domingo, 9 de octubre de 2011

¿HAY ALGUIÉN?

Hace ya algún tiempo siento un gran incomodidad ante la presencia física vacía que cada vez tiene más y más gente.

Si, me estoy refiriendo a la gran falta de respeto que me parece usar el móvil o las nuevas tecnologías cuando se ha quedado con otra persona para tener un encuentro cara a cara y más aún si además, sólo se ha quedado con una y solo una. Ala, ya lo he dicho.

Nadie estamos exentos de estar inmersos en el mundo de las mil y una maneras de comunicación varias –algunas superficiales a más no poder, otras algo menos- pero cuando disponemos del valioso tiempo de alguien, quien nos está regalando su presencia y nos dedicamos a establecer un “contigo o sin ti” con alguien más a través de un aparato compuesto de chips y plástico, es que en realidad no estamos disfrutando tanto de esa presencia. La parte buena es que esto es un método infalible para identificar de un golpe certero la gente a la que, en realidad, no le importas demasiado.

Como comentaba hace unos días Elvira Lindo en un fantástico artículo publicado en el País, de nada sirve decir “cuánto te hecho de menos”, “qué ganas tengo de verte”, “tengo que contarte tantas cosas”, si después te van a mira un par de veces a los ojos, vas a tener que esperar media hora a que la otra persona cuelgue el teléfono mientras escuchas una retahíla de palabras que no te incumben proclamadas entre guiños desconocidos para ti –eh, que también se puede decir, “te llamo más tarde”- o todo lo que te tienen que contar implica enseñar cosas que se guardan en un cacharro con teclas.

Lo que más me aterra de todo esto, es que estamos perdiendo el gran placer de entablar una conversación con todos sus ingredientes: miradas, expresiones, tonalidades… a costa de nuestra “buena educación” que nos hace callarnos y no exigir el valor de nuestro tiempo presencial.

4 comentarios:

  1. Tienes toda la razón.

    Y yo soy el primero en asumir mis culpas. Se empieza en el trabajo, mirando cada dos por tres los correos de la Blackberry y se acaba haciéndolo de forma compulsiva.

    ResponderEliminar
  2. HombreRevenido: Si, quien más quien menos, todos hemos tenido algo de culpa alguna vez. Además, el mundo afectado que lo acepta con un encogerse hombros –tiene que trabajar, dicen- ayuda a que lo vuelvas a repetir cada vez menos disimuladamente.

    En fin, me pregunto cómo tendremos que comunicarnos con nuestros hijos en unos años…

    ResponderEliminar
  3. Completamente de acuerdo....

    Siempre voy un paso por detras de mi generacion con respecto a la tecnologia... Eso me hace ver las cosas buenas y las malas...

    Y creo que el problema no esta en la tecnologia en si misma, en el movil, iphone, internet, o lo que sea... El problema es que no se ha hecho una reflexion sobre las NUEVAS normas de educacion que se deben hacer vigentes tras la llegada de NUEVOS codigos de comunicacion...

    Es decir...

    No es de mala educacion enviar un mensaje, responder una llamada, que suene el movil...

    Si es de mala educacion enviar un mensaje mientras otra persona nos esta hablando, responder una llamada en un autobus, o en una mesa sentados, rodeados de gente, que suene el movil en un hospital, en un cine, en un teatro...

    Creo que estos problemas se solucionarian con un poco de educacion... un poquito... eso tan poco habitual en estos tiempos de cambio, extraños (y maravillosos)...

    Un abrazo fuerte, y disculpa por el toston que te he soltado...

    ResponderEliminar
  4. Manu: Completamente de acuerdo… La educación, la comunicación y el respeto es la solución a tantos tantos problemas…

    Nos han dado un montón de juguetitos nuevos, pero ninguna lección de uso comunitario. Y, si por un momento nos hicieran reflexionar a todos sobre lo que es respetuoso y no, la gran mayoría de nosotros estaría totalmente de acuerdo.

    Así que… probemos nosotros a educar entonces un poquito a los de nuestro alrededor.

    Otro abrazote para ti.

    ResponderEliminar