¿Qué sería de nuestras vidas sin los manitas, esos seres entrañables, caja de herramientas en mano, peto a lo Mario Bros? En cada ciudad del mundo, en cada país, cuesta dar con los buenos, pero siempre están ahí.
Esas personas que con su cinturón mágico de herramientas son capaces de desatascar un desagüe, arreglar la calefacción, cambiar tres enchufes y arreglar un horno en un chasquido de dedos. Y lo que es más, normalmente son gente encantadora, que a la segunda vez que aparecen a salvarte la vida, te cogen cariño y no saben qué cobrarte. Consecuentemente, la situación acaba con una conversación de tres cuartos de hora y unas cervecillas cada vez que hay un desbarajuste doméstico.
¿No son fantásticos? Yo tengo la suerte de conocer a dos de los grandes: Tomás Lavadora, de Granada y Eric Ducha de Davis. Si, intuís bien, el nombre proviene del primer utensilio que me arreglaron. Ambos me han salvado de grandes apuros al instante y con una sonrisa en los labios. El mundo sin ellos sería mucho peor.
¡¡Va por ustedes!!
Adiós
Hace 4 años
Me alegro que hayas encontrado un Tomás lavadora en Davis!!que razón tienes, que haríamos sin ellos. El mio se llama suegro y además lo hace sin cobrar...
ResponderEliminarBesicos
M. Angeles: ¡Guapa! ¡Qué alegría verte por aquí¡ Así que hay un suegro microondas en Zaragoza ¿eh? ¡¡Qué bien!! Tenemos que hacer un día el congreso de los manitas del mundo... ¡A ver si te veo pronto! ¡Besos!
ResponderEliminarcomo me gustan los manitas!!
ResponderEliminarAnónimo/a: Me alegro mucho. Si te animas, te puedo presentar a los míos...
ResponderEliminarA ver si me encuentro un Pedro Bajos o algo asi ;)
ResponderEliminarUn abrazaco !
Manu: ¡¡Ole ese Pedro bajos!! ¡¡Jajajaaaa!!
ResponderEliminar¡Besotes corazón!