lunes, 28 de julio de 2014

SOBRE NATURAL



Como persona completamente urbanita que se siente a sus anchas en medio de asfalto, cines, teatros, restaurantes y el anonimato, he de reconocer que hay ciertos fenómenos de la naturaleza contra los que ningún espectáculo del mundo puede competir.

En primer lugar, están los elementos básicos como el agua o el fuego que tiene un efecto tremendamente relajante. En ciertas ocasiones, son capaces de limpiar la mente de todo pensamiento y llenarla de pureza. ¿Quién no se ha quedado horas mirando una hoguera o un mar infinito?

Por otra parte, la naturaleza posee también una vertiente muy diferente, mucho más espectacular y llamativa, consistente en mostrar un atisbo de su tremenda magnitud en contadas ocasiones. En mi caso, mis tres espectáculos favoritos de la mano del señor Universo han sido:
  1. Las auroras boreales: Probablemente el espectáculo más bello, impresionante y corta alientos que he visto nunca. No sólo impresiona su belleza, el verde intenso del que se llena todo el cielo, sino también su velocidad. Es un espectáculo que dura unos 15 minutos y su precio es la fortuna de estar en el sitio adecuado con el cielo despajado adecuado. 
  2. Los eclipses de Sol: Ese momento, instantes antes de que el Sol quede totalmente cubierto en que la temperatura desciende bruscamente, los pájaros se callan y la luz se apaga es espeluznante, por muy bien que entendamos el proceso físico por el que ocurre. No puedes articular palabra mientras dura y puedes palpar la pequeñez de la humanidad.
  3. Las mareas gigantes: Este fenómeno acabo de comprobarlo este fin de semana en el Mont Saint Michel, uno de los sitios de la Tierra con mareas más potentes. Que el mar se retire más de 15 kilómetros para que los mundanos tengamos un poco de tregua para conocer su territorio y que vuelva a una velocidad de vértigo –poéticamente se dice que la de un caballo al galope- para cubrir aquel lo que le pertenece, me parece apabullante. Además, con horario exacto, como si fuera un autobús. 
Una entiende perfectamente porque numerosas culturas adoptaron la naturaleza y a los astros como Dioses. Espectáculos como estos son dignos de los Dioses más bien dotados y son ellos los que se dignan a mostrárnoslo para que no se nos olvide lo frágil que somos. Entendamos o no la ciencia que hay detrás, esto no se nos debería olvidar nunca.

Imaginó que un paladín descubre en la Luna todo lo que se había perdido en la Tierra, las lágrimas y suspiros de los amantes, el tiempo malgastado en el juego, los proyectos inútiles y los no saciados anhelos. 

Ray Bradbury Crónicas Marcianas.

2 comentarios:

  1. Me encanta la música que has seleccionado. ¡Creo que Björk le va de maravilla a todo cuanto dices! Saludos, Timonera.

    ResponderEliminar
  2. Luz: ¡Gracias! La música de Björk es, de alguna manera, sobrenatural también, ¿verdad? ¡Saludines!

    ResponderEliminar