lunes, 27 de julio de 2015

HILOS CONDUCTORES



El amor de Justine era como una piel en la que Nessim estaba cosido, como Hércules niño; y los esfuerzos de Justine por realizarse, lejos de alejarla, siempre le habían acercado a él. El mundo no comprende esta clase de paradoja; lo sé, pero tuve la impresión de que Nessim la entendía y aceptaba de una manera imposible de explicar a quien no puede separar el amor de la idea de posesión. 

Justine. El cuarteto de Alejandría. Lawrence Durrell

No hay comentarios:

Publicar un comentario