sábado, 6 de septiembre de 2014

DE NOVELA AÉREA

Lo creáis o no, hoy me he encontrado a Mario Vargas Llosa. Así, como lo digo. Al poco de comenzar un fin de semana fugaz con motivo de la boda de unos amigos, he aterrizado en Barcelona a primera hora de la mañana, y poco después de salir del avión, me he cruzado con alguien que se parecía mucho a él… Y en efecto era él.

Como ya viene siendo habitual cada vez que me encuentro a alguien bien conocido, me he lanzado, le he saludado, dado la mano, le he contado que me había sumergido en muchos de sus libros en mi vida -que, por cierto, muchos de ellos han sido comprados y consumidos en aeropuertos- y le he agradecido los buenos ratos que he pasado con sus historias tan cerca de mis sueños. Y él, a su vez, me lo ha agradecido. La verdad es que me he quedado petrificada. Nunca pensé que pudiera darle la mano, mirar a los ojos y sonreírle a un premio Nobel de Literatura –con el que además compartimos fecha de cumpleaños-. Increíble.

Sin embargo, me ha dejado bastante preocupada el hecho de que no he visto ni atisbo de reconocimiento a su alrededor. Generalmente, cuando me he encontrado a gente “famosa”, como actores, actrices, músicos, directores de cine, etc… Suelo ver un movimiento de masa a su alrededor. Algo parecido a saber que existe materia oscura en el universo sin verlo. Sin embargo, en el caso del señor Vargas-Llosa, el movimiento ha brillado por su ausencia. Creo que casi nadie le ha reconocido. Me juego un riñón a que si se hubiera tratado de cualquier personaje que abundan en esos seriales que ocupan las televisiones por las tardes, y cuyo trabajo consiste en insultar, berrear y ser maleducado, todo el mundo se habría volcado con ellos. Sin embargo, nadie parece notar la presencia de alguien que ha deleitado la mente de tantas personas a nivel mundial, que nos ha extasiado con historias, con diálogos, con lenguajes inusitados, con descripciones tremendamente realistas de parajes y épocas que nunca llegamos a vivir. Me parece triste. Muy triste. Tremendamente triste.

Y nadie nos salvamos de esto. El cine, como quizá la literatura, como quizá el arte en general es algo que todos podemos llegar a usar si lo cultivamos suficientemente y por lo tanto, podemos estar más acostumbrados a sus protagonistas. Sin embargo, es casi seguro que alguna vez en nuestra vida viajaremos al lado de un premio Nobel de física o economía; compartiremos mesa con el descubridor de una vacuna tremendamente efectiva; haremos cola detrás de descubridor del primer exoplanetas, etc, etc… Y nunca seremos conscientes. Supongo que inevitablemente siempre será así. Seguiremos estando solos en nuestra lista particular de valores que admirar.

Gracias a él, descubrí que la predisposición para los idiomas es tan misteriosa como la de ciertas personas para las matemáticas o la música, no tiene nada que ver con la inteligencia ni el conocimiento. Es algo aparte, un don que algunos poseen y otros no.

Travesuras de la niña mala. Mario Vargas Llosa

7 comentarios:

  1. Se es célebre por algo que merece reconocimiento; se es famoso por cualquier cosa. Una experiencia divertida es comer con la tele puesta mientras se emite un programa del "corazón". Este verano me ha ocurrido varias veces. No sé de quién hablan, me es más lejano que la mecánica cuántica. Sin embargo, parece que la gente sabe quiénes son.

    Alguna vez en clase, en Bachillerato, hago dos preguntas. Primero pido que levanten la mano los que conocen a Belén Esteban: pleno. Después, solicito que alguien me diga UN nombre de UN científico actual: ni uno. Hablamos de Bachillerato. La estulticia es peor que el ébola.

    Dile de mi parte a don Mario que cuenta con un admirador por aquí. No incondicional. De hecho, me parecen muy flojas sus últimas obras, ejercicios de estilo que se leen por la calidad de la prosa de su autor, pero que no están a la altura de su producción anterior. Casi caigo en la depresión por leer "La ciudad y los perros" nada más volver de la mili: culpa suya.

    Eso sí, yo no me acerco nunca. Incluso voy a la Feria del Libro y no pido que me firmen los libros por el pudor que me produce decir tonterías a los autores que admiro. ¿Tengo que ir al psi?

    ResponderEliminar
  2. Atticus: Si, a mí me pasó algo parecido en una obra de teatro contemporánea en el que introducían nombre de estos personajillos y a mi alrededor todo el mundo los reconocía. Muchos golpes me tengo que dar en la cabeza para que aguante un programa de estos más de cinco minutos. En la vida hay demasiadas cosas interesantes para hacer, como para perder diez preciados minutos en eso.

    Y qué triste lo que cuentas sobre tu experiencia con tus alumnos. Lo cierto es que si ellos no lo saben, es porque -profesores, padres, la sociedad- no les estamos proporcionando los valores adecuados.

    Con D. Mario ya gasté mi ticket regalo, me temo. En todo caso, yo también tengo preferencia por su primera época.

    Y no, no creo que tengas que ir al psicólogo. Yo siempre he pensado que las cosas buenas hay que decirlas. Y, para un artista, que alguien se le acerque y le diga que ha disfrutado con su obra, creo que es ofrecerle un regalo. En mi caso, siempre se me ha correspondido con agradecimiento.

    Te reto a que si ahora te encuentras al señor Vargas-Llosa, te le acerques y le comentes tu opinión sobre su obra. Seguro que se pondrá contento y, con esa voz aguda -¡qué sorpresa!-, te lo hará saber.

    ResponderEliminar
  3. ¡Jolín, Timonera! ¡Qué regalo te brindó la vida! Esto sí que es empezar bien septiembre y todo lo demás son tonterías, jajaja... En mi caso... Soy un poco demasiado tímida, mucho, y no me acerco nunca por no importunar, sea quien sea... ¡ y mira que he tenido al lado desde a Iker Casillas (personaje hiperconocido) a Alberto Corazón (un genio del diseño del que la mayoría de la gente no sabe nada)!

    No obstante, supongo que gustará, especialmente si las personas que se acercan lo hacen con cariño. Dentro de poquito saco un pequeño poemario y... creo que me pondría requetecolarada si alguien se aproximara a decirme algo... Jajaja... Pero se lo agradecería, por supuesto que sí, mucho.

    ¡Saludos, Timonera!

    ResponderEliminar
  4. Luz: Si, la verdad es que fue llegar a España y encontrarme a este recibimiento... :). Te digo lo mismo que a Atticus, estoy convencida que cualquier persona que admires va a estar encantado de que alguien le diga que aprecia su arte, su trabajo. Te recomiendo que pruebes una vez al menos, a ver qué tal.

    Aprovecho para pre-felicitarte por tu poemario y para preguntarte si lo podremos leer en tu blog. Espero que si. ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  5. Luz: ¡Estupendo! Y, ¡gracias a tí!

    ResponderEliminar