Se acaba un fin de semana de lo más reparador: muchas horas de sueño y de charla con buenos amigos, bañitos al solete, renovación de lecho con estilo rumbero –mucho más que un hecho físico-, comedias, poemas, descanso mental, ignorancia del reloj, cenas con amigos, sol, ropa limpia… Me siento mucho mejor.
Leer sin llevar la cuenta de los libros devorados en la última semana, engancharse a los programas de televisión más triviales, convertirse en una clienta asidua de los vídeo clubes del pueblo, aprovechar la benignidad del clima para salir a pasear por la playa, y proponerse llegar a una roca determinada, y dar la vuelta al lograrlo sin aspirar siquiera a la muda compañía de los cangrejos, encerrarse en la cocina de vez en cuando con un recetario de los difíciles e invertir mucho más tiempo del razonable en hacer una tarta irresistible para merendársela ella sola, y disfrutarla, fueron consolidándose como hitos apreciables en sí misma, habitaciones recién estrenadas y aún no exploradas del todo de una vida que sólo entonces empezó a ser distinta de las demás que había conocido.
Almudena Grandes. Los aires difíciles
Adiós
Hace 4 años
Qué bien chiquitina¡¡¡ Me parece que hemos tenido un fin de muy parecido...
ResponderEliminarUn abarzoteeeeeee¡¡¡
Muaaaa
C. Dubitatus: Jeje... Teniendo en cuenta que casi 1/10 del fin de semana, estuvimos juntas... ¡Qué bien sientan los amigos!
ResponderEliminar¡Otro abrazote para tí!