúnebre, 
a pesar de todas las lágrimas tragadas 
estamos con la alegría de construir lo nuevo 
y gozamos del día, de la noche 
y hasta del cansancio 
y recogemos risa en el viento alto.

Usamos el derecho a la alegría, 
a encontrar el amor 
en la tierra lejana 
y sentirnos dichosos 
por haber hallado compañero 
y compartir el pan, el dolor y la cama. 

Aunque nacimos para ser felices 
nos vemos rodeado de tristeza y vainas, 
de muertes y escondites forzados. 

Huyendo como prófugos 
vemos como nos nacen arrugas en la frente 
y nos volvemos serios, 
pero siempre por siempre 
nos persigue la risa 
amarrada también a los talones 
y sabemos tirarnos una buena carcajada 
y ser felices en la noche más honda y más cerrada 

porque estamos construidos de una gran esperanza, 
de un gran optimismo que nos lleva alcanzados 
y andamos la victoria colgándonos del cuello, 
sonando su cencerro cada vez más sonoro 
y sabemos que nada puede pasar que nos detenga 
porque somos semillas 
 y habitación de una sonrisa íntima 
que explotará 
ya pronto 
en las caras 
de todos.

Claro que no somos una pompa fúnebre, Gioconda Belli

jueves, 24 de marzo de 2016

SIMETRÍAS CENTRÍFUGAS

Un ejemplo de cómo la meticulosidad, la autenticidad y el buen hacer siempre es garantía de éxito. Un "me quito el sombrero" para Wes Anderson.

sábado, 19 de marzo de 2016

LETRA E



Hace unas semanas he empezado a hacer un curso de francés "a la carta” con profesora particular- toda-para-mí, en el que yo le pido que hagamos lo que no domino bien o no entiendo. Muchísimo más eficiente que un curso convencional. El objetivo es perfeccionar y pulir lo que para mí es el aspecto más complicado del francés: la fonética.

El otro día, sin ir más lejos, estuvimos repasando sobre la letra “e” –que no la letra A- y lo cierto es, que esta letra se las trae, al menos en las otras tres lenguas que hablo –desafortunadamente, la gran mayoría de los mortales tenemos que conformarnos con un número limitado de lenguas que dominar-.

Por ejemplo, en francés, ¿porqué la letra "e” si se escribe “e” se pronuncia más bien cómo una “/o/” y su símbolo fonético es una “[ə]”? *  Lo curioso del caso es que, además, casi siempre que veamos una “e” en una palabra, tenderemos a pronunciarlo de esta manera. Sin embargo, en francés, podemos pronunciar el sonido “/e/” a la española, con grafía fonética [e], pero sólo se refiere a unos pocos sonidos (la e cerrada). Y si, si, señores, porque luego existe la “e abierta” ([ɛ] en fonética), que se pronuncia un poco como si un granaíno dijera "/los limoneeee/" (un abrazo desde aquí a mi amigo Javi, que siempre imitaba a los granadinos con esta palabra). Vamos, un lío. Y nótese que no me estoy metiendo con la ortografía, que ahí entraríamos en otra discusión –aunque es cierto que sabiendo diferenciar el sonido, es mucho más fácil escribir bien-.

Y diréis, si… es que el francés, se las trae. Ya, ya… Pero bueno, los catalanes también tienen sus “e” sonoras y sus es sordas –no sorprendente, ya que tiene mucha similitud con el francés-. Pero, si nos vamos a un idioma sajón, el inglés… ¿A qué llamar a la letra “e”, /i/?, Amos venga.

De todas formas, puede parecer ésta una publicación quejumbrosa, pero no lo es. En realidad, me está gustando esto de la fonética. Algo tan simple como aprender un alfabeto y utilizarlo, parece una pérdida de tiempo, pero resulta que luego vamos a poder aplicarlo allá donde vayamos, y eso, es una inversión de futuro. Entrenar tu lengua, tus dientes y tus labios a que pronuncien sonidos jamás pronunciados es, cuanto menos, un reto. Y mi reto –y mi plan secreto, y uno de mis sueños- es, que un día los franceses no sean capaces de diferenciarme de otro de sus compatriotas –al menos, desde el punto de vista lingüístico-.


* El sonido del alfabeto fonético se representa entre corchetes y la pronunciación entre barras

miércoles, 9 de marzo de 2016

MECANISMOS ACUOSOS


Me distraje contando las lágrimas, pensando en cuán curioso es el mecanismo humano de llorar, de que el dolor y la pena nos salga por los ojos. 

El pergamino de la seducción. Gioconda Belli

sábado, 5 de marzo de 2016

CLÁSICOS


Ayer mientras abría mi paraguas plegable al caer unas gotas, empecé a pensar en lo curioso de la naturaleza de los paraguas.

El paraguas es ese objeto que tiene unas propiedades bien definidas y demostrables. En primer lugar, están los paraguas plegables, aparentes ganadores de una posible ley de selección natural paraguística. Todos y cada uno de nosotros, hemos tenido una buena retahíla de paraguas plegables que se han roto después de unos cuantos usos o se han perdido en bares, clases, casas, etc. En mi caso, ése número oscila entre los 30 y 40. Por eso, ya hace algunos años decidí que ya era suficiente y que iba a cambiarme al otro, al paraguas grande, al que te cobija y realiza su función de parar-el-agua.

Los paraguas grandes, en efecto, son bastante aparatosos y si no llueve, parece que vayas a hacer una excursión a la montaña, pero… ¿y si llueve? ¿Lo protegida que te encuentras en esa pequeña cueva que se abre y que soporta todo tipo de ráfagas de viento? Si bien eso es cierto, eso no evita a que continuemos olvidándolos de nuevos en sitios variopintos y su ausencia sea notada al día siguiente.

Por otro lado, un paraguas es algo que viene de otro siglo -o siglos- atrás y tiene un carácter marcadamente romántico. ¿Cuantas fotos habremos visto de una pareja besándose debajo de un paraguas; un paraguas abandonado en una estación de tren o Mari Poppins surcando los cielos, por ejemplo?. Eso sí, aquí si que resulta estrictamente necesario que sea un paraguas grande, el que crea la cueva y protege a dos personas, por lo menos. Un paraguas colgado al brazo da un aire de jugador de esgrima, elegante, serio, inteligente. Casi casi, me atrevería a decir que es un objeto estético, como lo pueden ser ahora las gafas de pasta –cosa que nunca entenderé, desde el punto de vista de una ex-miope o miope-operada-.

En cualquier caso, a pesar del marcado carácter estético de un paraguas, tengo la sensación que aunque sea un modo rudimentario de guarecernos de la lluvia, creo que todavía no se ha inventado la tecnología que nos proteja del mismo modo que lo hace un paraguas. Si, ha habido intentos -veánse los chubasqueros y los goretex-, pero allí no se crea un ambiente de protección, de hogar pasajero; sino que evitas que la lluvia moje tus ropajes, que es algo bastante diferente. Y no me meto en este tema, pero lo mismo podría decir de su primo-hermano, la sombrilla o parasol.

En mi caso, en este momento, poseo dos paraguas. El primero, plegable con dibujos de alces, lo compré en una tienda des recuerdos de Estocolmo el otoño pasado y creo que le quedan tres o cuatro usos. El pobre no soportó la primera racha de viento que le dio de pleno y tiene al menos dos varillas rotas. Sin embargo, si la lluvia no es muy fuerte, guarece y protege. Así que lo llevo conmigo en el bolso por si cae chiribiri. El segundo, es un maravilloso paraguas XXXL de colorines varios que mi amiga MCarmen –un beso desde aquí- me regaló traído directamente de los Países Bajos –donde llueve, llueve y llueve-. Ese paraguas suele dormir en mi despacho por si un día me pilla desprevenida la lluvia y he olvidado de coger el otro, el plegable.

Por el momento, no me suelo mojar demasiado. Eso sí, los días de sol, los paraguas y yo, respiramos con alivio.