sábado, 20 de noviembre de 2010

POMEANDO

¿Alguien se ha planteado alguna vez lo realmente importante que son algunas cosas para nuestra vida y la remota noción que tenemos de sus existencia? Recuerdo que la primera vez que pensé esto conscientemente fue sobre los 25 años -me costó un poco, lo se- cuando el pomo de la puerta de mi casa se rompió.

Si, parece un nimio detalle sin importancia, pero… el pomo es importantísimo a la hora de cerrar puertas… -si, también puede entenderse metafóricamente, como siempre- . ¿Cómo sino cierras una puerta si, por ejemplo no tienes la llave? ¿a soplidos? Ésa es la función primordial del pomo, un punto del que tirar hacia ti la puerta para cerrarla. La gran mayoría de nosotros nunca habríamos dedicado el más mínimo pensamiento a este objeto casi invisible, a no ser que en algún momento deje de funcionar. Ese es el momento en que nos percatamos de que por muchas puertas, ventanas, mesas o sillas que tengamos… Todo eso no funciona sin la participación fundamental de algo más básico: el pomo.

No sólo eso, en el mundo tiene que haber fábricas de pomos, chavales que hayan ido a la Universidad con el dinero que sus padres ganaban haciendo pomos, diseñadores de pomos de última generación, y me atrevería a decir, que incluso existe una amplia teoría sobre qué pomo es más adecuado para qué puerta y porqué. Cosas que una enorme proporción del mundo jamás se planteará.

De esto se desprenden dos grandes consecuencias: la primera, como bien comentaba Juano no hace mucho -un abrazo desde aquí-, nada es tan importante, algo que importa a un puñado de personas en el mundo no puede ser tan importante. Sin embargo, y ahí va la segunda, cualquier grande empresa o gran proyecto –cerrar una puerta, léase con el sentido que guste- necesita de pequeños y modestos pasos sin importancia aparente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario