Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años, puebla un espacio de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.
J.L Borges
A veces hay rachas en la vida en la que todo se acelera. Y lo curioso es que ninguna de esas ocasiones se parece a la otra. Cada una de esas colecciones de rachas que te sopla la vida se acelera a su manera. No voy a decir que no me gusten, la vida sin ellas sería verdaderamente insípida, pero es cierto que en medio del torbellino resulta un tanto angustiante y agotador levantarte pensando que te deparará el día de hoy.
Es una sensación con sabor agridulce aún así. En muchas ocasiones, la vida te da unas sorpresas geniales en forma de teatro californiano con sabor a amigotes que quita el sentido –un besazo desde aquí a esas valley girls-, pero en cambio por otras deja ver el carácter de arena movediza que tiene mucho de lo que hasta ahora creíamos que era tierra firme… y todo se vuelve más irreal.
Si, hace tiempo que se avecinaba. Olía a tormenta en el ambiente –un olor maravilloso por cierto-. Es algo parecido a cuando de pequeña veía Planeta Imaginario, me maravillaba la dimensión escondida de todo aquello –orquestada con aquella extraña variación de la Arabesca de Debussy-, pero a la vez me parecía siniestro, absurdo y amenazante. Es como atravesar una novela de Murakami, donde allá fuera hay otra historia complementaria a ésta y aún más allá, algún lector misterioso va intercalando los capítulos hasta que al final todo converja, tenga sentido y suspiremos satisfechos.
Creo que tiene usted razón, señor Faulques, dijo. La tiene en eso de las reglas y las rayas del tigre y las simetrías ocultas que de pronto se manifiestan, y uno descubre que tal vez siempre hayan estado ahí, dispuestas sorprendernos. Y es verdad que cualquier detalle puede cambiar la vida: un camino que no se toma, por ejemplo, o que se tarda en tomar a causa de una conversación, de un cigarrillo, de un recuerdo.
Qué grande el Planeta Imaginario. Yo de pequeño tampoco entendía nada, pero seguía mirando fascinado y aterrado. Al final te acostumbras. Eso es más o menos la vida ¿no?
HombreRevenido: Si, era una caja de sorpresas... incomprensibles, pero que te transmitían un nosequé que te hacían seguir mirando. ¡Que lo vuelvan a emitir!
En cualquier caso, la vida a veces puede ser más surrealista incluso.
En estas páginas hay espacio para la reflexión, las bitácoras, los viajes estelares y los terrenales, las experiencias compartidas y todos aquellos instantes que hacen cada sitio, cada momento de nuestra vida, un lugar inolvidable. Bienvenid@.
We do not grow absolutely, chronologically. We grow sometimes in one dimension, and not in another; unevenly. We grow partially. We are relative. We are mature in one realm, childish in another. The past, present, and future mingle and pull us backward, forward, or fix us in the present. We are made up of layers, cells, constellations.
Anaïs Nin
Qué grande el Planeta Imaginario. Yo de pequeño tampoco entendía nada, pero seguía mirando fascinado y aterrado. Al final te acostumbras. Eso es más o menos la vida ¿no?
ResponderEliminarHombreRevenido: Si, era una caja de sorpresas... incomprensibles, pero que te transmitían un nosequé que te hacían seguir mirando. ¡Que lo vuelvan a emitir!
ResponderEliminarEn cualquier caso, la vida a veces puede ser más surrealista incluso.