sábado, 19 de marzo de 2016

LETRA E



Hace unas semanas he empezado a hacer un curso de francés "a la carta” con profesora particular- toda-para-mí, en el que yo le pido que hagamos lo que no domino bien o no entiendo. Muchísimo más eficiente que un curso convencional. El objetivo es perfeccionar y pulir lo que para mí es el aspecto más complicado del francés: la fonética.

El otro día, sin ir más lejos, estuvimos repasando sobre la letra “e” –que no la letra A- y lo cierto es, que esta letra se las trae, al menos en las otras tres lenguas que hablo –desafortunadamente, la gran mayoría de los mortales tenemos que conformarnos con un número limitado de lenguas que dominar-.

Por ejemplo, en francés, ¿porqué la letra "e” si se escribe “e” se pronuncia más bien cómo una “/o/” y su símbolo fonético es una “[ə]”? *  Lo curioso del caso es que, además, casi siempre que veamos una “e” en una palabra, tenderemos a pronunciarlo de esta manera. Sin embargo, en francés, podemos pronunciar el sonido “/e/” a la española, con grafía fonética [e], pero sólo se refiere a unos pocos sonidos (la e cerrada). Y si, si, señores, porque luego existe la “e abierta” ([ɛ] en fonética), que se pronuncia un poco como si un granaíno dijera "/los limoneeee/" (un abrazo desde aquí a mi amigo Javi, que siempre imitaba a los granadinos con esta palabra). Vamos, un lío. Y nótese que no me estoy metiendo con la ortografía, que ahí entraríamos en otra discusión –aunque es cierto que sabiendo diferenciar el sonido, es mucho más fácil escribir bien-.

Y diréis, si… es que el francés, se las trae. Ya, ya… Pero bueno, los catalanes también tienen sus “e” sonoras y sus es sordas –no sorprendente, ya que tiene mucha similitud con el francés-. Pero, si nos vamos a un idioma sajón, el inglés… ¿A qué llamar a la letra “e”, /i/?, Amos venga.

De todas formas, puede parecer ésta una publicación quejumbrosa, pero no lo es. En realidad, me está gustando esto de la fonética. Algo tan simple como aprender un alfabeto y utilizarlo, parece una pérdida de tiempo, pero resulta que luego vamos a poder aplicarlo allá donde vayamos, y eso, es una inversión de futuro. Entrenar tu lengua, tus dientes y tus labios a que pronuncien sonidos jamás pronunciados es, cuanto menos, un reto. Y mi reto –y mi plan secreto, y uno de mis sueños- es, que un día los franceses no sean capaces de diferenciarme de otro de sus compatriotas –al menos, desde el punto de vista lingüístico-.


* El sonido del alfabeto fonético se representa entre corchetes y la pronunciación entre barras

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