miércoles, 14 de octubre de 2015

LA REALIDAD DESENFOCADA

A veces lo sesgada que puede estar nuestra visión del mundo me deja estupefacta. Como demostración apabullante, intentad solucionar este enigma y, luego seguid leyendo.



En efecto, ¿cómo no darse cuenta de que la farsante era la dama de las petunias, no? Y bien… El hecho de estar tan pendiente a captar algún signo que delate al culpable en alguno de los tres personajes, nos hace olvidar completamente el resto del paisaje. ¿No es eso impresionante? Un ejercicio similar, lo comentamos también hace tiempo por estos lares.

Lo cierto es, que a su vez, esta capacidad nuestra de abstraernos del entorno me causa bastante inseguridad… ¿Cuántas cosas importantes nos estamos perdiendo a cada minuto prestando atención en otras que, quizá no lo son tanto? ¿Cómo saber a qué prestarle atención, a qué debemos darle prioridad?

Me imagino que estas preguntas son, casi con toda seguridad, incapaces de contestarse a priori. Quizá sólo a posteriori, y con ayuda de otros puntos de mira completamente diferentes –difíciles de encontrar en personas que tienen una evolución parecida a la nuestra- podemos llegar a ser conscientes.

Así que, en resumidas cuentas, este experimento concluye con una alegato a la humildad para aceptar, que uno mismo no es capaz de observar toda la realidad y lo que es más, la parte más interesante de ésta. Mantened los ojos abiertos.

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