domingo, 26 de octubre de 2008

ANTICUERPOS

Alguien me explicó, no hace mucho, que si no existiera el dolor, nos habríamos extinguido como raza humana, porque precisamente es lo que nos hace apartar la mano del fuego cuando nos quemamos y no morir abrasados, por ejemplo. Sin embargo, ¿qué ocurre con la cobardía? Es ¿kind of the same? -Me encanta está expresión-. ¿Es la cobardía una especie de anticuerpo humano? Si no tuviéramos miedo de lo desconocido, de no controlar los resultados de nuestras acciones... ¿Las circunstancias nos permitirían seguir adelante?

Siempre recuerdo un cuentito de niños que me leyeron una vez. Hablaba de un elefante que de pequeño le habían atado su pata a un tronco y tiraba y tiraba y nunca podía soltarse. El elefante creció, pero ya nunca volvió a intentarlo... Sin saber que su libertad estaba a un simple estirón. Me aterra que eso nos pueda pasar. Que nuestros miedos nos obliguen a perdernos las cosas más geniales porque nunca lo intentamos...

INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA AL RELOJ

Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

Julio Cortázar

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