sábado, 24 de julio de 2010

CARRETERA PERDIDA

Para aquellos que no lo sepáis, vivo en una casita pequeñísima que da a un caminito de tierra, y éste desemboca en el mundo urbano, casi en pleno centro. La verdad es que adoro mi little cottage. Tengo unos tiestos para plantar mis cosillas –aunque mi vecino tiene una gallina que me cae antipatiquísima desde que se comió mis albahacas-, un trocito para tumbarme a la bartola, unos árboles frondosos y antiguos, un cielo bastante estrellado para tratarse de una ciudad estadounidense y un cri-cri relajante organizado por la asociación de grillos de la redolada.

Sin embargo, hay un pequeño factor que me hace plantearme uno de los temas recurrentes entre los Davisianos -¿estoy viviendo en una película?-. Muchos de nosotros, opinamos que Davis no es más que un show de Truman, donde todos aparentamos que no nos damos cuenta… En mi caso, mi camino está empezando a parecerse a una película de David Lynch.

Si, ese cine peculiar, onírico entre espeluznante y cómico, bien embutido en el inconsciente… -Siempre me acordaré de cuando fui a ver Inland Empire en un cine fantástico de Granada, El Granada 10, donde el camarero me invitó a la copa por haberme quedado hasta el final-.

El motivo por lo que digo esto es porque, muchos días me sucede algo curioso, nada más abrir la puerta, aparece un personaje pasando por mi camino –cosa que no va de paso para casi nadie-. A veces, se trata de un señor mayor con un chihuahua, que nunca me ha dicho ni una palabra, sólo me mira y mueve la cabeza en señal de aprobación, otras veces, un señor indígena con una mochila del año la polca, que siempre se detiene a beber agua enfrente de mi puerta, en ocasiones, un chico joven y desgarbado mirando a los árboles con cara de absorto…

Y pensareis, qué exagerada… Que no, que no. Aquí pasa algo, basta con abrir la puerta de mi casa, a cualquier hora, y aparece un -conocido o no- personaje, inconexo con el anterior y haciendo algo no demasiado lógico. He de decir, que me encanta. Es como abrir una caja de sorpresas y ver que te depara en su interior.

Si seguimos el hilo de conductor de peliculones como Mullholand Drive, Cabeza Borradora o Blue Velvet en breve, debería empezar a volverme loca… Dadme un toque cuando eso pase, no me lo querría perder. –Ah, ¿que ya lo estoy?- Vaya, me acabo de dar cuenta de que en mi casa todas las cortinas son rojas…

2 comentarios:

  1. Vivir mi vida como si fuera una pelicula, es uno de mis objetivos para este año... Que bien que tu ya vivas en una !

    Abrazo !

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  2. Manu: Si, es un buen objetivo... Aunque yo creo que tú ya lo tienes medio conseguido... Y sino, siempre podemos dirigirla nosotros mismos, ¿no? Besote

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