viernes, 20 de agosto de 2010

MATEMÁTICAS



El otro día me comentaba una compañera que había recuperado una agenda con números de teléfono y direcciones –de esas que, por cualquier motivo, siempre acabábamos comprándonos una nueva cada año- y se había sorprendido al ver que no recordaba casi ni la mitad de ellos. La verdad es que éste hallazgo me produjo entre escalofríos y curiosidad…

Por ejemplo, ¿Cuántas personas hemos llegado a conocer en nuestra vida? Si entendemos por conocer, haber estado más de diez minutos hablando o en compañía de esa persona, supongo que podríamos decir que entre 5000 y 10000 –siempre hay excepciones claro, probablemente si eres un guía turístico, embajador o profesor, conozcas más-. Aún así, esta cifra ya causa un ligero vértigo porque, ¿cuántas de estás personas tenemos contacto, nos llamamos, nos vemos de vez en cuando o sabemos de ellas? Probablemente, podremos decir los más afortunados –en los que me incluyo- unos 1000, tirando por lo alto. La diferencia, simplemente se disipa.

Pero aún hay más. Si ahora hacemos una estimación de las personas que nos hemos cruzado en nuestra vida, definiendo cruzarse, como al menos habernos mirado a los ojos –es decir, en una manifestación de dos millones de entes, probablemente nos habremos cruzado con 500-, nos puede salir alrededor de dos o tres millones.

Se dice pronto. Millones de personas que en algún momento pudimos cambiar sus vidas o ellas las nuestras. Individuos que si hubiéramos ejercido unas palabras, besos o abrazos quizá se hubieran convertido en amigos entrañables, amantes inolvidables o espejos insoldables. Sujetos que hoy tienen una vida llena de emociones, placer, amigos, lágrimas, magia… o que en algunos casos, están muertos – en la práctica casi todos lo están-.

Y por no hablar de los aquellos con los que nunca hemos interaccionado de ningún modo. Si estimamos la población mundial en unos 6000 millones de personas, hagamos cuentas, nos queda por conocer prácticamente 5997 millones de personas en el mundo como poco. Muchos de nosotros, probablemente moriremos habiendo conocido como mucho 30 de los mil millones de indios en el mundo.

Llegados a este punto, sólo nos queda aceptar que nuestra vida se ciñe en un 99% de azar. La criba de 1000 personas que acabamos teniendo cerca, son resultados de nuestros actos, pero nuestros actos son producto de una concatenación caótica de hechos aleatorios… Gracias, azar.

4 comentarios:

  1. En todo caso es un placer que la casualidad me haya puesto en tu camino...

    Un gran placer leer reflexiones tan inteligentes.

    Un abrazo fuerte !

    Manué.

    ResponderEliminar
  2. Manu: Ya lo creo, mi niño. Es genial que el azar nos echara un guiño para coincidir en ese despacho de Paris...

    Inteligentes, no se... Es matemática básica, jeje :) Hablamos pronto. Muchos besos.

    ResponderEliminar
  3. El ego humano nos hace pensar que somos capaces de manejar el mundo pero… está claro que, nos guste o no, somos simples marionetas del azar…
    Qué ganas de darte un abrazote guapa¡¡¡
    Muaaaaaaaaa

    ResponderEliminar
  4. C. Dubitatus: Si, y sólo tenemos ciertos momentos de lucidez en los que nos damos cuenta...

    ¡¡Yo también tengo mil ganas de verte!! ¡¡Muaaa!!

    ResponderEliminar