jueves, 22 de agosto de 2013

VUELTA CIRCULAR

Se acabó lo bueno, ya estamos de nuevo en Granada, calurosa, polvorienta, vieja conocida. En mis venas traigo unos cuantos libros merendados con deleite, uno rayos de sol de los sures europeos, un siroco embadurnando mi equipaje, un aroma de un Aragón majestuoso y montañoso a la vez que tímido y humilde enraizado en mi alma, una buena ristra de abrazacos, reencuentros, risotadas, conversaciones y acelerones, la visión de unos padres inigualables, la emoción de unos sobrinos revoltosos…

Todo esto mezclado con algo más de ímpetu para encarar mi recta final –que ya no me atrevo a decir definitiva- en tierras andaluzas y saborear ese sabor picante y amargo que tienen las clausuras en el horizonte.

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