domingo, 15 de noviembre de 2015

SENSACIONES

Hablar de violencia, de radicalismo y extremismos es tan complicado que no se hacerlo. Así que me voy a limitar a contaros con una aproximación muy burda en formato palabras, de cómo debe ser vivir en país con esos ingredientes. Lo puedo contar, porque este viernes, 13 de noviembre, vivimos en París un simulacro tremendamente realista.

A estas alturas, todos sabemos lo que ha pasado. Lo de siempre, la falta de educación, la ausencia de autorreflexión y una carencia de personalidad propia lleva a masas de personas a hacer actos que no tienen ni pies ni cabeza. Eso no importa demasiado, mientras no afecte al de al lado, o al de al lado a la enésima potencia. Es entonces cuando te sientes indefensa, y frágil y pérdida. Cuando las reglas del juego cambian sin tu consentimiento. Y te preguntas cómo debe ser vivir todos los días en una tortura similar.

Este viernes, cuando allí fuera unas manos impasibles disparaban contra jóvenes que tomaban algo, cenaban o escuchaban un concierto como yo tantas veces he hecho en esos mismos bares y esa misma sala, tuve la fortuna de estar viendo una película en unos cines cerca de mi trabajo. Cuando ésta estaba terminando, algo de inquietud empezó a extenderse por el cine, un par de personas dejaron la sala bruscamente hablando por su teléfono y algunas otras miraban su teléfono sin parar. Allí nos enteramos que estaban matando, en París, en varios sitios, a cualquier persona, sin criterio, sin orden aparente ninguno. Joder, esa sensación es terrible, escalofriante y no se la deseo a nadie.

Cuando conseguí hablar con mi familia, me enteré que uno de los tiroteos (el del Bataclán) está a tan sólo cinco minutos de mi casa a pie, justo donde cojo el metro todos los día para ir a trabajar. Evidentemente, eliminé la opción de ponerme a seguro en mi casa. Luego me enteré que tampoco hubiera podido, porque habían evacuado la zona. Esa es otra vivencia horrible. Saber que el sitio que consideras tu casa, tu hogar, tu refugio, ha dejado de serlo.

Mientras nos apresuramos a ponernos a buen seguro, y cogíamos un autobús para ello, no dejábamos de mirar a nuestro alrededor, esperando ver, en cualquier momento a un loco con una metralleta, apuntándonos con una sonrisa despiadada. Tercera vivencia de pesadilla. No saber donde está el peligro y si te va a tocar a tí. Ésta, sin embargo, es algo que viene de fábrica y siempre estará con nosotros. Nuestro cerebro es capaz de hacernos olvidar que la muerte, cualquier tipo de muerte, nos puede acechar en una esquina cualquiera. Pero la realidad es la que es, seamos conscientes o no.

Finalmente, la sensación de, aún estar a seguro, saber que podrías haber sido tú. Que si eso hubiera sido de lunes a jueves, tenía muchas papeletas de que me hubiera tocado la china. Mismo sitio y misma hora, sólo que un día afortunado. Lo poco que hace falta para que las auténticas prioridades salgan a flote. Levantarte por la mañana y mirar el periódico esperando encontrar muchos más masacres. La espera de la bomba de relojería. Monstruosa y despiadada sensación.

Y aún así y con eso, hoy, cuando he entrado en mi casa finalmente, y he visto que todo estaba en orden, que mi barrio parecía más o menos tranquilo –la gente en sus terrazas, los comercios abiertos, los autobuses y metro con normalidad-, he experimentado una última sensación: la de alivio, la de sentirme tremendamente afortunada -una vez más-, la de saber que la vida me ha dado tregua, que esta vez no me ha tocado a mí, ni a los que quiero, que las cosas importantes son muy pocas y muy claras, que la vida puede ser tan corta que mañana, ya no estemos aquí.

Paz y amor desde aquí a la gente importante, ésa que hacéis del mundo un lugar habitable al fin y al cabo. Mi más enorme gratitud a todos los que durante este fin de semana me habéis mandado más de trescientos mensajes, llamadas y correos.

La guerra como sublimación del caos. Un orden con sus leyes disfrazadas de casualidad. 

El pintor de batallas. Arturo Pérez-Reverte

12 comentarios:

  1. Me he acordado de ti estos días. No te conozco y por eso no podía mandarte mensajes ni wsps ni cosas así, pero te leo siempre y me interesa lo que cuentas. Tengo familia en París, he estado alguna vez. Y alguno de los sitios que nombras, los barrios, los conozco. Me alegro de que estés bien. Cuando algo así nos toca tan cerca lo sentimos más real. Un muerto no vale más que otro, pero hay crímienes que nos soliviantan más, por su intensidad, por sus circunstancias, porque hemos estado allí, porque conocemos a alguien.

    Yo tampoco quiero hacer análisis baratos: matar a un hombre no tiene perdón de Dios. Desde luego, no lo debe tener de los hombres. Renuncio a entender: matar a una persona es solo eso y nada más que eso. Las motivaciones de los asesinos no justifican. Me alegro de que estés bien.

    El terrorismo ha triunfado porque tenemos miedo, porque aceptamos que nos humillen en los aeropuertos, que nos registren, que nos hagan pasar bajo máquinas que nos gritan. Tenemos miedo de ser los siguientes, de que ese concierto sea el último y ese beso que damos a alguien ofenda a los puros, a los iluminados.

    Perdona si desvarío. Es difícil ser ecuánime en esto. Me alegro de que estés bien. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Atticus: Muchas gracias. Estoy bien, algo desorientada, pero bien. Lo mejor de estos días es cuantificar la gente que le importas. Así que gracias.

    Si, yo tampoco puedo juzgar o entender. Entiendo que son gente enferma que no hubieran hecho nunca eso con otra educación. Sin embargo, condeno con todas mis fuerzas lo que hicieron. A veces la humanidad me fascina por su increíble capacidad de hacer las cosas bien, pero otras veces, no hay por donde cogerla.

    Curiosa tu teoría del triunfo del terrorismo por el miedo... La verdad es que no lo había pensado. Me ha sorprendido gratamente ver que los parisinos seguían su rutina habitual pocas horas después. Más que una locura, lo he visto una postura de "no vais a conseguir darnos miedo", pero reconozco que yo no estoy todavía preparada.

    Un abrazo y gracias de nuevo.

    ResponderEliminar
  3. Me alegro mucho de que estés bien. Tiene que ser una situación muy extraña en un sentido negativo.
    Últimamente he estado leyendo del tema. Durante un tiempo de mi vida creí que eran hechos puntuales y no merecía mucho la pena gastar tiempo en entenderlos en profundidad. Cada vez tengo más claro que no es así, es la misma guerra de siempre en la que estamos metidos de lleno y de la que no vamos a salir sin entenderla profundamente. Cuanto menos lo entendamos más vamos a sufrir y más estupideces se van a hacer para "solucionar" el problema. Creo que el problema no es solo una cuestión de educación, tiene mucho de cultural. En "occidente" conseguimos poco a poco sacar a la religión de donde no debía estar con mucha sangre y sudor, en estos países (y el las comunidades no integradas que hay dentro de Europa) no ha pasado esto. El islamismo tiene una visión muy clara de lo que tiene que hacer, es una ideología totalitaria y expansionista que aspira a guiar las vidas de todas las personas; además es muy apetecible para mucha gente. En cierto modo se parece al nacional socialismo de hace 85 años. Mientras exista, la guerra está garantizada.
    Te recomiendo leer este artículo en The Atlantic:
    http://www.theatlantic.com/magazine/archive/2015/03/what-isis-really-wants/384980/
    es muy largo pero muy interesante. A mi me ha servido para entender un poco más que está pasando en estos momentos de desconcierto.

    ResponderEliminar
  4. Ánimo, Timonera.
    Un abrazo desde Huesconsin.

    ResponderEliminar
  5. NudoMarinero: Gracias por tus palabras. En efecto, es una situación extraña, parecida casi a ver una película de terror sentada en tu butaca.

    Me parece muy acertada tu reflexión. Nada como entender un problema, para poder hallar su solución. Totalmente de acuerdo. La religión tiene un papel fundamental en esto y supongo que eso interesa a muchos poderes dominantes. Más allá de eso, no alcanzo a comprender mucho más. Así que leeré el artículo con interés. Gracias.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Poco puedo decir sobre este sin sentido... solo que te quiero mucho. No suelo decir esas palabras, hago mal, nunca se sabe hasta cuando vas a tener tiempo...
    Un abrazote!!
    Tricia

    ResponderEliminar
  7. Tricia: Gracias, linda, y yo a tí. Yo creo que si que las dices mucho más que la media ;).

    Besotes

    ResponderEliminar
  8. ¡Hola Timonera!! Suelo leerte, aunque no recuerdo si alguna vez te he comentado. Pero este post me ha llegado. ¿Sabes? Cuando me enteré de los atentados y empecé a preguntarme sobre conocidos que viven en París me acordé de ti y pensé "espero que esté bien".
    Todo lo ocurrido es tan brutal y tan triste...
    En fin, que me alegro mucho de que te encuentres bien
    Besos

    ResponderEliminar
  9. Unknown: Si, el amor siempre gana al odio. ¡Gracias!

    ResponderEliminar
  10. Marian: ¡Muchas gracias! Tanto por el comentario como por tus pensamientos. Yo también me he paseado por tu blog de vez en cuando, pero ahora te pongo en las recomendaciones para que no se me pase.

    Si, lo ocurrido es escalofriante, horrible, triste... y yo pienso y pienso cual es la lección que podemos aprender de esto y no veo otra más que la de no dejar nada para mañana.

    Un abrazo

    ResponderEliminar