jueves, 5 de mayo de 2011

AQUÍ Y AHORA

Supongo que a todos nos ha tocado en algún momento de nuestras vidas sentarnos en una cena animada al lado de una persona que prácticamente no conoces y que sólo contesta con monosílabos. Además, cuando miras alrededor, ves al resto de la mesa enzarzado en diferentes conversaciones divertidas, interesantes o subyugantes. Un par de horas después cuando comentas el soporífero rato que has pasado con uno de tus amigos al otro extremo de la mesa, te mueres de envidia al ver que el otro se lo ha pasado genial.

También a veces nos toca a nosotros la buena suerte y caemos en el centro gravitatorio de la juerga de la mesa. Es más, algunas amistades han nacido gracias a un retraso del metro que provoca que llegues la última a la cena y te sientes al lado de una persona encantadora.

Y esto, que parece relativamente tonto –al final son un par de horas que intercambias con una persona conocida o al menos, conocida de tus amigos-, nos pasa continuamente en cada instante de nuestra vida. Cuando compramos un billete de avión a las 3.15pm porque no nos apetece trabajar en lugar de dos horas antes y, tres meses más tarde, conocemos a alguien interesantísimo en el asiento de al lado, cuando decidimos ir al baño antes de irnos a casa, en el trabajo y por tanto tenemos que tomar el siguiente autobús…

El caso es que no existe el lugar y momento adecuado, porque no se puede modelizar el caos –menos mal, porque con lo monopolizado que está el mundo, los mejores momentos valdrían horrores-. La genial película de Mystic River es un buen ejemplo.

El caso es que no podemos hacer nada más que estar atentos a los cambios a lo nuevo, a las fortunas y desventuras. Saber que lo viejo conocido está allí y explorar lo nuevo por conocer. Hacerle guiños a la suerte. Estar con los ojos abiertos. Palpar las atmósferas de cambio.

4 comentarios:

  1. Ese azar es maravilloso y a la vez inquietante.

    Porque cuando uno mira hacia atrás da la sensación de que las cosas no pudieron suceder de otra forma diferente. Y sí, pudieron. Da hasta miedo.

    ResponderEliminar
  2. HombreRevenido: Ya te digo. Pudieron, pero no controlábamos cómo ni sabemos si hubieran sido "mejores".

    Al menos sabemos que no se trata de una partida de ajedrez en la que podemos prever todas las posibles consecuencias de nuestros actos...

    ResponderEliminar
  3. ... Podria contar mi vida uniendo casualidades... que decia Ana, la novia de Otto, el piloto....

    Maravillosas casualidades que hicieron que un dia nuestros caminos se cruzaran...

    Maravillosa la casualidad que nos va a reunir dentro de poco... de muuuuuy poco...

    ResponderEliminar
  4. Anónimo: Maravilloso... Quizá esta casualidad desencadene en otra casualidad en la que encontremos lazos rojos por el mundo, o regalos, o concluyamos historias de tarjetas o revoluciones abrilescas... O...

    ... O quizá en otras todavía inimaginables...

    ResponderEliminar